La Defensoría inauguró una sede en el Barrio Rodrigo Bueno

La Defensoría inauguró una sede en el Barrio Rodrigo Bueno

El defensor del Pueblo porteño, Alejandro Amor, inauguró la nueva sede, planteando que "la institución tiene que estar presente donde viven los más vulnerables". Es la 13ª sede descentralizada.

El defensor del Pueblo porteño Alejandro Amor inauguró este jueves a las 12 una nueva sede de la institución en el Barrio Rodrigo Bueno de Costanera Sur “para seguir ganando la calle y atender las necesidades de los vecinos allí donde se manifiestan”, según expresó. La oficina se suma a las 12 que la Defensoría ya posee en Venezuela 842 (Monserrat); Guaraní 242 (Guaraní 242); Delgado 771 y Federico Lacroze 2751 (Colegiales); Carabobo 84 (Flores); la Terminal de Ómnibus de Retiro, la estación Plaza Miserere de la línea A de subterráneos, la Terminal de Trenes de Constitución, la Villa 1.11.14 del Bajo Flores, la Villa 21.24 de Barracas y los CAJ de Rivadavia 2690 (Once) y Salta 2007 Constitución).

“Abrimos una sede en el Barrio Rodrigo Bueno porque la institución tiene que estar presente donde viven los más vulnerables. La Defensoría del Pueblo nació y existe para hacerse cargo de los problemas de los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires y constituirnos en la herramienta que les permita resolverlos, ése es nuestro compromiso y hacia ahí marchamos. Esta apertura es una nueva manifestación del compromiso asumido para llevar la Defensoría a todos los barrios, a todas las villas y en todos los lugares donde los vecinos tengan una necesidad, un reclamo, un derecho vulnerado, propuesta o queja”, subrayó Amor.

“La lógica de la Defensoría es estar en el lugar donde se producen los problemas y la gente tiene necesidades. Tiene que quedar en claro que, cuando se habla de integración de villas, es que el Estado tenga mayor presencia allí, porque para combatir el narcotráfico, darle lugar a los que no tienen trabajo, proteger a los chicos, contener a las personas que sufren violencia, tiene que haber presencia del Estado”, destacando además que esta nueva sede “es nuestra casa”.

Amor también recordó el discurso del Papa Francisco frente al presidente de Bolivia, Evo Morales, en su última visita a América del Sur. “Tierra, techo y trabajo son los derechos fundamentales. Cuando el mercado actúa solo y el interés económico es el que predomina, hay sectores sociales que son excluidos, desechados. Como dice el Papa Francisco, vivimos en una cultura del descarte. De los jóvenes, de los viejos, de los desempleados. Que el Estado llene la zona de Puerto Madero con infraestructura pero abandone a los sectores más expuestos y vulnerables es favorecer esa cultura y frente a eso, la Defensoría del Pueblo tiene la obligación de estar”, manifestó el defensor.

Entre los compromisos asumidos por la institución con la Ciudad de Buenos Aires, Amor resaltó la presentación de un proyecto de ley para la Dignificación del Trabajo en Talleres Textiles en la Legislatura porteña y la necesidad de abrir un Centro de Atención a la Salud dentro del barrio.

Federico Berardi, titular del Programa Defensoría del Pueblo en Villas, celebró la inauguración de esta nueva sede. “La Defensoría tomó la decisión de estar en los barrios que más nos necesitan y en donde más se vulneran los derechos”, manifestó. Por su parte, Marino Sosa, uno de los delegados barriales , manifestó su felicidad por la inauguración y expresó que “la Defensoría es la primera institución pública presente en el barrio”.

La inauguración se realizó en Boulevard Elvira Rawson de Dellepiane, a metros de Avenida España, Manzana 3 y contó con la presencia del Defensor del Pueblo Alejandro Amor, el secretario general de la Defensoría, Dante Sironi; los subsecretarios Bárbara Rossen, María Graciela García, Mario Pironi y Néstor Gómez de Saravia; la coordinadora de Programas Especiales Mariela Martino; el padre Alejandro Seijo, Cristian Heredia, presidente de la Junta Vecinal de la Villa 21-24, personal de la institución y vecinos y delegados del barrio, quienes abrieron las puertas del centro comunitario para ofrecer al organismo un espacio físico para trabajar.

 

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