Cae la actividad del transporte de cargas

Cae la actividad del transporte de cargas
La actividad internacional bajó entre 35 y 40% producto de la reducción de las exportaciones y la competencia del transporte chileno. La actividad nacional disminuyó otro 30%, debido a que la retracción del consumo genera menor traslado de mercaderías. Quejas del sector por medidas del Gobierno.
Los transportistas de Mendoza no atraviesan un buen momento. En lo que va del año, el transporte internacional, principal actividad de las empresas locales del rubro, cayó entre 35 y 40%, dejándolas casi sin margen de utilidad.

Según coinciden los referentes del sector, esta disminución tiene una doble explicación: por un lado, la reducción a las exportaciones ha repercutido directamente en el transporte de cargas; por otro, los costos internos han afectado la competitividad de las empresas y ha llevado a que las cargas sean absorbidas por transporte extranjero, principalmente chileno.

Esto se conjuga con una realidad local no menos pesimista. La retracción del consumo interno también ha provocado una baja del transporte nacional que ronda el 30%.

El panorama se completa con un aumento de los costos del sector que según la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac) en los primeros cuatro meses de 2014 alcanza un 18,80%, y un 38,09%, en los últimos doce meses.

En Mendoza existen unos 5.000 camiones y 481 empresas asociadas a Aprocam (Asociación Propietarios de Camiones de Mendoza). Aunque por ahora el sector viene haciendo frente a este difícil escenario, advierte que no sabe cuánto tiempo más podrá resistir la situación sin verse obligado a suspender o despedir personal.

Termómetro de la economía

“Los vaivenes de la economía han afectado mucho al transporte. Es el rubro que más lo siente a nivel país porque lo que más ha bajado es el transporte internacional. En los últimos tres o cuatro meses, la actividad ha caído entre 35 y 40%, debido a la falta de competitividad que tenemos en el sector”, ilustró Guido Calzetti, presidente de Aprocam.

Y es que los transportistas vienen acusando un doble impacto. “Los costos internos se nos han incrementado mucho y si bien las exportaciones han caído, la pérdida de competitividad de la mayoría de las empresas ha hecho que muchas cargas sean absorbidas por transportes extranjeros”, completó Calzetti, de Transportes TRAC S.A.

A esto se suma la merma del transporte nacional. Sabido es que el transporte es un termómetro de la economía y por tanto, uno de los primeros sectores que acusa recibo en épocas de dificultades, tal como viene ocurriendo.

En este sentido, Calzetti destacó: “la inflación está y la gente cada vez tiene menos dinero para comprar así que se siente el impacto de una recesión de la economía. Hoy ya no se consume como antes, entonces las cargas disminuyen, no se transporta alimentos ni otros productos y, para nosotros, eso se traduce en una merma del trabajo”.

Uno de los rubros que más ha caído es el transporte de cereales, una de las principales cargas de Mendoza. Además, a nivel local, las inclemencias del tiempo golpearon el sector frutícola y conservero, reduciendo sus volúmenes.

Este contexto afecta tanto a empresas transportistas grandes como pequeñas, aunque las primeras “son las más afectadas porque tienen costos fijos y mucho personal”, indicó.

Para Carlos Messina, de Transportes Messina S.A, “hoy el transporte está en una situación bastante delicada, producto de la caída de la actividad y de algunas decisiones que se han tomado en los últimos tiempos que han gravado más la actividad”.

“El transporte está directamente ligado al consumo. Nosotros movemos lo que la economía produce y al estar retraída la economía, el transporte está seriamente afectado”, añadió Messina.

Según explicó, Guillermo Pérez, dueño de GF Pérez Transporte S.A, una empresa familiar, “la reducción acentuada de la actividad está generando una sobreoferta de transportistas y eso hace que los dadores de carga empiecen a poner ellos los precios, como ya está ocurriendo”.

De hecho señaló que esta situación ha hecho que “el precio de los fletes está un 20% más bajo”, lo que sumado a “la incidencia de los costos impositivos y laborales, ha reducido los márgenes de utilidad prácticamente a cero”.

En el mismo sentido, Fabián Suden, de Transporte Juan Suden S.R.L., otra firma familiar, indicó que “el transporte está muy mal. La falta de trabajo y la competencia del transporte chileno nos están agobiando”.

“Hoy estamos trabajando a menos. Estamos analizando bajar sueldos, parar camiones o subirnos a manejarlos nosotros de nuevo, porque no nos da. Hay camiones parados en todos los transportes, choferes que buscan trabajo y no consiguen. Los altos costos que tenemos nos está afectando”, comentó.

Para este transportista, “el tema no pasa por el tipo de cambio sino porque haya trabajo. Habiendo trabajo las cosas se acomodan. En el mundo la tonelada de hierro vale 900 dólares y en Argentina 1.200 dólares y ese desfasaje está en todos lados. Tenemos costos muy altos”.

Chile, más barato

Como señalaron los transportistas, el aumento de los costos y la fuerte carga impositiva está haciendo que aquellas empresas que necesitan trasladar sus productos, contraten transportes extranjeros que son más baratos que los argentinos. Y, en esta pelea, el principal competidor es el transporte chileno.

