"La Justicia está burocratizada"

Dice que hay responsabilidades compartidas. Confirma que a fin de mes podría estar en marcha un nuevo juicio a Menéndez.
José Vicente Muscará preside el Tribunal Oral Federal N° 1 de la ciudad de Córdoba, que en pocas semanas más pondrá en marcha el segundo juicio por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura en Córdoba, otra vez con Luciano Benjamín Menéndez como principal acusado. Es la llamada causa Albareda, acumulada a otros dos expedientes que, además del ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, tendrá a cinco represores en el banquillo.

"Este juicio comenzará a fin de este mes. No quiero dar la fecha exacta antes de que la conozcan las partes", dice Muscará durante una entrevista con La Voz del Interior. Agrega que la recusación al vocal Carlos Otero Álvarez no ha prosperado y que es asunto "terminado".

"La Justicia está burocratizada", admite el magistrado en una parte de la charla, a modo de "autocrítica" por las demoras en la tramitación de muchas causas emblemáticas.

Sin embargo, aclara que los problemas no se originan en los tribunales orales, que en definitiva ventilan los juicios, sino en los juzgados de primera instancia y en los de apelaciones; y también en inconvenientes propios surgidos de las partes querellantes en esos procesos.

Lo que sigue es parte de la entrevista con Muscará.

–Hay un juicio ya elevado para ser puesto en marcha en este Tribunal por el caso Albareda. ¿Hay fecha de inicio?

–Son tres víctimas, pero, por conexión subjetiva se unificó en una sola causa, ya que en las tres está responsabilizado Menéndez. Aunque son hechos que pueden tratarse independientemente, se ha hecho una sola causa.

–¿Hay fecha de iniciación?

–Creo que lo pondríamos en marcha a fines de este mes. Ya tenemos fecha tentativa, pero no se la doy porque a veces se enojan las partes, porque dicen que se enteran por la prensa. Tengo que cuidarme de mil detalles.

–La recusación a Otero Álvarez, ¿puede complicar la iniciación del juicio?

–Creo que no. La ley procesal faculta a inhibirse o a pedir la inhibición, lo que se llama recusación. Y la decisión del Tribunal es irrecurrible. El Tribunal ya resolvió esto antes y lo volvió a resolver ahora, con cierto fastidio. En cierta manera, se insiste con una cuestión que no tiene la trascendencia que se le quiere dar. Hace 30 años que estamos esperando los juicios y llega el momento y empezamos a discutir, que "éste juez no", por algo que pasó hace 30 años. No es una acción que necesitemos ahora. Lo que hay que hacer es empezar el juicio; todo lo otro es secundario, accidental.

–Usted habla de 30 años sin juicios. ¿Qué opina de lo que dicen algunos querellantes en el sentido de que hasta ahora se elevan sólo las causas chicas y las grandes se demoran?

–Mire, sobre esto del tiempo que ha pasado hay muchas responsabilidades, y me refiero a responsabilidades de todos, incluso de la sociedad. Las demoras comenzaron inmediatamente después del juicio a las Juntas (militares del proceso). Después de ese éxito político, que tuvo a Raúl Alfonsín en su parte ejecutiva, vino una reacción de determinados sectores para retroceder en lo que se había avanzado. Vinieron las leyes de amnistía y la primera mora comienza en esa etapa. Fue un retroceso muy marcado.

–¿Cree que todavía hay sectores interesados en que los juicios no avancen?

–Sí. La desaparición de Julio López nos alerta de que existe todavía una conjunción de personajes tenebrosos que no quieren saber nada con estos juicios. Quizá haya alguien que quiera tirar abajo todo esto.

–Pero hay causas, como la de la Unidad Penitenciaria (UP1), que dicen que ya ha sido investigada tres veces y que aún no es elevada a juicio.

–Yo nunca me ofendí sobre lo que dijo el ex presidente de la Nación (Néstor Kirchner) y por lo que dijo la Presidenta (Cristina Fernández) ahora. Creo que, como cualquiera, pueden opinar y hacer sus críticas. Es cierto que hubo mora. Y ha habido una mora también del Poder Judicial, muchos retardos. Hasta que hubo un cambio en la Corte Suprema, que declaró nulas todas esas instancias (por las leyes del perdón) y se aceleraron los juicios. Y esto se debería acelerar más, pero, sobre cómo está planteada la investigación, no es resorte nuestro, porque somos un tribunal de juicio. Eso es resorte también de las propias querellas. Muchas veces se echa la culpa a los jueces, pero los abogados tienen instrumentos para apurar los juicios, como los prontos despachos e, incluso, denuncias, si hay mora, ante el Consejo de la Magistratura. Sin embargo, a veces no quieren enemistarse con los jueces.

–¿Hay responsabilidades compartidas entre la Justicia y las querellas?

–Efectivamente. Como los juicios por la "verdad histórica", pero sin condena. Ese fue un procedimiento anómalo que se le tiró a la Justicia para frenar esta indignación que había por la mora. Pero era un procedimiento administrativo, sin condena, sin imputación.

–¿Admite que la Justicia se debe una autocrítica?

–Por supuesto. Uno no puede entrar a publicitar estas cosas, pero yo siempre he trabajado en una autocrítica. Creo que la Justicia está burocratizada. Ha tenido una tendencia a burocratizarse, una tendencia naturalmente dilatoria, como toda burocratización. Hay demasiadas solemnidades, demasiadas instancias, demasiados decretos...

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