La suba de tarifas frenó el consumo de electricidad y de gas en los hogares

La suba de tarifas frenó el consumo de electricidad y de gas en los hogares

En el caso de la luz, la demanda apenas subió 0,2% en el tercer trimestre del año; en el segundo caso, cayó 3,1%; satisfacción en el Gobierno

El homo economicus que, según los manuales, tiene todo consumidor adentro y estuvo ausente durante el kirchnerismo por la distorsión de precios relativos, parece haber emergido en el tercer trimestre del año de la mano de los aumentos de tarifas, los primeros importantes en más de 12 años. Así lo muestran las últimas estadísticas oficiales, que exhiben la caída en el consumo de gas en hogares y un freno importante en la demanda residencial de electricidad, dos rarezas en materia de servicios públicos.

Las cifras entusiasman a los funcionarios del Ministerio de Energía y a los diversos asesores del presidente Mauricio Macri que tallan en la cuestión energética. No es para menos: en un país que atraviesa una crisis de suministro declarada oficialmente y puesta en evidencia con la aplicación de cortes programados de luz el verano pasado, la primera muestra de ahorro por parte de los consumidores prueba que la señal de precios que ensayó el Gobierno conduce a la demanda por el camino deseado.

Entre julio y septiembre pasados, el consumo nacional de gas creció 1,1%, según cifras oficiales. El leve incremento se debió a una mayor demanda de las centrales eléctricas, que lo utilizan como combustible, pero la contracara fue una reducción de 3,1% en el consumo de los hogares. En el mismo período del año pasado, el consumo de ese insumo había alcanzado un número récord para esa época del año.

La temperatura suele ser el factor que más incide en el consumo residencial de gas. La cuenta es sencilla: cuando hace más frío, aumenta el uso de ese recurso para calefacción. No fue lo que ocurrió en el tercer trimestre del año, dado que la temperatura estuvo en niveles similares a los del año pasado y no justifica la reducción del consumo, según interpretaron fuentes oficiales ante la consulta de LA NACION. Más aún: si se compara la temperatura real con la de "confort" (una estimación que se usa para las estadísticas), el trimestre pasado se tendría que haber consumido más gas, algo que no ocurrió.

Tampoco el estancamiento de la economía justifica la menor demanda hogareña de gas, que suele tener mejores correlatos en la industria, como ocurrió con la energía eléctrica. Por eso, los primeros análisis indican que el ahorro estuvo vinculado con el aumento de tarifas.

Después de un primer intento fallido en abril, varias marchas y contramarchas y un fallo en contra de la Corte Suprema, el Gobierno impuso un incremento de 203% en promedio en las tarifas de gas. Además, dispuso subas en el precio del gas mayorista dos veces al año, hasta 2019, con vistas a reducir los subsidios del Estado a la demanda. A eso se les sumarán los incrementos que reciban las distribuidoras y las transportadoras.

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El caso de la luz no es tan evidente, pero muestra un cambio en la tendencia que venían exhibiendo los indicadores, según el último Informe de Coyuntura del sector energético que difundió días atrás el Gobierno. En el tercer trimestre la demanda bajó 1,4% en comparación con el mismo período del año anterior, principalmente por el menor consumo del sector comercial y del industrial (cayó 5,8%), ambos afectados por el largo letargo de la economía.

La demanda en hogares subió, pero apenas 0,2%, un número exiguo para ese segmento de consumo, que se caracteriza por orientar al alza sus requerimientos más allá de la marcha de la economía.

Otro informe del sector eléctrico elaborado por Cammesa, la compañía administradora del mercado eléctrico, que pudo ver LA NACION, muestra algunas cifras diferentes, pero en la misma tendencia. Un funcionario que suele prestarles atención a esas estadísticas y pidió reserva de su nombre sostuvo que la población empezó a cuidar más la electricidad por cierta "conciencia" del tarifazo antes que por los cambios reales en la factura, que estuvieron frenados la mayor parte del año por los fallos de la Justicia adversos al Gobierno.

Tanto la Casa Rosada como el Ministerio de Energía esperan que en el verano se refrende el incipiente cambio de rumbo en el consumo que apareció en el tercer trimestre. Para eso pondrá especial esfuerzo en la difusión de medidas de uso eficiente de la energía, una tarea que la actual administración parece haberse tomado en serio, hasta el punto de crear una subsecretaría a cargo del área, que maneja Andrea Heins.

La funcionaria sostuvo días atrás que si todos los acondicionadores de aire en funcionamiento en el país se usaran a 24° en lugar de 20° se ahorraría el equivalente a 850 MW de potencia. "Esto es más que la potencia de Atucha II, de 745 MW", explicó.

La primera cifra, además, representa el consumo de aproximadamente 211.000 hogares y la posible disminución de la demanda haría que más familias tengan luz en las épocas críticas.

El año pasado, por caso, se aplicaron cortes programados de electricidad debido a que el consumo superó en algunas ocasiones la oferta disponible, incluida la importación. De manera que la suerte del suministro en las próximas semanas estará en parte atada al control remoto de los splits.

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