La ONG tiene dificultades para pagar el alquiler, los servicios y los sueldos de los profesionales. Concurren 30 adolescentes y jóvenes en tratamiento por trastornos alimentarios.
Aluba atiende a 30 mujeres de entre 14 y 39 años, con un abordaje interdisciplinario y grupal. Allí trabajan tres psicólogas, un médico clínico y un psiquiatra. “Atendemos a todas las personas, tengan o no dinero. No recibimos ningún subsidio del Estado”, aclaró Godoy.
Desde la ONG piden que las obras sociales regularicen los pagos. “Además, si algún particular puede ayudar, siempre es bienvenido. Mucho de lo que tenemos se compró gracias a donaciones. Lo más difícil de afrontar es el alquiler. A fin de año se nos vence el contrato y tendremos que buscar otra casa”, contó la secretaria.
Las patologías
Rechazar la comida o atorarse con ella, hacer actividad física en exceso, provocarse el vómito, tomar laxantes o encerrarse en el baño después de comer son algunas de las conductas de quienes padecen trastornos alimentarios. En Aluba atienden pacientes con bulimia, anorexia, trastornos por atracón (comer grandes cantidades en poco tiempo), vigorexia (obsesión por el cuerpo musculoso), permarexia (hacer dieta permanentemente), ortorexia (comer sólo lo “sano y natural”) y los trastornos de alimentación en la infancia (niños que rechazan determinados tipos de alimentos: por ejemplo no comen nada de color verde).
Entre los síntomas que deben alertar al entorno familiar, las especialistas detallaron: “Primero se ven los cambios físicos, pero también en la conducta: la paciente empieza a estar más irritable, sufre de ira, tiene oscilaciones en su ánimo y una distorsión sobre su imagen corporal. Ponen excusas para no comer (“me siento mal”, “tengo que estudiar”, “ya comí en otro lugar”) y evitan los eventos sociales que incluyen la comida, lo que produce aislamiento social”, indicó la psicóloga Rita Cabrera.
A Aluba llegan pacientes por su propia cuenta o derivados por otros especialistas. “Cuesta darse cuenta y entender la gravedad de esta enfermedad. Por eso llegan pacientes que están enfermos hace muchos años. Algunos vienen con riesgo clínico u obligados por su familia”, contó la psicóloga Julieta Arolfo.
El tratamiento implica un abordaje interdisciplinario, grupal y con las familias. “Si bien es el paciente el que presenta el síntoma, la enfermedad está en toda la familia”, advirtió la profesional.
Los trastornos alimentarios son multifactoriales, ya que intervienen aspectos psicológicos, sociales (el culto a la belleza y delgadez), familiares y neurológicos. “Los tratamientos son largos -cuatro años como mínimo-, porque implican desaprender determinadas conductas y aprender nuevas pautas familiares, mejorar las relaciones e insertarse socialmente”, concluyó Cabrera.
EL DATO
La ONG
Aluba tiene su sede central y su comisión directiva en Buenos Aires, y 14 delegaciones en todo el país. En Santa Fe funciona una sede desde marzo de 2009, que integra la región Centro junto a la de Paraná y Córdoba, bajo la coordinación de Rodolfo Montero. Para contactarse, llamar al (0342) 4521050 lunes, miércoles y viernes de 8 a 13, y martes y jueves de 8 a 17, o por mail a alubasantafe@hotmail.com
Los jueves a las 14, se dan charlas informativas abiertas a toda la comunidad, en Irigoyen Freyre 3008.
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