El gobierno suspendió una licitación por 3.300 MW de generación térmica que había comprometido inversiones por US$ 4.000 millones. Las consecuencias se sentirán en verano con interupciones en el serrvicio de energía eléctrica. En la Casa Rosada conocen los datos desde junio.
Por: Roberto Bellato.
En los despachos de la Casa Rosada y el Ministerio de Economía hace más de tres meses que conocen de manera oficial que el próximo verano iba a ser complicado por la falta de generación de energía, que podría no alcanzar a cubrir la demanda. Pero recién esta semana funcionarios de primera línea del gobierno como el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y Daniel González, el viceministro coordinador de Energía y Minería (que responde directamente a Luis Caputo en el Palacio de Hacienda) lo reconocieron públicamente.
También, el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, admitió en un comunicado difundido este miércoles que las “extensas olas de calor que se pronostican demandarían 30.700 MW, superando así el pico histórico de 29.653 de febrero de este año”. Precisamente ese dato que difundió Chirillo es el que Cammesa, la compañía que administra el mercado eléctrico mayorista, le hizo llegar en junio a la Casa Rosada y al Palacio de Hacienda. Es decir, la primera línea de funcionarios estaba al tanto de que la generación podría no cubrir a la demanda.
Ahora el gobierno maneja otro dato que sale de despachos oficiales y que tiene que ver con la cantidad de horas críticas –posibles cortes- que va a tener el próximo verano. Fuentes oficiales reconocieron a El Destape que “según la información que tenemos, hay un riesgo de 150 horas en días hábiles para todo el verano”.
¿Por qué al gobierno le preocupan 150 horas?
Entre diciembre y marzo hay 121 días que suman 2.904 horas. La cantidad de días hábiles con muy altas temperaturas podrían ser hasta 30 de los 83 del cuatrimestre. La demanda de potencia en esos días muy calurosos puede superar los 30.000 MW entre las 12 y 17 (cinco horas de mayor consumo) de cada día hábil.
La estimación que hace el gobierno de cantidad de horas en riesgo de que no alcance la energía para abastecer a la demanda (residencial, industrial y comercial) sería de 30 días hábiles muy calurosos por cinco horas de pico de consumo. Es decir, el gobierno ya sabe que los momentos críticos por riesgos de cortes masivos suman 150 horas. Es el 5% del total de los cuatro meses (días hábiles y no hábiles) que totalizan 2.904 horas.
Suficiente como para complicar seriamente el mal humor social si se tiene en cuenta, además, el aumento de tarifas.
Consecuencias
Si bien se arrastran malas decisiones en el sistema energético del país de años anteriores, la política del gobierno de Javier Milei en energía profundizó, de alguna manera, la situación actual.
Entre las acciones que se destacan del gobierno libertario resaltan la suspensión de la licitación de los Contratos de Abastecimiento de Confiabilidad de Generación Térmica (TerConf), que lanzó el anterior gobierno en 2023 y que esta administración dio de baja. Se trataba de una licitación por 3.300 MW de generación térmica que había comprometido inversiones por US$ 4.000 millones. Algunos de estos proyectos hubiesen ayudado a aportar generación para el próximo verano.
Otro factor que provocó la situación actual es la salida de turbinas y máquinas térmicas viejas, que eran claves para abastecer el consumo del Gran Buenos Aires. A esto se suma la parada de la central de Atucha I, que aporta 362 MW, que es una obra clave para extender la vida útil de la central. El gobierno no podrá contar con esta generación nuclear en el verano.
Estos factores, previstos en los informes oficiales sobre la oferta y demanda para el el próximo verano, dejan en claro que el gobierno no tuvo un plan estratégico para ampliar la generación de energía en el país. La suspensión de la obra pública que propició el gobierno nacional trajo como consecuencia problemas en el sistema energético.
Brasil
En las horas críticas será clave la importación de Brasil. En otras palabras, para evitar cortes programados el gobierno depende (entre otras variables) de las lluvias de Brasil que permitan una mayor generación hidroeléctrica -y de la relación de Milei con el gobierno de Lula- para que envíe alrededor de 2.200 MW que puedan ayudar a afrontar la demanda alta que se espera.
Si bien es clave, Brasil no es el único factor que dependerá el sistema energético del país. Es relevante también qué sucederá con la generación térmica nueva (equipos de hasta 15 años) y cuántas turbinas viejas (caras y menos eficientes) podrán repararse y poner en marcha para el verano.
Además, se contará con la firmeza nuclear de Atucha II (Atucha I sale de operación en breve por extensión de vida útil) y Embalse. Qué aporte harán las renovables y sobre todo cuánto generarán las represas hidroeléctricas (Yacyretá, Salto Grande y las del sur). También habrá que ver los envíos desde Paraguay, Uruguay y Chile, que suelen ser pocos.
Por ahora no hay certezas de que llueva en Brasil (podría acentuarse la sequía) de manera considerada para que tenga excedente de generación hidroeléctrica entre las 12 y 17 horas en días hábiles para enviar energía a la Argentina.
En general, la demanda por fuera de los picos de consumo en la Argentina suele ser abastecida sin las importaciones de Brasil. Pero la energía que envía el país vecino ayuda a mantener las reservas del sistema en el verano.
De todos modos, “para las condiciones de oferta local, no sería posible cubrir la demanda más las reservas (entre 5% y 7%, es decir, hasta 2.200 MW) sin contar con importación de Brasil”, explicó una fuente del gobierno a El Destape.
En los días hábiles con olas de calor generalizadas la zona crítica será principalmente el Gran Buenos Aires, que concentra el mayor consumo del país. Pero también habrá alertas en el Litoral, Centro, Cuyo y el Norte.
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