Analizan que el ADN de la familia del testigo quede preservado. Hay sospechas sobre un cuerpo, pero la posibilidad es remota.
En enero, el juez Arias dijo que “puede ser López, todo puede ser, ya no nos sorprende nada”. Pero el 3 de abril en su Facebook Arias dijo: “El cuerpo que hallamos en el cementerio local enterrado bajo otro nombre aún no ha sido identificado, si bien algunas de sus características como la edad presunta o la fecha de su deceso podrían coincidir con Julio López, no es posible afirmar que sea el cuerpo del mismo. En la causa se ha presentado la Unidad Fiscal Federal y nos ha adelantado telefónicamente que es muy poco probable esa hipótesis”.
Uno de los cadáveres resultó ser el de una mujer, y ya fue identificado. El otro, que está en estado de momificación, es 20 centímetros más alto que López. Antes de que se produjeran las declaraciones del juez, ante la aparición de dos cuerpos NN de unos 55 o 60 años, la fiscalía que conduce Marcelo Molina le había pedido que envíe los antecedentes y las autopsias de esos cuerpos. Con esa información, y cuando el rumor empezó a circular en los medios, Molina convocó a los familiares de López, ante quien explicó en detalle la información que tenía y les dijo que, en principio, había descartado que se trate de su pariente. Aunque falta el resultado de la prueba genética, para la fiscalía “las diferencias con López son demasiadas”.
Hace un año, ante la aparición de un cadáver sin identificar en Esquel, la Justicia pidió la muestra de ADN de López para realizar el cotejo y descartar que fuera el testigo desaparecido. Finalmente, el resultado dio negativo, como en todos los anteriores hallazgos y consiguientes pedidos. Por eso el fiscal Molina estudia la posibilidad de que no sea necesario requerir cada vez la muestra, sino que las morgues puedan tener acceso a ella y así evitar las especulaciones.
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