Dónde será el próximo ataque, la pregunta que desvela a Europa

Dónde será el próximo ataque, la pregunta que desvela a Europa

A pesar de que los investigadores identificaron a tres de los cuatro atacantes, se extiende el miedo; formaban parte de la misma célula que perpetró la masacre en París; cacería humana a un prófugo

Por Luisa Corradini

BRUSELAS.- Una auténtica cacería humana continuó ayer en Brusela s mientras sus habitantes, traumatizados, se esforzaban por volver paulatinamente a la normalidad. Y mientras en Bélgica la investigación permitió identificar a los tres autores de los atentados, todas las capitales europeas se preguntan cuál será la próxima ciudad que conocerá el flagelo terrorista.

La celeridad con que trabajaron los servicios policiales consiguió además establecer los lazos de la célula que actuó en Bruselas con los atentados de París. Pero esa eficacia es, en el fondo, un magro consuelo.

"El año 2015 fue difícil; 2016 será terrible", confió ayer un responsable francés de la lucha antiterrorista. "Enfrentaremos una poderosa ola de terrorismo, que sólo podremos contener en forma parcial. Conseguiremos detener algunas células, pero no todas. Es imposible. Estamos sumergidos", admitió desconcertado frente a la magnitud que alcanza el fenómeno.

Así lo demuestran los atentados de Bruselas, que dejaron un macabro balance de 31 muertos y 300 heridos. Las redes jihadistas en Bélgica -pero también en el resto de Europa- son capaces de montar operaciones de magnitud, cualquiera que sea la presión policial a la que se vean sometidos, coinciden expertos y autoridades.

"¿De qué nos sirve saber con exactitud cómo fue y quién lo hizo? Los vivos ya murieron y los que quedamos sabemos que se volverá a repetir", afirma resignada Matie-Julie van Caw, profesora de Filosofía de 47 años.

Como en París, en pocas horas los especialistas consiguieron desenmascarar a los autores de la carnicería reivindicada por los islamistas radicales de Estado Islámico (EI) en el aeropuerto de Zaventem y en la estación de metro de Maelbeek.

Los kamikazes que se inmolaron fueron los hermanos Ibrahim y Khaled El Bakraoui, residentes en Bruselas. El primero, en la terminal aérea; el otro, en un vagón de metro colmado de pasajeros. Los investigadores también descubrieron anoche la identidad del segundo suicida que operó en el aeropuerto. Se trata de Najim Laachraoui, presuntamente el armador de los explosivos de la célula, buscado desde los atentados de París del 13 de noviembre.

Una foto, obtenida por las cámaras de seguridad del aeropuerto, fue la que permitió a un chofer de taxi reconocer a los tres individuos a los que horas antes había conducido a la terminal cargando unos bolsos "desmesurados" e indicar de dónde habían partido. Los allanamientos realizados en ese domicilio arrojaron valiosas pistas.

Entre ellas, una computadora -hallada en un basurero- que contenía el testamento de Ibrahim, el mayor de los El Bakraoui. Dirigiéndose aparentemente a su madre y un primo, el jihadista se confiesa "completamente perdido, acorralado, sin saber qué hacer". "Si esto sigue así terminará mal. Y yo iré a parar a una celda para siempre junto a él", afirma.

Los investigadores no dudan de que ese "él" es Salah Abdeslam, el único terrorista que quedó con vida después de los ataques de París y fue detenido el viernes en Bruselas. En el fondo, ésa es una buena noticia para la policía. "Si bien quedan muchos puntos oscuros por revelar, una cosa es segura: los terroristas de ayer y Abdeslam integraban el mismo grupo. "Se trata probablemente de la misma célula y no de otra, como temimos al principio", indicó Bruno Penniquet, experto belga en terrorismo.

Todos los esfuerzos se centran ahora en detener al cuarto integrante de la célula, "el hombre del sombrero", que consiguió escapar del aeropuerto tras dejar un bolso con una potente carga explosiva que felizmente no estalló. Pero, aunque necesaria, la eventual detención del prófugo no garantiza la desarticulación de otras células terroristas dispuestas a pasar a la acción. Para los especialistas, lo más inquietante de los atentados del martes es la prueba de que se puede movilizar a los kamikazes inmediatamente. "Contra eso, toda acción es imposible. Nadie sabe cómo hacer", precisa Thomas Hegghammer, experto en el Instituto Noruego de Investigación para la Defensa.

Los europeos lo saben. Escaldados por siglos de guerras y violencia, se preparan y esperan. En Francia, Rusia, Alemania, Holanda, Austria, Polonia, España o Grecia, las autoridades reforzaron en las últimas horas los controles en fronteras, terminales aéreas y ferroviarias. Hoy en una reunión de ministros del Interior de la Unión Europea (UE) en Bruselas se estudiarán una vez más las formas de reforzar la cooperación del bloque. Sin demasiadas esperanzas.

Mientras tanto, los belgas hacen como el resto de sus vecinos golpeados por el terrorismo: tratan de resistir. El país se paralizó ayer al mediodía para hacer un minuto de silencio en memoria de las víctimas. Por la noche, miles de habitantes de la capital siguieron afluyendo a la Place de la Bourse con flores, carteles, velas y canciones. La mejor excusa para poder llorar y exorcizar el miedo.

Los atacantes

Pertenecen a la misma célula que atacó en París

Khalid El Bakraoui

Se inmoló en el subte

Era el menor de los dos hermanos. Ambos tenían antecedentes penales no relacionados con el terrorismo. Residente en Bruselas, fue quien se inmoló en el subte

Najim Laachraoui

Se inmoló en el aeropuerto

Era el armador de explosivos de la célula. Se lo considera cómplice de Abeslam, cerebro del ataque a París que fue detenido la semana pasada. Estaba buscado

Ibrahim El Bakraoui

Se inmoló en el aeropuerto

La policía halló su computadora con su testamento. Se decía "acorralado". Turquía dice que lo arrestó, lo deportó a Bélgica y advirtió que podía ser jihadista

No identificado

Huyó del aeropuerto sin detonar

Llamado por ahora el "hombre del sombrero", aparece en la cámara de seguridad. Su carga explosiva no estalló. Un taxista dijo haber llevado a los tres

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