Pidió cambios de fondo durante la manifestación contra el narcotráfico en la explanada de la Catedral. La convocatoria de la Iglesia Católica tuvo el apoyo del COMIPAZ.
Una importante manifestación en contra del narcotráfico y la violencia se desarrolló este lunes al anochecer en la explanada de la Catedral de Córdoba, convocada por la Iglesia Católica y respaldada por el Comité Interreligioso por la Paz (COMIPAZ).
En ese contexto, el arzobispo de Córdoba, Ángel Rossi, pronunció un fuerte mensaje, en el que pidió cambios de fondos y apuntó contra la dirigencia política.
En uno de los pasajes más destacados de su alocución, Rossi expresó: “Basta de drogas y violencia. Estamos a tiempo. Es un anhelo que no sabe de grieta. Al contrario, es puente que une a las orillas distantes. No sabe de banderías, no tiene partidos. Es de todos, es del pueblo”.
“No es la consigna de ninguna facción, porque es la de todos, la que nos une a todos, la que nos sienta en una mesa común a todos, donde el tema central sea no la tajada propia, egoísta, sino el bien común de nuestra gente, el cuidado de todos y, especialmente, de los más débiles, los más vulnerados y vulnerables, los descartados, los tirados al borde del camino, que es lo que hace de la política una de las expresiones más altas de la caridad, del amor, tal como nos dice el papa Francisco”, continuó.
“Este grito, este anhelo, tampoco es exclusividad de ninguna religión. Es un lugar sagrado que nos une a todos los credos, es un templo común, donde hay lugar también para quienes no profesan ninguna fe, donde descalzamos el alma, juntamos las manos, donde lloramos y rezamos, porque nos duele y nos llena de impotencia ver a nuestros niños y jóvenes hechos víctimas de la miserabilidad de unos pocos, porque nos parte el alma el encierro de nuestros abuelos en nuestros barrios, en vez de poder salir a la vereda, sacar las reposeras y la mesita, compartir unos mates conversando en familia y con los vecinos, y disfrutar de la puesta del sol”, agregó.
“Porque nos desespera la deserción de los chicos en el colegio, las aulas despobladas reemplazadas por una esquina del barrio o un rincón de la placita. Rezamos, juntamos las manos, pero, después de juntarlas, las abrimos para el servicio, para darlas, para meterlas sin miedo de que se ensucien, pero que se ensucien en el barro de nuestra debilidad y no en el fango de la corrupción. Y las metemos todos, según la misión o la vocación o el sitio donde Dios nos ha puesto. De lo contrario, ellos habrán ganado”, concluyó.
Hace dos semanas, Rossi había emitió una advertencia contundente al expresar su preocupación por la situación actual en la provincia y compararla con la problemática de Rosario.
Sus palabras generaron una respuesta inmediata por parte del Gobierno provincial, que aseguró que "Córdoba no es Rosario".
La manifestación convocada por la Iglesia Católica buscó visibilizar y enfrentar los problemas de las drogas y la violencia, que afectan a la sociedad cordobesa.
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