El proyecto para limitar la compra de tierras por parte de foráneos está frenado, y las operaciones se profundizan. Un grupo italiano ligado a Benetton busca quedarse con territorio de la Provincia
En ese contexto, surgió la noticia de que un grupo empresario de capitales italianos, que estaría vinculado al magnate Luciano Benetton, invertiría cerca de 25 millones de pesos en tierras de la localidad bonaerense de Arrecifes para avanzar con un emprendimiento vinculado al ganado porcino. “Ya están trabajando”, confiaron fuentes consultadas por Hoy.
Megaemprendimiento
La mayor parte de los magnates que eligen la Argentina para comprar tierras optan por los paradisíacos paisajes sureños o las imponentes quebradas del norte. La provincia de Buenos Aires aparecía como la menos “tentadora” para estos excéntricos millonarios. Sin embargo, en cuanto a su productividad, las tierras bonaerenses son de las mejores del país, por eso no sorprende que un grupo inversor italiano busque terrenos por aquí.
Garfin Group es una firma de capitales italianos que estaría vinculada a Luciano Benetton, uno de los primeros extranjeros que comenzaron a adquirir tie-rras en la Argentina durante la década del ‘90. Esta adquisición, en medio del debate contra la extranjerización, la haría a través de una de las empresas del grupo (Garfin Agro) y tendría como fin instalar una planta porcina en el distrito del norte bonaerense, con una inversión cercana a los 25 mi-llones de pesos.
El intendente de Arrecifes, Daniel Bolinaga, le confirmó a Hoy el avance de este grupo en la localidad. Si bien comentó que hace dos o tres meses que no habla con los representantes de la empresa, confirmó el interés por avanzar con este emprendimiento. El jefe comunal desestimó que el interés de este grupo empresario de capitales italianos guarde relación con el proyecto de extranjerización de la tierra que se debate (o se debería debatir) en el Congreso. “Son inmigrantes italianos, que tienen algunas hectáreas hace como veinte años y viven aquí”, dijo Bolinaga. Otras versiones indican que Benetton estaría detrás de la operatoria.
Las oficinas de la empresa están en Puerto Madero. Pero los emprendimientos agropecuarios se extienden a distintos puntos de la Provincia:
uEstancia La Esperanza, de 4.906 hectáreas, en Arrecifes.
uEstancia La Chita, de 3.056 hectáreas, en Rivadavia.
uEstancia La Morocha, de 11.764 hectáreas, en Balcarce.
La empresa en Arrecifes actualmente posee una planta estratégica de silos con capacidad de almacenaje de 6 mil toneladas de cereales. El objetivo, ahora, es impulsar un nuevo emprendimiento para la explotación porcina. “Irían desde la cría hasta la faena. Y cuando todo esté funcionando a pleno, la parte de la faena puede llegar a generar cerca de cien puestos de empleo”, apuntó el intendente de Arrecifes.
Proyecto
Un debate estancado en el Congreso
Efectivamente, el Gobierno cumplió con su promesa de enviar un proyecto para evitar que las mejores, más bellas y ricas tierras de la Argentina continúen siendo adquiridas por magnates extranjeros que las administran a gusto y placer. Hay sobrados ejemplos de ese abuso: en el sur, por caso, hay lagos cercados por alambre que quedan como propiedad “exclusiva” de sus excéntricos propietarios.
Sin embargo, desde que se envió no hubo avances. Fuentes de la Cámara de Diputados de la Nación consultadas por este medio le apuntan a la presidenta de la Comisión de Legislación General, Vilma Ibarra, integrante del bloque Nuevo Encuentro -aliado al Gobierno nacional- por la falta de tratamiento.
“Parecía que había mucho apuro para avanzar con este tema, pero al final no pasó nada. No hubo ni siquiera una reunión de comisión para tratar el tema”, añadieron.
Si bien el kirchnerismo intentó ponerse al frente de una lucha para proteger las valiosas tierras argentinas, la realidad marca que hubo otros intentos opositores por frenar la extranjerización del territorio y el oficialismo no permitió que avanzaran.
“Hay doce o catorce proyectos sobre el tema. Todos son mejorables. La idea nuestra es poder juntar todos y discutir para sacar la mejor ley posible”, le dijo a Hoy el diputado Ulises Forte (UCR), autor de otra de las iniciativas que fue presentada en el Congreso.
En esa línea, Forte reclamó que el debate avance, aunque sea “despacio”, para lograr una “democratización de la tierra”.
Interés por los alimentos
A partir de las crisis internacionales, son varios los países que apuntan a realizar inversiones con el objetivo de producir alimentos, dada la creciente demanda mundial. La Argentina, por tener disponibilidad de tierras y flexibilidad legal (hasta que no se sancione la ley), es uno de los blancos predilectos. A este interés de la firma vinculada a Benetton se sumaría otro proyecto similar que buscaría radicarse en Bolívar, con una inversión que rondaría los 10 millones de dólares para apuntalar también la producción porcina. No obstante, este proyecto aún estaría en ciernes.
El año pasado había surgido el interés de la empresa estatal de Qatar Hassad Food de invertir en emprendimientos agrícolas para el cultivo de cereales en distintas partes del mundo. Uno de los posibles destinos era la Argentina, donde tenían pensado invertir 100 millones de dólares.
El 10% del territorio, en manos de extranjeros
La falta de una ley que regule la compra de tierras de extranjeros en la Argentina hace imposible determinar con datos concretos qué cantidad de terreno pertenece a grupos o personas extranjeras. Sin embargo, hay estimaciones que indican que entre 20 y 25 millones de hectáreas del país están en manos foráneas. Se trata del 10 por ciento del territorio argentino.
La mayor parte de los magnates buscan el sur como destino. Joe Lewis, Ted Turner, el propio Luciano Benetton y Douglas Tompkins son los más conocidos, los que trascendieron en los últimos años.
Tompkins, por caso, posee alrededor de 400 mil hectáreas, distribuidas en Corrientes, Neuquén, Río Negro y Tierra del Fuego. Hace algunos meses habría vendido una de sus estancias correntinas (Añacuá, de 9.800 hectáreas) por casi doce millones de dólares.
Lewis, por su parte, adquirió una estancia que incluía Lago Escondido (foto), en Río Negro. Para dejar en claro que era “su” lago, lo alambró. Así, los habitantes de esa zona del país deben dar enormes rodeos para poder cruzar algunos caminos que quedaron dentro del territorio privado.
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