Al final, se disiparon algunas dudas

Al final, se disiparon algunas dudas

Al salir del Juzgado Federal, el doctor Juan Carlos Morales dio la razón de los dichos que venía sosteniendo Vamos Compañeros, y lo hizo con pruebas en la mano y sin dejar lugar a dudas.

El Congreso del PJ fijó el 29 de marzo como fecha para cierre de listas. A pesar de que estaba en el punto tercero del orden del día, no determinó fecha de internas. Su directiva al Consejo Provincial es de cumplimiento obligatorio a tenor de lo que dispone el artículo 21 inciso 1 de la Carta Orgánica. La decisión consta en un instrumento público, y ha sido refrendada por el juez federal Juan Carlos Vallejos. 

El juez Federal Juan Carlos Vallejos, en la resolución 51, dictada en plena feria judicial de enero, a instancias del afiliado José Rodolfo Martínez Llano, se remite a lo resuelto por el Congreso Provincial según el acta de la Escribana Varese de Chaín, y da por válida la fecha del 29 de marzo como fecha de cierre de listas. Más claro echale agua. El doctor Juan Carlos Morales canceló sus vacaciones pero, como está visto, no perdió tiempo. Produjo resultados que están a la vista.

En esta nota, EL LIBERTADOR revela la documental resultante del cónclave celebrado el pasado 29 de noviembre en Luz y Fuerza. El propio presidente del órgano partidario, Eduardo "Botón" Galantini fue quien puso a consideración, tal como consta en el acta rubricada por la escribana Claudia Varese de Chaín, el día para el cierre de listas para cargos electivos y partidarios y lo hizo luego de reconocer explícitamente que tenía razón la posición sustentada por el congresal Marcos Maidana respecto a las internas partidarias. El Juzgado Electoral, con la firma del juez Federal subrogante, Juan Carlos Vallejos ratificó por resolución 51 de fecha 13 de enero de este año que el cierre de listas será el 29 de marzo. Por aquello que una foto o una imagen vale más que mil palabras, se publican dos facsímiles que cierran toda discusión. Se trata de una escritura pública que se realizó a requerimiento del apoderado del partido, firmada por éste al concluir, y agregada por el mismo al expediente, y se trata de una resolución del Juez federal que da por cierta la fecha del 29 de marzo, no para votar sino para cerrar listas. Ahora queda fijar una fecha para la interna electiva, quizás para mediados de junio y otra para cargos partidarios pues el punto en discusión, opinable respecto de ésta, es la fecha para convocar siendo de toda evidencia que su realización no tiene razones para anticiparse siendo que los mandatos vencen el 8 de agosto. Es lo que se discutirá -en el ámbito tribunalicio- lo cual no impide que haya acuerdos políticos en la medida en que -hasta ahora- el diálogo se mantiene y no ha salido de cauce en términos mediáticos, todo un logro que alienta la esperanza de que la dirigencia esté a la altura de las circunstancias.

Tres líneas del peronismo instalaron, en boca de todos, la actualidad electoral interna con distintas versiones. Lo que disparó la controversia, como si se tratara de una obra del azar, fue la fecha para la elección de cargos partidarios y electivos del Partido Justicialista.

Por un lado, el sector de Ríos o de Solidaridad para el Cambio (aunque esta denominación no es conocida por la dirigencia de toda la provincia) aseguró mil y una vez que se votará el 29 de marzo.

Por otro estuvo Corrientes Sueña Futuro, conocido en realidad como el camausismo, que evitó ahondar en precisiones orgánicas y se ocupó de despegarse de la responsabilidad -que le cabía- de comandar el proceso electoral, envuelta en contradicciones y desconfianzas para con el sector de Ríos que busca sumarlo e integrarlo a una lista común aunque llevándose la parte del león, esto es el control de la estructura partidaria.

Y una tercera postura estuvo representada por Vamos Compañeros, una marca registrada del PJ correntino que tiene como líder a Rodolfo Martínez Llano. Desde allí, más precisamente a través del apoderado Juan Carlos Morales, se advirtió que, más allá de la acefalía que duró tres meses y perjudicó el armado institucional para una contienda electiva puertas adentro del peronismo, hubo otros dejos que obligaron a desestimar la posibilidad de mirar a los últimos días de marzo para la elección.

