El caso Huincul y lo que viene

El caso Huincul y lo que viene

La pelea que planteará –si la Justicia no lo detiene- el MPN en Huincul para torcer el inicial resultado en contra e intentar sostener a su actual intendente, Juan Carlos Giannetasio, ilustra a la ciudadanía acerca del afán hegemónico que no cesa en el partido provincial, y que buscará afianzarse aun más preparando el terreno para un eventual triunfo en el distrito que lo desvela, el capitalino.

La inusual decisión de la junta electoral de Huincul pone en juego más de 2.000 votos. Si se hace de nuevo la elección en esas siete mesas, la corta campaña que precederá la fecha será absolutamente inédita. El MPN (y también el Frente y la Participación Neuquina, el partido de Ramón Rioseco) podría hacer un puerta a puerta, una campaña personalizada. El resultado, se especula, alumbrará una realidad inquietante en el caso de favorecer al partido que mantiene el control del Estado provincial. Se tendría, dicen los opositores, una nueva medida de la ambición del partido provincial más longevo de la Argentina, que con los años no solo no pierde la fuerza, sino tampoco las mañas.

La situación es complicada para quienes compiten contra esta fuerza singular. Porque si detienen el proceso mediante mecanismos judiciales, igual quedará la sospecha, revertida en su propia contra. Se los acusaría posiblemente de obstruir la “decisión soberana” de las urnas, que presuntamente se habría perjudicado por desidia o ineficacia de los controles fiscalizadores el día de los comicios de Huincul, lo que ameritaba la repetición del examen popular.

Lo cierto es que una nueva elección en siete mesas, o la anulación de esa medida dispuesta por la junta electoral municipal, ya no resuelven el tema en lo que hace a la eficacia y transparencia electoral. El caso Huincul sienta un precedente peligroso: el de la duda. Si actualmente se teme que la democracia no es la panacea para todos los males, peor será el cuestionamiento hacia su procedimiento más elemental y originario, el del voto.

También puede originar esta situación la legitimación de un método más avanzado, el de las elecciones con método informático. La “elección electrónica” se probará precisamente en los comicios que más importan al MPN, los de la capital. Será una experiencia acotada a algunas mesas, en donde la empresa Vot.ar implementará su tecnología. Pero el ensayo prefigura la casi certeza de que el mecanismo avance, impulsado por un grupo cada vez más numeroso de sectores políticos. Aunque el MPN lo observe con cierta desconfianza, que ahora el caso Huincul, evidentemente alentado por este partido, contribuye a cuestionar. Es una paradoja que tal vez no estuvo calculada, o bien no importó demasiado en el camino de buscar un sendero progresivo de triunfo hacia la capital.

El MPN cree en sus antídotos para estos temas, entre los que figura el mecanismo recurrente de las internas partidarias, puesto otra vez en marcha para el 28 de junio en el distrito capitalino. Sus referentes no dudan en calificarse a sí mismos como adalides de la democracia, y ostentan con orgullo el hecho concreto de que se hayan reservado ya 14 colores para estas elecciones internas, que consagrarán al próximo candidato que buscará destronar a la oposición como gobierno de la ciudad más importante de la Patagonia.

Como suele suceder casi siempre, la interna será real y concreta, pero esto no le quita la posibilidad de que sea manejada (con pericia comprobada) desde el control estratégico que comanda el gobierno provincial. Los observadores veteranos afirman que en el actual contexto la interna se hará, con menos colores que los ya reservados, pero que el favorito a priori será quien surja como candidato de la lista Azul, pues ese será quien concentre los esfuerzos del gran aparato emepenista, con la consigna de hacer coherente lo realizado en este año en materia electoral, es decir, lo del equipo y la renovación generacional, la fórmula que demostró ser exitosa con Omar Gutiérrez y Rolando Figueroa, con la patriarcal figura de Jorge Sapag como orientador.

Esta semana sería la elegida para consagrar ese candidato, que sería el actual concejal y diputado provincial electo, Pablo Bongiovanni. Al menos, así lo señalan, entre dientes, los operadores emepenistas que suelen presumir de bien informados. También coinciden quienes se limitan a razonar posibilidades sobre la base de la lógica de la coyuntura.

Así las cosas, y mientras falta que la realidad ponga en evidencia estos pequeños misterios, es casi inexorable que Neuquén transite institucionalmente hacia la implementación, para el 2019 o antes, del mecanismo de elecciones primarias obligatorias simultáneas, en sintonía con lo que ya se utiliza a nivel nacional. Es el propio MPN el que podría alentar esta práctica, ya que haría coherente el proceso con su propia costumbre, inaugurada allá por 1986, cuando Felipe Sapag aceptó que había que instalar un mecanismo superador al del gran dedo para seleccionar candidatos.

De cualquier manera, se sabe que la calidad institucional no depende exclusivamente de las leyes existentes, sino de la práctica concreta, tanto de las propias instituciones como de la sociedad que participa de ellas total o parcialmente. Bien sabe la Argentina de su fragilidad, que puede constarse en cualquier Boca-River, a la vuelta de la esquina, en cada pequeño o gran crimen, en cada minúsculo o grande gesto que denote la real honestidad, la significación de la mentira, del engaño como método perverso.

En Neuquén, el escenario se magnifica como resultado de la shale-política, al conjuro de la promesa del renacimiento petrolero. Esto, y no otra cosa, es lo que ha fundamentado la renovada vitalidad del MPN. Si fructifica o no en el éxito de una sociedad mejor, con mayor progreso, o si fracasa acrecentando las diferencias de la miseria frente a la exorbitante e impúdica riqueza de unos pocos, aún está por verse.

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