Si bien el precio del combustible con el vecino país está prácticamente igualado, hay otras variables que son más convenientes. “Por ejemplo, los salarios son mucho más baratos allá. En Argentina, un chofer cuesta alrededor de 3.500 a 4.000 dólares mensuales, mientras que en Chile está en 1.500 dólares mensuales. Un neumático que en Chile vale 500 a 600 dólares, acá cuesta 1.000 dólares”, ejemplifica Calzetti.

Otro caso es el caso del precio de las unidades. Un camión que acá cuesta unos 140.000 dólares, cruzando la Cordillera “puede valer entre 15.000 y 20.000 dólares menos, pero además ellos acceden a un mercado de camiones chinos a los que Argentina no accede y los costos de mantenimiento son muchos menores”, resaltó Messina.

Pero sin dudas, lo que hace la diferencia con Chile son “las cargas tributarias que ellos no tienen”.

Medidas del gobierno

Amén de estas circunstancias de la economía, el sector también enfrenta distintas medidas del Gobierno que lo afectan de lleno.

Hace aproximadamente un mes, la Aduana Argentina lanzó una resolución por la cual las mercaderías de exportación deben ser despachadas en origen, lo que golpeó a muchas firmas mendocinas que funcionaban como centro logístico.

“La mayoría de las empresas almacenaban mercadería en Mendoza y desde acá se despachaban a Chile. Hoy, por esta resolución de Aduana, una mercadería que se produce en Córdoba, por ejemplo, debe salir desde Córdoba y así con el resto de las provincias. Es por eso que esos centros logísticos mendocinos están casi sin funcionamiento”, relató Calzetti.

Con esta disposición, acotó Messina, “los despachos que se hacían en Mendoza se están trasladando a otras provincias y Mendoza está siendo afectada como un polo logístico, como un mercado donde se concentraban cargas hacia Chile”.

Otra de las medidas estatales que inquieta a los transportistas es el traslado de vinos vía ferrocarril que impulsa el gobierno provincial, a partir de un acuerdo con Belgrano Cargas.

De hecho, el Ejecutivo local está promocionando fuertemente el transporte de vinos desde el Parque Servicios Industriales Palmira (PASIP) en San Martín a Caseros en Buenos Aires, enfatizando la reducción de costos de logística y ofreciendo una tarifa diferenciada de $5.000.

El convenio y la agresiva publicidad que se le está dando al tema han motivado el disgusto de los propietarios de camiones porque consideran que “este valor seguramente incluye un subsidio porque nosotros para hacer un viaje a Buenos Aires con esa plata no tenemos ni para el combustible”, enfatizó Calzetti.

Es más, desde Aprocam sostienen que un viaje a Buenos Aires, incluyendo combustible, chofer e impuestos ronda los 14.000 pesos. “Hoy el ferrocarril es estatal por lo que si se lo subsidia por más que trabajemos en los costos y busquemos ser lo más baratos posible, lamentablemente no podemos trabajar”, se sinceró el titular de la entidad.

“Esto de los trenes nos ha molestado bastante porque es un costo que sólo funciona con fuertes subsidios y esto genera muchos desequilibrios. Además, el transporte ha sido tomado como un medio de recaudación. El transporte no es caro, se lo ha encarecido. El combustible se ajusta dos meses al mes, es uno de los sectores con costos laborales más altos y a esto hay que agregar todos los costos impositivos que se van sumando como aranceles de Senasa, impuestos municipales, costos de inscripción, etc., etc.”, completó Messina.

El fantasma de los despidos

Frente a este panorama adverso, los transportistas buscan mantener cierta expectativa de que las cosas mejoren. De hecho, esta semana se reunieron con el ministro de Agroindustria y Tecnología de la Provincia, Marcelo Barg, para manifestarle su preocupación por la resolución de Aduana y su impacto en Mendoza como centro logístico y otros problemas del sector.

“El gobierno tiene que poner reglas claras y tomar medidas para que no sólo el transporte mejore sino la economía en general. Uno siempre trabaja en los costos para ser lo más eficiente posible, pero hoy la carga impositiva es bastante. Hasta ahora, la mayoría de las empresas está con el personal completo, tratando de subsistir y no despedir gente pero si esta situación continúa no sabemos hasta cuándo vamos a poder aguantar sin despedir personal”, advirtió el presidente de Aprocam.

“Los impuestos no lo subimos nosotros, como tampoco el combustible ni el costo laboral. Por eso es caro el transporte de carga”, defendió Calzetti.

Por su parte, Pérez se mostró menos optimista: “El transporte es el termómetro de cómo marcha el país. Cuando funciona bien, hay equilibrio; cuando se frena, enseguida se ve la sobreoferta. Si la inflación no se controla, la expectativa es poca”.

“Teníamos expectativa de que se compusiera en estos meses que estamos pasando porque comienza la cosecha de cereal pero no pasó nada. Al revés, las tarifas que siguen bajando. Mientras sigamos con la competencia del transporte chileno, no le veo mucha solución. El panorama realmente es negro y encima nos quieren poner el bitren”, se lamentó Suden, en tanto.

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