Cada vez más fundidos

Cada vez más fundidos

Los funcionarios blanquearon que el rojo de la gestión de Pérez podría llegar a fin de año a cerca de 6.000 millones de pesos. En cambio, el gobernador que prometió irse con déficit cero sólo reconoce un tercio y ofrece a Cornejo un pacto para aprobar el Presupuesto 2015 y endeudamiento por 2.000 millones.

Las oscuras proyecciones acerca del final que tendrá un gobierno que prometió terminar con déficit cero se agravaron a dos semanas de la derrota electoral del justicialismo con una sumatorio que arrojaría a fin de año un rojo cercano a los 6.000 millones de pesos.

 

 

 

Los datos que fundamentan esta millonario déficit fueron aportados, en su mayoría, por los propios funcionarios de Francisco Pérez a los representantes de Alfredo Cornejo en medio de las negociaciones de la transición.

 

 

 

En esas reuniones se blanqueó que el gobierno de Pérez debía casi 770 millones de pesos a los proveedores del Estado, más de 580 millones de pesos en concepto de retenciones salariales (la principal víctima es la OSEP, a la que deben aportes desde febrero, pero también hay bancos, mutuales, gremios y ART) y 143 millones de pesos a los municipios.

 

 

 

A estos 1.500 millones de pesos de deuda parcial, hay que sumar los 1.100 millones de pesos de giro en descubierto que Pérez pidió al Banco Nación para poder pagar los sueldos de junio, unos 400 millones de pesos que la administración central le debe a AYSAM por obras ya realizadas y la ya por todos aceptada como “incalculable” deuda pinche. Por todos, salvo por Pérez, que la desconoce absolutamente.

 

 

 

Pero la abrumadora cuenta de deudas sigue. El Estado provincial reúne mensualmente unos 2.800 millones de pesos, pero gasta alrededor de 3.300 millones. Sale más de lo que ingresa y esto lo acepta incluso Pérez. En consecuencia, el déficit hacia fin de año, con este ritmo, se incrementaría en unos2.300 millones.

 

 

 

Sin embargo, el gobernador tiene sus propias cuentas. Los últimos días de la semana los ocupó en convocar a periodistas a su despacho para indicar que debetan solo un tercio de lo reconocido por su propio gobierno. Es decir,2.000 millones de pesos. Incluso menos.

 

 

 

En jeans, con un pie en alto por la quebradura que sufrió y con una inmensa cantidad de planillas sobre la mesa, dijo a los medios que sus únicos problemas son el descubierto del Nación y una deuda con los proveedores de 750 millones que se reparte entre los medios provinciales, varios hospitales, OSEP, el IPV, AYSAM y obras.

 

 

 

Desconoció absolutamente las retenciones salariales que abarcan a organizaciones como AMMUPOL, la mutual policial, cuyo titular, Omar Alcalde, las denunció hace tiempo. "Si hiciéramos esas retenciones iríamos presos", se le ha oído decir al gobernador, contra todas las voces que han señalado que las retenciones sí se están produciendo. 

Nadie desconoce como pueden terminar este tipo de maniobras. Basta con recordar un caso: hace varios años un juez mendocino que investigaba malversación de fondos durante el gobierno del radical Roberto Iglesias le colocó esposas al entonces subsecretario de Hacienda, Alejandro Gallego .

 

 

 

Lanzó un pacto

 

 

 

Pase lo que pase en el futuro con esta seria situación de las retenciones, Pérez usó su contabilidad paralela (ajena incluso, según las voces consultadas, a la de su propio ministro de Hacienda Juan Gantuz) para armar la propuesta de un pacto de fin de mandato con Cornejo.

 

 

 

El pacto tiene cifras y condiciones concretas. Pérez ofrece al gobernador electofirmar un acuerdo ante la propia Suprema Corte de Justicia, que consistiría en comprometer la aprobación de los presupuestos 2015 y 2016 a cambio de que esas pautas contengan el endeudamiento que él considera necesario para terminar su mandato y suplir las necesidades inmediatas del que se iniciará el diciembre. 

"Si no acordamos, yo termino como puedo y que él empiece como pueda", dice el mandatario en algunas reuniones, luego de advertir que Cornejo necesitará unos 3.200 millones de pesos apenas se siente en el sillón de San Martín. 

 

 

 

En ese acuerdo, el gobernador saliente recibiría 2.000 millones de pesos para terminar el año y el entrante el mismo monto de endeudamiento. Vamos y vamos, propone Pérez, y señala que ese es el mejor camino para que la transición termine bien. Eso sí, tiene apuro: aunque en el radicalismo lo contradigan y sostengan que no es un problema, advierte que el mes que viene se quedará sin partidas para gobernar si no le aprueban el presupuesto 2015

 

 

 

Telefónicamente, la propuesta fue formalizada por Pérez a su sucesor ayer, antes de la final de la Copa América, y fue analizada en al menos una reunión del comando de Cornejo, que realizó críticas y advirtió que 2.000 millones de pesos no le van a alcanzar al gobernador peronista para pagar sus deudas. 

