Cayó la banda que azotó Santa Rosa con secuestros virtuales

La organización estaba integrada por una familia de zíngaros oriundos de Buenos Aires. En total fueron radicadas 14 denuncias por secuestros virtuales. Cuatro santarroseños pagaron el rescate. Se decomisaron tres vehículos y más de 33.000 dólares en efectivo. 

La banda que durante el sábado a la madrugada mantuvo en vilo a varios santarroseños realizando simulacros de secuestros, cayó ayer a la mañana tras un allanamiento efectuado por miembros de la Brigada de Investigaciones. Tal como lo había adelantado este diario, los resultados de la investigación iniciada pocas horas después de denunciados los hechos, eran inminentes. 

En total hay seis personas detenidas: tres hombres y tres mujeres, todos oriundos de Capital Federal, que son integrantes de la comunidad zíngara. "Son parte de la familia Ivanovich. Como es sabido, los zíngaros viven en comunidades, en este caso están domiciliados en la ciudad de Buenos Aires, sobre la calle Bacacay. Dos de los hombres son hermanos y el tercero es un primo. Las mujeres son sus esposas", dijo el jefe de la Brigada, Marcelo Calderón. En el procedimiento se secuestraron dos vehículos -un Peugeot 307 color blanco y una Toyota Hilux color negro-, aparatos de telefonía celular, una computadora y una importante suma de dinero en efectivo que rondaría los 33.000 dólares. 

El operativo se llevó a cabo en un edificio ubicado en Allan Kardec y Médici, en Colonia Escalante. La banda, que había llegado a Santa Rosa hace algunos días, alquiló uno de los departamentos de ese complejo e hizo de ese lugar el centro de operaciones. "El departamento se alquila usualmente a personas que están de paso, por algunos días. Antes de arrendar ese lugar, estuvieron parando en el Motel Caldén. El dueño del departamento nos dijo que le habían pagado por adelantado una semana entera, y que no había notado nada raro desde el lunes a la mañana, cuando los zíngaros se instalaron", agregó Calderón.

Familia. 

Tras el allanamiento, los hombres fueron trasladados a la Brigada de Investigaciones donde permanecen detenidos. La policía confirmó que "tienen entre 30 y 35 años" y que "se está averiguando si tienen antecedentes penales". Las tres mujeres fueron notificadas en libertad pero se les inició una causa por encubrimiento. "La fiscala María Cecilia Martiní es quien está a cargo del caso. Ella entendió que las muchachas debían quedar en libertad porque tienen chicos a cargo. En el allanamiento advertimos la presencia de al menos cuatro o cinco menores de edad", señaló el jefe de la Brigada. 

Trashumantes. 

El principal objetivo de los investigadores es ahora reconstruir el camino de los Ivanovich, determinar a cuánta gente han estafado en las distintas ciudades que recorrieron en los últimos meses. 

"Sabemos que han pasado por Neuquén y Río Negro, y que también estuvieron en General Pico. En el allanamiento de ayer, secuestramos documentación que nos puede marcar un camino. En horas de la tarde, encontramos un tercer vehículo, un Chevrolet Aveo, que estaba guardado en una cochera de la ciudad. Estimamos que los primos se dedican también a la venta de automotores con maniobras poco claras", añadió Calderón. 

Entre todo el material incautado, se encontraron elementos y materiales impresos sobre parapsicología, por lo que se cree que, además de los secuestros y la venta de autos, los zíngaros practicaban esta pseudociencia.

"Se hacía pasar por familiar".

En total hay 14 denuncias radicadas por secuestro virtuales ocurridos durante la madrugada del sábado. Las actuaciones fueron iniciadas en la Seccional Primera, en la Tercera y la Brigada de Investigaciones. Hasta el momento se sabe que una vecina pagó más de 4.000 dólares en efectivo por la liberación de un hijo, secuestro que nunca existió. Pero ¿Cómo eran los llamados que terminaron por engañar a al menos cuatro santarroseños? 

"El modus operandi no deja de sorprender. Sabemos que la técnica ya había sido utilizada en Buenos Aires y La Plata. En algunos casos la persona que llamaba se hacía pasar por un familiar que pedía de manera urgente una suma de dinero. Con voz quebrada o alterada, el supuesto pariente preguntaba a la víctima si tenía dinero en la casa y decía que iba a pasar a buscarla en los próximos minutos. Las indicaciones eran que el dinero debía ser puesto en una bolsa y depositado en la vereda del domicilio", dijo el jefe de la Brigada. 

Pero también había otra modalidad más escabrosa: la persona que llamaba comenzaba preguntando acerca de los lazos familiares hasta que en determinado momento cambiaba el tono amable de la conversación y decía que tenían a un familiar secuestrado. De fondo se escuchaban los gritos de suplica de la persona que simulaba ser el secuestrado.

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