El funcionario radical sostiene en una entrevista con La Capital que los episodios constituyen un mojón para la policía santafesina, institución que tiene una muy mala imagen desde hace ya algunos años.
Maximiliano Pullaro no sólo pasó de la pax legislativa de la Cámara de Diputados de la provincia al Ministerio más candente y repleto de adrenalina, sino que debutó en la cartera de Seguridad con el episodio más resonante del que se tenga memoria reciente en la provincia: la búsqueda y recaptura de los hermanos Lanatta y Víctor Schillaci.
El funcionario radical sostiene en una entrevista con La Capital que los episodios constituyen un mojón para la policía santafesina, institución que tiene una muy mala imagen desde hace ya algunos años. Pullaro relata los sucesos que se produjeron durante la cacería de los condenados del triple crimen pero, además, traza una visión con presente y futuro de las fuerzas que conduce.
—¿Cómo terminó la relación entre ustedes y las autoridades nacionales y bonaerenses, si es que la historia terminó?
—Vivimos momentos de mucho tensión durante la captura, con información que circulaba desde todos los lugares. Pero, la semana pasada, Eugenio Burzaco (viceministro de Seguridad nacional) planteó claramente que el gobierno de la policía de Santa Fe y el gobierno santafesino en ningún momento comunicaron que tenían a los tres prófugos, sí que teníamos a uno. No negamos que Gendarmería podía tener a los otros dos porque no sabíamos, no podíamos desmentir una información que no era nuestra. Nosotros siempre ratificamos que teníamos a Martín Lanatta y sentíamos que las fuerzas federales tenían a los otros dos prófugos. Yo les di una orden operativa al jefe de las TOE y al jefe de policía de levantar el cerco perimetral que teníamos en esa zona cuando tengamos confirmación visual de los otros detenidos. Como eso nunca sucedió, el cerco no se levantó.
—¿Quién informó a Bullrich que habían sido apresados los tres prófugos?
—Cuando llegamos a Sauce Viejo, un gendarme nos afirmaba que en la localidad de Cuatro Bocas estaban los otros dos prófugos. Yo le pregunté a ese gendarme en qué lugar y me dijo que en la comisaría. Ahí yo respondí que en Cuatro Bocas no había comisaría. No sé su nombre, si lo veo lo reconozco.
—Carrió aseguró que la policía santafesina los tuvo retenidos desde el sábado.
—Yo no tengo que responderle nada a Carrió. Las acusaciones de ella se responden solas cuando cita a un grupo de whatsapp, o cuando injuria irresponsablemente a un hombre digno como Antonio Bonfatti. Los santafesinos nos pasamos una semana entera dando explicaciones por acusaciones que se demostraron falsas, una tras otra. Tenemos la obligación de poner toda la energía en la construcción de una provincia segura.
—¿Y cómo quedó la relación con la Nación?
—Con la Nación no tuvimos inconvenientes. Con (Cristian) Ritondo (ministro de Seguridad bonaerense) se aflojó la situación; tal vez él tenía otro tipo de presión, no fue fácil lo que vivió la seguridad pública de la provincia de Buenos Aires. Tenemos que trabajar en conjunto con todos los Estados para pelear contra la inseguridad.
—¿Estos tres personajes actuaron con apoyo político y de fuerzas de seguridad o los manejó la improvisación?
—Por lo que pude observar sobre cómo operaron los Lanatta y Schillaci en Santa Fe, vi a tres personas muy sagaces, dispuestas a todo, sin una logística criminal que los asista externamente y les permita fugarse o adelantarse a lo que hacía la policía santafesina. Aquí no tuvieron eso. Si lo tuvieron en Buenos Aires, lo desconozco. Ellos se fugaron de una prisión de máxima seguridad, consiguieron una camioneta, dinero y armas. Vi a tres personas muy golpeadas por el choque que tuvieron.
—¿Los tres prófugos estaban golpeados?
