Cúneo Libarona, la renuncia que no fue: entre el desgaste, los cambios postergados y las internas que no se apagan.

Cúneo Libarona, la renuncia que no fue: entre el desgaste, los cambios postergados y las internas que no se apagan.

El curioso caso del ministro de Justicia que primero renunció en los medios pero ahora se queda. Esta tarde asume Pablo Quirno en Cancillería

Alejandro Gomel

En el Gobierno de Javier Milei nada parece definitivo. Ni siquiera las renuncias. Lo demostró en las últimas horas el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, que pasó de anunciar públicamente su salida del gabinete a quedarse, al menos, hasta diciembre. Una “des-renuncia” que expone tanto las tensiones internas del oficialismo como la fragilidad de su hoja de ruta pos electoral.

El abogado penalista había confirmado a varios medios, incluso on the record, que dejaba el cargo después de las elecciones legislativas del 26 de octubre. “Me voy feliz, dejé la vida en la gestión”, dijo a Infobae. La renuncia estaba prevista para ejecutarse en los días posteriores a los comicios, y hasta se hablaba de nombres para sucederlo. Pero el escenario cambió con el resultado electoral: el Gobierno, que salió fortalecido en las urnas, decidió postergar cualquier movimiento fuerte hasta fin de año.

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Así, Cúneo Libarona seguirá en su cargo al menos hasta diciembre, según confirmaron fuentes oficiales. En la Casa Rosada se impuso la idea de “no mover piezas” mientras dure la transición política posterior al voto. La salida del ministro, que ya había sido comunicada internamente, quedó congelada. Lo que hasta la semana pasada era una renuncia indeclinable, hoy se convirtió en una continuidad forzada.

Mientras tanto, el presidente Milei continúa demorando los cambios que había prometido. El anunciado “relanzamiento” del gabinete, que debía concretarse tras las elecciones, fue nuevamente pospuesto. En Balcarce 50 aseguran que el recambio “va a suceder, pero más adelante”.

Mientas tanto, esta tarde asume Pablo Quirno como nuevo canciller y se convierte así en el tercer ministro de Relaciones Exteriores en menos de dos años de gestión libertaria.

En el caso de Cúneo Libarona, su renuncia tenía causas visibles. Venía reclamando mayor autonomía frente al núcleo duro del Gobierno y mostrando cansancio ante la falta de avances en los proyectos judiciales que impulsó —entre ellos, la implementación del Código Acusatorio en los tribunales federales—. También había perdido poder dentro del ministerio, donde Sebastián Amerio, secretario de Justicia y hombre cercano a Santiago Caputo, empezó a ocupar el centro de las decisiones políticas.

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En ese contexto, su salida parecía un hecho consumado. Pero el triunfo electoral del oficialismo reordenó las prioridades y cambió los tiempos del oficialismo.

Mientras Milei celebra el resultado electoral y prepara un fin de año de poder consolidado, la imagen del ministro que renunció y no se fue sintetiza un rasgo de esta etapa: en la era Milei, ni las renuncias son definitivas y las internas siguen intactas

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