Una vez que esto último quedó sobre el tapete, Fabián Ríos y afines comenzaron a despotricar contra Vamos Compañeros, aunque desde este sector nunca se perdió la compostura. El último en hacerlo fue el nuevo presidente de la fuerza, Jorge Antonio Romero, aunque siempre con referencias elípticas que nunca cerraron las vías del diálogo, en el marco del respeto que se dispensan, quizás conscientes de que -en la pelea- todos pierden, y pierde el peronismo.

Acusaron que se pretendía la judicialización. Sin embargo, en todo momento omitieron las advertencias esgrimidas, tanto por el doctor Morales como por el ex presidente de la Cámara de Diputados, Martínez Llano, en cuanto a que no se podría votar el 29 de marzo, alegando la necesidad de brindar tiempo para una campaña seria y responsable, capaz de involucrar a toda la dirigencia y militancia provincial, evitando una tarea exprés que podría provocar dos efectos. Uno, que los compañeros del Interior y de Capital muestren un desinterés general en ir a elegir a sus referentes y sus candidatos, haciendo peligrar el poderío territorial de tracción necesario para las elecciones generales. Otro, que voten, pero sin tener conocimiento real de quiénes son sus posibles representantes, siquiera si en la oferta se verá incluida la mayoría justicialista, existiendo la posibilidad de que prime un solo sector en detrimento de tantos otros que a escala provincial existen; ya que en caso de una sola línea se adjudique los espacios de poder internos y además los escaños legislativos en juego, con algún que otro acuerdo menor con las otras listas, repercutiría negativamente en la búsqueda de unidad que en realidad representa una interna.

La buscada movilización de las bases, mediante la participación del militante que es la esencia misma del voto directo, quedaría diluida y de hecho desvirtuado el sistema que sólo serviría para dar un manto de legalidad a acuerdos de cúpula.

En el medio, los intendentes dominados por la ansiedad de tener que abrir la caja de Pandora de internas en las que podrían colarse intereses de otros partidos, y la preocupación de los máximos referentes de que una interna obliga a una construcción o a una ingeniería que conspira contra la homogeneidad de la representación legislativa quitándoles margen de maniobra a la hora de tener que asegurar resultados.

"El síndrome de la frazada corta" se extendió a las tres listas. Los lugares no son muchos y el sistema D'Hont vinculado al cupo abre un escenario de incertidumbre mayúsculo.

Martínez Llano, en más de una oportunidad, referenció el caso del Partido Liberal, que llegó a las urnas con tres ofertas electorales. Pero -con la diferencia- que este proceso se vio transparentado a través de un delegado judicial que se encargó del andamiaje interno que incluyó, entre otras cosas, la contratación del Correo Argentino, la garantía de control que le dieron los veedores integrados a los comicios por el Juzgado Electoral y la correcta aplicación de sistema D'Hont junto con el cupo femenino. Esto permitió que, al finalizar el escrutinio, cada una de las vertientes liberales se vea reflejada en la cúpula celeste en la proporción correcta y legítimamente ganada.

No hubo quien no interpretara esta posibilidad puesta sobre la mesa en la última reunión del Consejo del PJ en Vías Navegables por el referente de Vamos Compañeros al punto que su intervención -seguida con atención- fue rubricada con un aplauso general quizás porque revalorizó el rol de afiliado y del voto directo, y puso el acento en la unidad y en la necesidad de cerrar filas para ganar al radicalismo.

Al contrario, otros vieron al "cuco de la intervención", como si fuera algo perjudicial, desestimando que lo nocivo para el peronismo sería, una vez más, no salvar sus diferencias internas, debido a que una nueva jugarreta de unos pocos repercutiría en contra del objetivo principal, que es abroquelar al justicialismo para llegar a 2017 sin fisuras, con el poder necesario para destronar a los radicales.

