Expoagro tuvo este año la mejor muestra de su historia

Expoagro tuvo este año la mejor muestra de su historia

Con récord de stands, los vendedores de maquinaria no daban abasto. Mucha oferta de créditos e innovación. 

La Expoagro 2017 fue la mejor de la historia. La muestra, que finaliza hoy sábado en el predio ferial de San Nicolás, no solo arrojó números impactantes. Que la cantidad de stands (380 vs. 250 del año anterior), que la superficie (180.000 m2 vs 130.000), que la cantidad de operaciones, que el monto de créditos que otorgaron bancos públicos y privados. Parafernalia de datos que, como el témpano flotante, es apenas lo que aflora de un gigante que hay abajo.

 

Había que pasar por ahí para observar la sorpresa de los miles de camioneros que fatigaban la autopista Buenos Aires-Rosario, bordeando la Expo. Dos kilómetros de autos en las cunetas, a ambos lados de la ruta, estacionamientos desbordados por un aluvión de visitantes de todo el país.

Adentro, un hervidero. Se ha visto al presidente de una de las grandes compañías de maquinaria agrícola atendiendo personalmente a los clientes, porque sus vendedores no daban abasto. “Esperame un segundo que tengo que entregar un precio”. Había cola para comprar, y a veces los fabricantes sufrían cuando tenían que advertir: “Me vas a tener que esperar unos meses porque no tengo más stock”.

Los carritos eléctricos (únicos vehículos autorizados para recorrer la muestra) casi no podían moverse, gambeteando la muchedumbre. Oleadas de visitantes que recogían folletos, sacaban cuentas y pasaban por los stands de los bancos para anotarse con créditos inéditos. Tasa cero en dólares para algunas líneas de productos. Tasas del 11% en pesos. Competencia en la oferta, oportunidad para la demanda. Conjunción entre proveedores y bancos.

Ya el año pasado se había insinuado el cambio, tras años de languidecer por mala praxis. La producción, que venía creciendo desde mediados de los 90 sobre la base de tecnología e inversión, fue perdiendo viento desde la crisis de la 125, en 2008. Precisamente ayer se cumplieron nueve años desde el desdichado momento en que el gobierno K lanzó a rodar la teoría de las retenciones móviles, un intento fallido del “vamos por todo”. Tras el fracaso de la 125, el gobierno se vengó del campo intentando matarlo por inanición.

La primera decision del flamante gobierno de Macri, en diciembre de 2015, fue remover las retenciones del trigo y el maíz, y reducir las de la soja. Y terminó con el desdoblamiento cambiario. Ahora los productores tienen un mismo dólar para lo que compran que para lo que venden. Ese es el mayor estímulo que la agroindustria necesita para invertir en tecnología, que es la fuente genuina de generación de ventajas competitivas.

Pero el año pasado el agro estaba destrozado, despues del huracán K. Todos querían, pocos podían. Ahora, son muchos más los que pueden. Ya tenemos encima la primera oleada de la respuesta productiva ante los estímulos de la era M: la mayor cosecha de trigo y de maíz de la historia. Expoagro, donde vibró el entusiasmo, anticipó que esto recién empieza.

El mejor síntoma de vitalidad es la cantidad de innovaciones. En el Sector Joven pulularon los startups tecnológicos. Pero en todos los stands se exhibieron avances notables, siempre en la impronta de “agricultura flexible y liviana” que estas pampas le proponen al mundo. Por eso tanta visita del exterior: australianos, sudafricanos, europeos, estadounidenses. Los grandes hitos (siembra directa, pulverizadoras automotrices, silobolsa) siguen sorprendiendo.

 

Lilita Carrió, en su visita a Expoagro, dijo que “en el 2018 llegará un aluvión de inversiones, si ganamos las elecciones”. Pareciera que los del campo no tienen tantos reparos. Están convencidos de que no hay vuelta atrás. Dicen que un optimista es un pesimista mal informado. Con ellos se escribe la historia. Por eso se vende tanto en Expoagro. Empezando por las camionetas, el vehículo número uno en ventas en la Argentina.

 

La presencia de Mauricio Macri coronó la celebración. Puso sobre el tapete la cuestión de la pobreza y su obsesión por reducirla. Y ratificó su visión acerca de que la agroindustria es el camino. “No alcanza”, dicen algunos. Quizá tengan razón. Pero un camino de mil millas se inicia con el primer paso. Ese primer gran paso, gigantesco, se dio en Expoagro

 

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