Sin embargo, el radical marcó el tipo de relación que quiere tener con Paco al día siguiente de las elecciones, cuando lo invitó a desayunar a su casa, y no quiere salirse del libreto. Por eso, en la conversación, Cornejo le dijo que sí a la sanción del presupuesto 2015 y al endeudamiento, aunque aclaró que esa pauta debe ser “realista”.

 

 

 

La respuesta podría calificarse como una novedad. Casi nunca Cornejo le hizo fácil el camino al endeudamiento a Pérez y trabó todos los presupuestos anuales, salvo el primero de su gestión. Pero el cierre de esta negociación depende de algunas cuestiones todavía. Amigablemente y en una sucesión de reuniones, el nuevo gobernador intentará que su predecesor al menos evite que el déficit siga creciendo hasta fin de año.

 

 

 

Cornejo dirá a partir de ahora que la sanción de un presupuesto inexplicablemente demorado en la Legislatura “es inminente” y tendrá más actitudes proclives al diálogo. No parece interesarle demasiado el efecto que pueda tener en su gobierno un nuevo endeudamiento, tal vez el más alto de la era Pérez, aunque cree que será difícil conseguir quién lo provea. 

Se vienen tiempos difíciles y el intendente de Godoy Cruz se jacta de haber sido elegido como gobernador a pesar de eso. "Lo dije todo el tiempo en la campaña a pesar de que me sugerían que no tirara mala onda", afirma.

 

 

 

Para Pérez, en cambio, puede haber otras razones que expliquen esta afable actitud de su rival. El gobernador cree que Cornejo ya cuenta con un guiño del Banco Supervielle y la banca extranjera para conseguir un endeudamiento por 7.000 millones de pesos, en dólares, pagaderos en 12 años y a una tasa que rondará entre el 10 y el 12 por ciento.

 

 

 

Gente del entorno de Cornejo y funcionarios han mantenido reuniones con autoridades bancarias donde se habló de esto, encuentros que el gobernador electo no niega, a pesar de que sostenga que esos créditos no están en firme.

 

 

 

La despedida con Los Blancos

 

 

 

Poco ha cambiado para Pérez en su estilo de gobernar a pesar de la derrota electoral y la grave crisis financiera. Hay quienes dicen que el agotamiento de recursos ha producido amagues de renuncias en ministerios como el del Salud, pero él permanece como si nada ante este problema.

 

 

 

Reconoce que el lunes pasado había apenas 100 millones de pesos en la Tesorería de la provincia cuando se acercaba el pago de los sueldos, pero tiene una lectura arriesgada del asunto: considera que esa sequía es algo absolutamente menor para un gobierno que maneja casi 50.000 millones de pesos en recursos al año.

 

 

 

Vocifera que la situación de algunas provincias vecinas, donde los sueldos no son ni por asomo una causa de crisis política debido a la solidez de sus cuentas, sólo es fruto de los beneficios que prodiga el reparto de la coparticipación.

 

 

 

Sin autocrítica, cree que perdió las elecciones por el sencillo agrupamiento de la oposición en contra del PJ e insiste que su gobierno es el que más viviendas hizo y que más obra pública realizó.

 

 

 

Tiene un consejo para Cornejo: que se ocupe en conseguir más ingresos, abriéndole la puerta a la minería por ejemplo, en lugar de concentrarse en los gastos del Estado. 

Gastar más de lo que le ingresa es, a su entender, inevitable. Como otros vicios de la política: “Yo no lo he hecho, pero todos dejan gente”, se defiende ante la polémica por los masivos pases de empleados a planta permanente que avaló el Gobierno este año.

 

 

 

Pérez vocifera hacia afuera, pero también hacia adentro. Todavía hoy, con una puteada, puede dejar secos a asesores y ministros que no atinan a responder alguna de sus inquietudes. "¡Dale culiado, que yo también me estoy matando!", puede decirle, por ejemplo, en un repentino brote emotivo, a aquel que debe explicarle en el teléfono detalles sobre las gestiones para hacer realidad el dique Los Blancos.

 

 

 

La agresión a sus empleados no se justifica, pero tal vez sí su apasionamiento por la obra que prometió Cristina en Mendoza antes de las elecciones del 21 de junio. El gobernador dice que ya tiene asegurado el financiamiento nacional para este gran emprendimiento hídrico, muchas veces prometido por el propio Pérez pero todavía en veremos.

 

 

 

Son casi 1.500 millones de dólares los que aportarán Nación Fideicomisos y el propio Gobierno Nacional, para Los Blancos. Cartellone, la empresa preadjudicada, remplazará al banco brasilero BNDES por este satélite del Banco Nación y a su vez subcontratará a Pescarmona, otra empresa mendocina que está en crisis. Final feliz para las dos historias.

 

 

 

Se ilusiona con firmar el contrato y comenzar los trabajos de Los Blancos en dos meses. Empuja todavía para irse así, con un buen gol a favor sobre la hora, aunque haya recibido muchos en contra.

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