Peppo con el veto de Capitanich y Aguilar no despega: ¿se confirma el acuerdo entre Coqui y Aída?

Peppo con el veto de Capitanich y Aguilar no despega: ¿se confirma el acuerdo entre Coqui y Aída?

La precandidatura a la Gobernación de Domingo Peppo sigue en pie a pesar de las zancadillas que ensayó el coquismo para desmoralizarlo, pero los efectos de la movida que terminó por eyectarlo del Instituto de Vivienda se perciben en su actitud: ya no luce con el mismo temple y tampoco muestra garra a la hora de enfrentar la compleja interna peronista.

La razón invocada para privarlo del cargo seria extensible a Chiyito que quiere ser reelecto o al propio Coqui que desde la Gobernación ahora apuntaría a dos cargos, la Intendencia de Resistencia y simultáneamente una banca en la Legislatura. Al presidente de Lotería que lo estarían yendo desde semanas atrás pero sigue, y así muchos más no alcanzados con la misma vara que exceptuó a Gustavo Martínez que cada vez se muestra más quisquilloso frente al gobierno provincial que busca disciplinarlo a una estrategia con el sello de Coqui.

Mientras tanto Eduardo Aguilar sigue sin hacer pie como el candidato favorito del establishment justicialista. Todo indica que por ahora se mueve con alforjas flacas (apenas se observa su rostro en modestos afiches columneros y los spots televisivos no aparecen con regularidad) y que sólo tiene una media palabra de Jorge Capitanich, quien nunca puso toda la carne en el asador por quien era considerado su delfín, pero que a la hora de la verdad lo dejó solo relegándolo en las encuestas como producto de la falta de un apoyo explícito que quizás si se hubiera plasmado desde el principio otro seria el cantar a esta altura, situación esta que origina en Aguilar una molestia cada vez más difícil de dejar tener en cuenta al punto que en dos oportunidades en los últimos días se habló de que se bajaría definitivamente de su postulación, tanto más cuanto cobro cuerpo la posibilidad de que Coqui está creando las condiciones para allanar el triunfo de la candidata radical.

El gobernador avanza en una estrategia que contradice toda lógica. No termina de cumplir su compromiso de anular la licitación de los casinos con lo cual parece como respaldar una privatización de los juegos de azar que ideológicamente se contradice con el modelo K, se mantiene al margen de la pulseada entre los precandidatos y avanza en una confrontación con Gustavo Martínez para disputarle su bastión de la capital chaqueña, algo que decididamente Gustavo no parece dispuesto a darle esa satisfacción. En la pulseada el gobernador llevaría las de perder porque el gustavismo maneja la estructura política del peronismo de Resistencia.

Visto desde afuera, el proceder del gobernador hasta podría ser tildado de funcional con los planes de la intendenta Aída Ayala, quien se beneficia día a día de las grietas que se reproducen en un Partido Justicialista que, pese a hallarse en ejercicio del poder, luce debilitado como consecuencia de los enfrentamientos internos, pero en una mirada más profunda lo que ocurre es que hay intereses comunes. El triunfo de Aída le permitiría a Capitanich seguir mandando en el justicialismo del Chaco, aunque para cerrar el círculo debe asegurarse no tener una sorpresa en la capital, pues si Gustavo termina quedándose con la sucesión de Aída se quedará con el liderazgo en el partido y dentro de ocho años podrá apuntar en serio a la Gobernación, desmitificado como quedó aquello de la imagen negativa con que siempre se lo descalificó al hombre fuerte del PJ de Resistencia.

Los jefes territoriales del PJ (léase los intendentes y los referentes de cada departamento que sin ser jefes comunales conservan un caudal respetable de votos) comienzan a vislumbrar señales subliminales enviadas desde la Casa de Gobierno para un enroque sin precedentes en el que Ayala asuma como titular del Ejecutivo provincial, mientras Capitanich hace lo propio en el sillón de la jefatura municipal, ecuación que para cerrar necesitaría el visto bueno de Gustavo, quien se mantiene en sus trece y no quiere ni considerar la posibilidad de bajarse.

El principal indicio de una posible entente secreta entre Aída y Coqui es la orfandad a la que fue sometido Peppo. Es el mejor posicionado en encuestas, pero su postulación nunca logró el respaldo de la cúpula peronista que encabeza Capitanich. Desdeñado por su propio líder, el villangelense perdió bríos y se ve opacado por otras figuras que a pesar de no contar con el respaldo gubernamental mantienen la guardia alta.

 

De hecho, Peppo no muestra la misma convicción de Gustavo Martínez para enfrentar al gobernador. El ministro oriundo de Resistencia ya dejó en claro que dará batalla en cualquiera de los escenarios electorales que se puedan plantear.

El jefe de Sameep y ministro de Urbanismo llegó al extremo de hacer contactos con los emisarios de Sergio Massa con tal de no ceder el fruto de su trabajo de tantos años de construcción política en Resistencia.

No pasa lo mismo con Peppo, quien pareciera haber ralentizado su maquinaria producto del decaimiento general de la expectativa que produjo la neutralidad de Capitanich en el dilema de las candidaturas. Lo curioso es que Aguilar tampoco capitaliza esta desaceleración de Peppo

. Su carrera hacia la Gobernación por ahora se circunscribe a calentar motores con recorridas esporádicas, con una militancia visiblemente desmovilizada. Con la histórica mística del PJ adormecida como hasta ahora, no pocos piensan que el senador y ex ministro de Economía de la primera gestión coquista podría terminar siendo el pato de la boda de una victoria de Ayala en la provincia atada al desembarco de Capitanich en la Intendencia de Resistencia, más allá de que en este contexto no debería descartarse que la jugada termine con otro gran beneficiario que podría ser Gustavo si se mantiene firme en su decisión de enfrentar en las PASO a Coqui.

En términos militantes no pareciera tener otro camino, Arrugar a esta altura podría tener un costo político irremontable.

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