—No. Los dos Lanatta. Martín estaba muy golpeado porque cuando golpean llevaba el FAL de frente a él. El FAL le pega en el ojo y le ocasiona una fractura en la cara. Cristian tenía fisurada una costilla. A Schillaci no lo vi golpeado. Sí los vi muy desgastados físicamente, porque se alimentaron mal, durmieron mal. Tenían muchísimas picaduras de mosquitos, pero no observé logística criminal, aunque no la descarto. Si hubiesen tenido apoyo externo no encaraban para la ruta 1.
—¿Los Lanatta y Schillaci se comunicaban como lúmpenes o los notó preparados?
—No me dejaron la sensación de ser tres lúmpenes. Estaban preparados en manejo de armas y en situaciones extremas, no cualquiera sobrevive 3 días a la intemperie en esos lugares. Vi personas muy sagaces, pero con limitaciones. Vi personas violentas, muy violentas, y eso nos preocupaba.
—¿Y por qué eligieron escapar hacia la provincia de Santa Fe?
—Tenían mapas porque iban hacia Paraguay. En ese trayecto, Santa Fe es un punto de paso. Por la poca o nula asistencia externa que tuvieron en Santa Fe no tengo la sensación de que eran parte de algo que les daba cobertura. Si hubiesen sido parte de algo más grande, los habrían sacado.
—Atento a la pésima prensa que tiene la policía de Santa Fe, ¿lo que ocurrió es un mojón para cambiar de raíz?
—Comienza una nueva etapa para la policía de Santa Fe. La sociedad reconoció la labor de nuestros agentes. Actuó de manera profesional, con capacidad técnica y de logística durante los 4 días de persecución. Es la gran oportunidad que tiene ahora la policía para recuperar el prestigio perdido y reconciliarse con la sociedad. Ahora hay que continuar por ese camino, con una policía proactiva que impida el delito y no espere a que el delito se cometa. No hay que dejar de mirar los problemas que tenemos. No podemos decir que no tenemos focos de corrupción porque tuvimos lo mejor, los seguimos teniendo. Pero la mayoría de los policías es gente buena, que trabaja para prevenir bienes y vidas de los santafesinos. Hay delincuentes vestidos de policías que la institución nos tiene que ayudar a separar. Tenemos que tener la mejor policías del país
—Se le achacó al gobierno anterior que no controlaba políticamente a la policía.
—Nosotros conducimos la policía con planificación que estamos logrando por medio de la Secretaría de Análisis, que parte de construir datos propios y de tomar los que tenemos del Ministerio Público de la Acusación, de la propia policía y de los centros territoriales de denuncia. La política controla y conduce a la policía desde la planificación, lo operativo queda para lo policial. Nosotros no nos metemos en los operativos, planificamos y damos directivas muy claras.
—¿Qué van a firmar con Bullrich la semana próxima?
—Se va a poner en funcionamiento el comando unificado de fuerzas en la provincia. Eso determina la labor operativa de Policía Federal, PSA, Gendarmería y Prefectura con la policía de Santa Fe. Hoy tenemos muchos hombres de las fuerzas federales pero no tenemos claro qué están haciendo aquí. Como que cada orden parte de su estructura jerárquica. Si no hay planificación es un caos, como se vio en Helvecia. Hoy la Policía Federal patrulla el centro pero sin una lógica criminal para seguir, lo mismo que Gendarmería cuando patrulla los barrios.
—Macri dijo, durante la entrevista que este diario le hizo en Olivos, que Rosario no es el lugar natural para Gendarmería, ¿pero está preparada la policía local para actuar sola? Han habido demasiados episodios de inseguridad en la ciudad.
—Nosotros sabemos que en algún momento Gendarmería se va a ir, y estamos mejorando nuestra policía día a día. Queremos que el ciudadano vuelva a tener confianza en la policía.
—¿Cómo sobrelleva pasar de un lugar sin sobresaltos, como la Cámara de Diputados de la provincia, a estar como ministro del área más candente?
—Es apasionante. Estoy en un lugar en el que soy fusible, y está bien que sea así. En Seguridad nadie tiene el lugar asegurado, hay que demostrar día a día. No dudaría en cambiar este mes que me tocó conducir el Ministerio de Seguridad por cuatro años de legislador. Esto es acción pura.
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