El agua mineral natural puede ser sostenible y así es como se consigue

El agua mineral natural puede ser sostenible y así es como se consigue

Bezoya, la marca de Pascual, cumple su objetivo de utilizar botellas hechas 100% de plástico reciclado y anuncia la neutralidad en carbono para 2022

Ese ciudadano que elige los transportes menos contaminantes, que recicla en casa y que mira con lupa lo que compra, es el modelo de ciudadano comprometido con el medio ambiente que busca cuidar el planeta. Y ese ciudadano, cada vez son más ciudadanos. Por eso las empresas preocupadas por la sostenibilidad de su actividad se esfuerzan por reducir su huella de carbono con soluciones respetuosas y responsables, avanzando con la ciudadanía hacia un mundo más verde y mejor. 

Aunque no todas las compañías tienen la misma carga de responsabilidad, la industria del agua mineral embotellada es consciente de que mueve miles de toneladas de plástico cada año, y que eso hay que saber gestionarlo para provocar el menor impacto posible en el medio ambiente. Por suerte para el planeta, la producción sostenible es posible y en Bezoya tenemos un claro ejemplo de ello. La marca de agua mineral natural de Pascual se comprometió a llegar a final de 2021 utilizando únicamente botellas de plástico reciclado, y así ha sido. Todas las botellas de Bezoya están hechas de otras botellas, cerrando así el círculo de un ciclo que alivia el estrés sobre el planeta.  

Hemos de tener en cuenta que hablamos de cifras grandes. Enormes. Bezoya reutilizó en 2021 alrededor de 7.000 toneladas de plástico, lo que equivale a unos 280 millones de botellas de agua de 1,5 litros. Gracias al empleo de materiales reciclados la marca evitó en 2021 la emisión de 26,2 millones de kg de CO2 a la atmósfera, lo que, para entendernos, es equivalente a lo producido por más de 12.682 coches diésel durante un año o por el consumo eléctrico de 25.900 hogares españoles durante el mismo periodo de tiempo.

Para continuar reforzando su apuesta por la circularidad Bezoya y Pascual han puesto el foco en el principio de las tres R: reducir, reutilizar y reciclar, poniendo especial atención al abandono de residuos plásticos. Según Eliecer Hernández, director del Negocio de Aguas de Pascual, “con nuestro ‘Compromiso Bezoya’ queremos ser motor de cambio, acelerando nuestros objetivos de sostenibilidad y dando lo mejor en todos los eslabones de nuestra cadena de valor”.

Las campañas de concienciación trabajan para que ciudadanos comprometidos cada vez sean más, y Pascual avanza en ofrecer, a través de todas sus marcas, soluciones sostenibles para que datos como los facilitados por el Informe Anual de Hi-Cone 2021, que asegura que el 61% de los encuestados recicla más del 75% de sus residuos plásticos, sean aún mejores

El siguiente objetivo: ser carbono neutral

Pero el compromiso medioambiental no solo reside en eliminar lo que se ve, sino también lo que no se ve. Por eso para Bezoya, si su objetivo en 2021 ha sido utilizar botellas provenientes de plástico reciclado, en 2022 su reto es lograr su neutralidad en carbono reduciendo al máximo sus emisiones y compensando aquellas que la tecnología actual no permita eliminar. Para lograr esta neutralidad, la marca de agua mineral natural ha de ser capaz de retirar por distintas vías la misma cantidad de dióxido de carbono (CO2) que emite a la atmósfera, reduciendo así los daños que se pudieran ocasionar al entorno.

Es importante tener en cuenta que ese CO2 se emite de muy diversas formas y en diferentes niveles. Las emisiones de alcance 1 son las emisiones directas generadas por el consumo de combustibles y de las recargas de refrigerantes, mientras que las consideradas de alcance 2 son las emisiones indirectas procedentes de la electricidad comprada y utilizada en las plantas de envasado. Para conseguir la neutralidad en carbono Bezoya reducirá esas emisiones y, para las restantes, compensará su efecto para conseguir que 2022 sea su primer año totalmente neutro en carbono.

Como no es sencillo acreditar la total neutralidad en carbono, Bezoya registra desde 2013 sus emisiones en la Oficina Española de Cambio Climático (OECC), una certificación independiente que avala sus cifras. El trabajo para lograr un compromiso medioambiental auténtico necesita tocar muy diversos campos: desde el diseño y comercialización de  sistemas de envase innovadores como el Bag in Box, que permite usar un 70% menos de plástico por cada litro de agua; hasta utilizar energía eléctrica de generación 100% renovable.

Todo, además, obteniendo certificados medioambientales como el sello Residuo Cero de AENOR, que acredita que sus plantas no envían prácticamente ningún residuo (menos del 1%) a vertedero, o el LEED Silver, que reconoce la sostenibilidad de su planta de envasado de Ortigosa del Monte. Porque tal y como recuerda Eliecer Hernández, “en la lucha contra el cambio climático no hay sitio para el conformismo, a cada avance que obtengamos le seguirán siempre nuevos retos y compromisos”.

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