El tiempo pasó y ninguno de los exponentes principales de Corrientes Sueña Futuro ni de Solidaridad para el Cambio hizo los deberes con el compromiso institucional que la coyuntura exige. Ni siquiera leyeron lo establecido en el Congreso del Partido Justicialista. En el acta consta, con rúbrica de la escribana Claudia Varese de Chaín, que fue el propio titular del órgano partidario (Galantini) el que puso a consideración que el 29 de marzo quede establecido para el cierre de listas de cargos electivos y partidarios (ver facsímil página 3).

Esta omisión de los camausistas y del sector de Ríos no hizo más que fastidiar a muchos afiliados, que vieron (en el Norte, Sur, Este y Oeste de Corrientes) a lo lejos cómo parte de la dirigencia actúa con piloto automático, con descarada informalidad y desinterés por detalles específicos que hacen a la organicidad de un partido que pretende ser Gobierno en dos años más y en los cuales hay que poner mucho más que voluntarismo para ganar a un Colombi que tras bambalinas se afila las uñas para dar el zarpazo de una re-re que cocina en soledad a fuego lento.

En Alvear, en Paso de los Libres, en Esquina, en Curuzú, en Santo Tomé, en Capital y en Goya, entre otras decenas de lugares (por citar algunos ejemplos), observaron atónitos cómo en realidad sus referentes, o por lo menos los que se instalan a nivel mediático a escala provincial se encargaron de malgastar el valioso tiempo para ver si Camau y Ríos acordarían una lista en común, o si Espínola se embarcaría en una candidatura nacional o provincial, dejando de lado la cuestión de fondo, que es avanzar con un asunto que demanda unidad en base a la representatividad legalizada y legitimada a través del voto del afiliado, al cual primero se le debiera ofrecer un marco transparente para que pueda analizar y después elegir a quienes considere aptos para representarlos dentro del PJ y en la Legislatura.

Mucho se dijo en contra de quienes avisaron que el 29 de marzo no era para votar, eso sí, con respeto y sin animosidades de antaño. Y en Vamos Compañeros dejaron pasar los días intentando ver -desde la otra vereda- un gesto de responsabilidad y competencia ante los detalles institucionales que hacen a la interna. Esto no pasó, y por lo tanto decidieron ir de lleno a la judiciacialización no como un fin sino como un medio para llegar a la racionalidad que no se logró por la vía del diálogo. Y, consciente de que la pelea se libra en la política, en la Justicia y en los medios -con impacto en la opinión pública- se dan a conocer pruebas irrefutables que revelan que lo que se advirtió no fue una amenaza, sino una verdad hecha y derecha, rubricada e impresa, que hasta el propio Juzgado Electoral se sirvió para resguardar (ver facsímil página 3) -en caso de que hiciera falta- la prolijidad de una oportunidad que brinda la institucionalidad en democracia.

Con la publicación se demuestra, además, dos falsedades que se dijeron en las últimas semanas. Una que enero había sido un mes perdido, lo que se demuestra que no fue así -a la luz del facsímil de la resolución 51, firmada por el juez federal Juan Carlos Vallejos, que da por cierto el cierre de listas el 29 de marzo. Y por otro que contrariamente a lo que se dijo desde el comienzo, allá por diciembre, se le reconoció a José Rodolfo Martínez Llano el carácter de parte en la causa con aptitud para peticionar, reconocimiento que le ratificaron los tres jueces federales que hasta ahora intervinieron.

Siempre se dudó que el ex Presidente de la Cámara de Diputados, que aspira a volver a serlo, tenía "un as bajo la manga". De hecho "tenía dos": La escritura pública de la escribana, que es un instrumento público, y la resolución (número 51) del Juez federal, aunque también tiene la voluntad de no prevalecerse de ambas sino recrear un ámbito de diálogo responsable que permita arribar a las soluciones que pongan al partido en términos de competitividad sin tener que llegar al ámbito de la Cámara Electoral que bien podría crear las condiciones de una intervención política que dejaría las decisiones fuera del ámbito provincial, un símil de lo que -en su momento- fue la posible intervención de la Justicia en la que -el paso atrás luego dado- fue un acto de prudencia, en la cuota de incertidumbre que genera quedar a expensas de intereses foráneos.

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