Escenario político: quién se adueña de la bandera de la seguridad en Bahía

Escenario político: quién se adueña de la bandera de la seguridad en Bahía

Mientras Municipio y Provincia discuten responsabilidades, dentro de Juntos ya hay un par de candidatos que buscan hacerse fuertes desde ese discurso.

Por Maximiliano Allica

Maliciosamente, la semana pasada comenzó a circular un video de Héctor Gay en un debate de la campaña 2015 donde debía hablar de Seguridad y Narcotráfico. Allí planteaba que "es un tema en el cual tiene que demostrarse la importancia del intendente al frente de una problemática que en Bahía Blanca ha ido creciendo".

Agregaba que había que terminar con los "compartimentos estancos, sin coordinación" y proponía la creación de una Secretaría de Seguridad que participe de las políticas del área en el distrito, la cual además debía convocar a un Consejo de Seguridad que reúna a todas las fuerzas "diseminadas en Bahía Blanca, incluyendo la Justicia y el Servicio Penitenciario".

Luego enfatizaba que ese consejo debía contar con "la presencia ineludible del intendente, que más allá de la jurisdicción no puede mirar para el costado y decir 'esto no me toca porque la policía es provincial o la Gendarmería, nacional'. El intendente tiene que ser el nexo, es el responsable político".

Siete años y medio transcurrieron desde entonces y el debate sobre el rol de las intendencias en el crítico casillero de la Seguridad vuelve a tener protagonismo. De un tiempo a esta parte, el Municipio bajó el perfil en esta materia e incluso Gay viene sosteniendo que es un tema de competencia centralmente provincial.

Desde un punto de vista técnico, lo es. La Policía, la Justicia y el Servicio Penitenciario son responsabilidad de la Gobernación y ningún jefe comunal tiene ascendencia objetiva sobre esos estamentos. De todos modos, el debate es más complejo y no resiste una mirada única.

Los municipios sí pueden participar de un abanico de acciones que contribuyan a mejorar las condiciones en sus distritos, desde la iluminación de barrios periféricos a la convocatoria periódica de reuniones entre vecinos y los jefes policiales de cada jurisdicción. De hecho, parte de eso se hace, en especial en cuanto a las luminarias, pero los encuentros vecinales se discontinuaron.

También pueden aportar plata, como efectivamente pone el Municipio bahiense, tanto para combustible como para reparación de vehículos policiales. Y se espera que finalmente se regenere un sistema de cámaras urbanas para reemplazar al actual, que viene de la administración municipal de Gustavo Bevilacqua y ya quedó totalmente desgastado. Dicho sea de paso, la demora en avanzar con el nuevo sistema, según explican en Alsina 65, tiene que ver con la dificultad de la empresa adjudicataria de ingresar por la Aduana materiales importados imprescindibles para la puesta en marcha. Es improbable que esté todo listo al final del octavo año de mandato de este gobierno.

Eventualmente, las gestiones comunales pueden motorizar alarmas vecinales y redes de contacto con servicios de emergencia, así como elaborar mapas para sugerir a las fuerzas de seguridad acciones en zonas donde detecten que se va moviendo la conflictividad. Por supuesto, también deben prevenir situaciones traumáticas con los servicios sociales en los sectores de mayor vulnerabilidad.

En fin, hay caminos para recorrer. Algunos se exploran más que otros

 Durante los primeros 6 años de la gestión Gay, en el área Seguridad hubo un funcionario con vocación de mostrarse activo, Emiliano Alvarez Porte, reemplazado a comienzos de 2022 por otro de tono muchísimo más bajo, Jorge Galli. Para bien o para mal, era habitual ver a Alvarez Porte recorriendo barrios y participando de operativos. A Galli, dicen en la Policía, no le conocen el color de pelo.

¿Qué cambió para que ocurra ese viraje? No es sencillo sintetizar una respuesta. En parte tiene que ver con que la primera etapa del gobierno Pro coincidió con la gestión de María Eugenia Vidal en la Provincia y compartir signo político, argumentan, ayudaba a alinear los objetivos. De hecho, el entonces ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, en su actual aventura hacia la Gobernación reclutó a Porte para que sea su cara bahiense.

La llegada de Axel Kicillof y Sergio Berni provocó una serie de modificaciones que, de acuerdo con el oficialismo local, disminuyó la relevancia de las comunas en la discusión sobre las políticas de prevención. Así justifican que se bajó el rango de la Secretaría de Seguridad a Subsecretaría durante los ejercicios 2020-2021, antes del entuerto de diciembre y enero de 2021 y 2022, cuando se la volvió a recategorizar a Secretaría con Alvarez Porte todavía al frente, pero se la degradó súbito tras su repentina salida del gabinete.

Si se pregunta en Provincia, niegan que a los jefes comunales se les haya quitado preponderancia a la hora de discutir políticas de seguridad. Incluso remarcan que en nuestra ciudad se viene reclamando un mayor involucramiento por parte de la Municipalidad, aunque afirman que la cúpula amarilla esquiva el tema. Más: así como critican a Alvarez Porte por su estilo, digamos, extrovertido, le reconocen que al menos había una persona con la cual hablar.

