Un favor al enemigo de siempre: Berlusconi

"Juegos peligrosos." Así titulaba ayer el Corriere della Sera un editorial que destacaba el hecho de que lo normal en Europa es llegar a ser jefe de gobierno después de ganar elecciones, pero que en Italia, lugar anómalo, los procesos son diferentes: basta con ganar elecciones primarias de un partido, en este caso, el Partido Democrático (PD), para acceder al poder.
Y ahí está el gran talón de Aquiles de Matteo Renzi, el joven alcalde de Florencia que espera sentarse en breve en el sillón de jefe de gobierno de Italia. Con su peligrosa jugada, Renzi, llamado "el Berlusconi de izquierda", no sólo podría haberse metido en una trampa política, sino que le hizo un enorme favor al gran enemigo de siempre de la izquierda italiana, es decir, Silvio Berlusconi.

De hecho, si alguien sale ganando de este nuevo papelón del PD, de este harakiri político, fruto de las luchas fratricidas que desde siempre caracterizaron a la izquierda italiana, es la derecha berlusconiana.

Más allá de que el Cavaliere es una persona condenada en forma inapelable por la justicia italiana por fraude fiscal, sus escándalos sexuales con Ruby Robacorazones y demás acusaciones de corrupción y de compra de senadores, la nueva crisis política italiana no hace otra cosa que llevar agua a su molino.

"El choque en el PD conduce a Italia al borde de una enésima anomalía. Volver a entregarla a una inestabilidad que no es sólo política, sino también económica, con consecuencias internacionales inimaginables y un tanto escalofriantes", aseguró Massimo Franco, del Corriere della Sera.

"Sin querer, la nueva generación del PD corre el riesgo de desgastarse y de hacer una espléndida campaña electoral en beneficio de Silvio Berlusconi y de Beppe Grillo", agregó, en referencia al magnate italiano y al cómico genovés, líder del movimiento antisistema Cinco Estrellas.

Renzi, un político en ascenso y conocido por su estilo directo y sus críticas al modo burocrático de actuar de la vieja casta política, cometió, para muchos, un grave error.

El joven político logró, hace poco, el "milagro" de sellar un acuerdo con Berlusconi para que Italia tenga una nueva ley electoral, algo que nadie había alcanzado en los últimos 20 años. Pero la gran pregunta es por qué no esperó a que el Parlamento aprobara esa reforma, para luego ser elegido en las urnas.

Llegar al poder por una "maniobra de palacio", por "juegos peligrosos" y acuchillando en la espalda a un compañero que, bien o mal, le había devuelto algo de credibilidad a Italia en el escenario financiero internacional supone -según los analistas- un regalo a Berlusconi y una trampa para Renzi. Si hubiese tenido paciencia, él habría sido el as en la manga de la centroizquierda

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