Lacunza: "Nos hubiera gustado ir más rápido, pero no pudimos"

Lacunza:

El encargado de la economía bonaerense asegura que no había chances de hacer "algo distinto" por la situación que recibió. Afirma que hay "presión impositiva récord" y que está enfocado en las obras y que van a seguir las inundaciones por unos años. Y dice que este año fue "muy positivo"

Con un fin de año mucho más tranquilo que su colega en la administración nacional, el ministro de Economía de la provincia de Buenos Aires, Hernán Lacunza, defendió el plan "gradualista" que dice que se implementó en el territorio bonaerense, pero admite que le hubiera gustado "ir más rápido".

 

 

En diálogo con El Cronista, Lacunza también criticó la herencia recibida de parte de Daniel Scioli y afirma que la situación económica y social no les permitió "hacer algo distinto".

 

 

–¿Cuál es el balance que hace de 2016?

–Fue un año muy positivo. Pasamos en doce meses de la emergencia a la previsibilidad en todas las esferas de la administración pública. Cuando llegamos teníamos $ 200 millones en la caja y no podíamos pagar los aguinaldos. Había un déficit fiscal creciente sin hacer obras y con una presión impositiva récord. Ahora el déficit corriente ha bajado y esperamos que sea cero en 2017. El desequilibrio será por las obras de infraestructura y es sano que así sea, porque hay una deuda fuerte en este plano. Estamos celebrando paritarias con un año de anticipación. No hubo entregas de dinero a discreción y todo fue de acuerdo a lo pautado en el Presupuesto. Nos pusimos al día con los proveedores. El balance es favorable.

 

 

–Habló de una "presión impositiva récord". ¿Cómo piensa bajar el déficit sin subir impuestos ni bajar gastos?

–Por el lado del crecimiento. Encontramos una situación que llamo "Triángulo de las Bermudas": presión impositiva récord, sin obra pública y, aún así, había déficit. No podíamos salir por los tres vértices al mismo tiempo. Había que empezar por la obra pública, que no puede esperar. Una vez que esté avanzada, vamos a bajar el déficit total y, con eso, la presión impositiva. Nos gustaría ir más rápido, pero el agujero fiscal siempre lo pagan los contribuyentes.

 

 

–Dice que le hubiera gustado ir más rápido, ¿cuáles fueron los obstáculos?

–No es que hay trabas, pero no se puede ir más rápido. La situación económica y social no lo permite. No hubo algo puntual, fue una decisión deliberada, un programa de gobierno.

 

 

–¿La economía bonaerense también tiene un plan gradualista?

–No hay chances de hacer algo distinto, por el estado de las cuentas públicas y la deuda social. Es más importante el rumbo que el ritmo, y vamos hacia el equilibrio.

–Cerraron con anticipación la paritaria de los empleados estatales, que tendrá un ajuste automático si la inflación queda por arriba del 18%...

–Eso es inédito para la provincia: les garantizamos una mejora salarial y no va a haber necesidad de cambiar ese acuerdo. Este mecanismo permite estirar los plazos de los contratos.

 

 

–Algunos analistas esperan más que 18% de inflación para 2017, ¿usted mantiene esa expectativa?

–Por supuesto. La inflación núcleo del segundo semestre promedia un 1,5% mensual y empezó un sendero declinante que va a consolidarse el año que viene.

 

 

–¿Cree que los docentes van a aceptar algo similar al acuerdo con los estatales?

–No hablamos con ellos, lo haremos recién en enero y febrero. Vamos a entendernos. No quiero anticiparme a una discusión que todavía no ocurrió.

 

 

Hizo mucho hincapié en las obras. ¿Cuándo van a lograr que se terminen las inundaciones en la provincia?

–Al final del mandato. La gobernadora nos pide, sobre todo, hacer las obras que no se notan a primera vista como las hidráulicas que son, muchas veces, subterráneas, pero que en cuatro o cinco años van a mejorar la calidad de vida de los vecinos, como ya pasó en la Ciudad. Hay que decir la verdad: el año que viene vamos a seguir sometidos a las inclemencias climáticas y, probablemente, el siguiente también, pero algún día había que empezar a construir.

 

 

–Cierran un año en el que sancionaron dos presupuestos, ¿es una victoria del oficialismo haber podido gobernar en minoría? ¿Costó cara la gobernabilidad?

–No lo evalúo en términos de "victoria". Fue un progreso de la dirigencia política de la provincia, que encontró caminos de diálogo. Podíamos no estar de acuerdo en algunos temas, pero ahora tenemos una herramienta de gestión que le da previsibilidad a la administración pública y, sobre todo, información al ciudadano, que puede saber cuáles son nuestras prioridades, qué vamos a hacer y cuál es la impronta de la gobernadora. Fue un progreso cívico, ya que tenemos minoría en ambas cámaras y pudimos sancionar leyes muy importantes, con la lógica de sincerar las cuentas y decir la verdad.

 

 

Eso es lo primero que nos pidió María Eugenia. De a poco vamos construyendo más institucionalidad. Respecto a la gobernabilidad, a los vecinos les importan las obras, no quién las hace.

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