El último cruce por este tema tuvo lugar la semana última, luego de una declaración de Gay en la cual sostuvo que “la seguridad es responsabilidad de la Provincia. Nosotros no tenemos Policía ni Justicia ni nada; somos colaboradores”. Pocas horas después aparecieron sendos posteos del referente del Frente de Todos, Federico Susbielles, y del brazo regional de Berni, Federico Montero, cuestionando al intendente.

Ambos aprovecharon que venían de una reunión con el ministro donde se habló de la Multiagencia de Seguridad, una herramienta tecnológica para coordinar información y acciones de emergencia a la cual ya adhirieron unos 30 municipios, la mayoría del Conurbano.

El presidente del Puerto dijo: "La seguridad está hoy al tope de de las preocupaciones de la comunidad bahiense. Las distintas  jurisdicciones y responsabilidades tienen que ser un disparador de coordinación y trabajo en equipo, y nunca una excusa para correrle el cuerpo a la problemática. No es por ahí".

 

Montero aportó: "Porque estamos comprometidos y porque la seguridad es transversal a todos los espacios, seguimos estando del lado de asumir nuestras responsabilidades y trabajar por más y mejor seguridad. Sin correr el cuerpo ni un metro".

 

¿Quién tiene razón? ¿La Municipalidad funciona como un correcto complemento de las autoridades provinciales o, por el contrario, le "corre el cuerpo" a los problemas? Desde ya, hay miradas divergentes. Lo concreto es que en la ciudad sigue habiendo crímenes impactantes, como un asesinato por la interna de la barrabrava de Villa Mitre, el homicidio de un chico de 16 años a manos de otro de 15, o relámpagos de delincuencia a gran escala como la aparición de bolsos con cocaína flotando en la ría.

No es chiste. Y, en la previa de una campaña electoral, el tema volverá a ser una de las principales discusiones. La seguridad, junto con la economía, sigue estando al tope de las preocupaciones ciudadanas.

 

Cuando llegan tiempos de campaña aparecen candidatos que buscan apropiarse de ciertas banderas. Y ser el referente que mejor perfila para combatir la seguridad es un lugar codiciado.

Ante el aparente vacío que está dejando el oficialismo Pro, ya hay dos postulantes dentro de Juntos que pretenden el lugar. El más obvio es Alvarez Porte, quien acaba de publicar una columna de opinión en este diario donde reprueba al gobierno nacional por su actitud ante la crisis narco en Rosario y advierte:

"Bahía Blanca no está lejos de Rosario ni del conurbano. Para los recursos con los que cuenta el narcotráfico, la distancia es mínima. El Puerto de Ingeniero White no solo es atractivo para el comercio de empresarios honestos, también lo es para los narcos y hemos tenido la oportunidad de comprobarlo con hechos que han sido noticia nacional".

Decir que Bahía no está lejos de Rosario es un título fuerte, mucho más en estos días en los que la ciudad santafesina es agenda central para el país. Si bien los expertos aseguran que todavía hay notorias diferencias entre una ciudad y la otra, por ejemplo porque allá tienen una historia mucho más profusa de crimen organizado, es verdad que en los últimos años se conocieron casos como el Bobinas Blancas o el de los bolsos flotantes de cocaína que no se pueden soslayar. Todo el mundo sabe que, por cada operativo narco que se desbarata, abundan los que jamás se detectan. Es razonable pensar que Bahía es una zona de alto riesgo.

Pero hay otro actor relevante de Juntos por el Cambio que salió a levantar el estandarte. Se trata del senador bonaerense Andrés de Leo. "Voy a dar las peleas que haya que dar para frenar el avance del narcotráfico en Bahía Blanca", escribió en sus redes, junto a un video donde se propone para liderar un gobierno municipal que "dé las peleas y combata al narco y a los delincuentes".

De Leo le dice a un grupo de seguidores: "Si a mí me toca ser intendente, el narcotráfico va a tener límites, los delincuentes van a tener límites, los corruptos van a tener límites". Y añade: "Nosotros tenemos que dar una pelea sin cuartel a un flagelo que viene avanzando. El narcotráfico viene avanzando y tenemos dos caminos: o nos hacemos los distraídos o empezamos a dar las peleas".

Dicho así, parece un tiro por elevación a Gay. Está claro que en la carrera interna por la jefatura comunal van a haber codazos.

A todo esto, hay que esperar a los pronunciamientos de la candidata del Pro, Nidia Moirano. Por perfil, no le debería costar encolumnarse con discursos duros como el de Patricia Bullrich o incluso el menos altisonante de Horacio Rodríguez Larreta, que en toda presentación pública sostiene que la Ciudad de Buenos Aires se convirtió en la capital más segura del continente americano. Cuando la senadora se lance efectivamente a la campaña, se verá cómo compatibiliza esos mensajes con la actual postura municipal de que los intendentes tienen una responsabilidad muy lateral sobre el asunto.

Maliciosamente, no faltan quienes dicen que los consultores le recomiendan al oficialismo local eludir un tema tan espinoso, ya que luego de casi 8 años tienen demasiado pasado y el flagelo sigue existiendo. Además, cualquier logro que intenten valorar se evaporará fácilmente porque es imposible satisfacer a una población mientras siga habiendo un solo hecho delictivo.

La experiencia demuestra que no conviene hacer promesas grandilocuentes porque no son fáciles de cumplir. No obstante, postularse como el potencial sheriff es tentador y más de uno buscará captar votos desde ahí. La discusión ya está lanzada.

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