Cientos de miles de botellas de 50 centilitros no han llegado a salir al mercado.
Una nueva alerta sanitaria ha sacudido a Perrier, el agua embotellada más vendida del mundo, tras detectarse bacterias en su planta de producción en Francia. Las autoridades sanitarias han encontrado enterobacterias patógenas en varias botellas procedentes de la fábrica de la marca en Gard, en la localidad de Vergèze. Nestlé Waters, propietaria de Perrier, ha tenido que retirar 300.000 envases de 75 cl y ha bloqueado la distribución de cientos de miles más de medio litro por exceso de microbios, un indicio claro de posible contaminación bacteriológica.
El escándalo no se ha quedado en una simple retirada. Las autoridades han obligado a Nestlé a eliminar la etiqueta de “agua mineral natural” de su producto estrella, al considerar que ya no cumple los requisitos sanitarios. El Gobierno francés ha ordenado cerrar una línea de producción y ha emitido un dictamen oficial en el que concluye que los pozos de donde se extrae el agua han perdido la pureza original que exige la normativa.
Según ha publicado el medio griego Cibum, un informe redactado por hidrogeólogos acreditados por el Ministerio de Salud confirma que todas las fuentes del grupo Perrier han quedado descalificadas para producir agua mineral natural. Los expertos han emitido una “opinión sanitaria desfavorable” sobre su uso como aguas minerales.
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La situación ya venía deteriorándose desde finales de 2024, cuando la agencia sanitaria regional ARS Occitanie pidió a Nestlé que considerara parar la producción en Vergèze. La advertencia se basaba en la degradación progresiva de la calidad del agua y en la presencia de riesgos de tipo virológico.
En paralelo, salieron a la luz métodos de tratamiento prohibidos que Nestlé había estado aplicando para mantener la etiqueta de agua mineral. La empresa admitió los hechos a principios de 2024 y destruyó entonces dos millones de botellas. En ese momento, la Autoridad Francesa de Seguridad Alimentaria (ANSES) alertó de que los manantiales estaban casi por completo contaminados por compuestos químicos.
Además de la contaminación, Nestlé se enfrenta ahora a acusaciones por no haber informado a tiempo a las autoridades. La empresa detectó la presencia de bacterias el 11 de marzo, pero no avisó a la ARS hasta el 21. Un retraso similar ocurrió con los lotes de medio litro: la no conformidad se detectó el 22 de marzo y no se comunicó hasta el 4 de abril. Nestlé justifica la demora como un “retraso habitual”, pero la ARS ha calificado la actuación como una “notificación fuera de plazo”.
El futuro de Perrier está en manos del prefecto del departamento de Gard, Jérôme Bonet, que decidirá en los próximos días si autoriza a Nestlé a seguir embotellando. Según el informe entregado a la prefectura, el director general de la ARS Occitanie ha recomendado suspender definitivamente la producción de agua mineral en todos los pozos que abastecen a la marca. Si se aplica esa medida, Perrier podría desaparecer como agua mineral del mercado.
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