El imparable avance de Trump desconcierta a EE.UU.

El imparable avance de Trump desconcierta a EE.UU.

El magnate se apoya en el descontento con la política tradicional y se acerca a la nominación del Partido Republicano

Por Rafael Mathus Ruiz

NUEVA YORK.- Donald Trump puede ser el próximo presidente de Estados Unidos.

Esa realidad, inaudita, y plausible como nunca antes, marca el pulso de la campaña presidencial. Trump está donde más le gusta: en boca de todos. Los republicanos quieren frenarlo, pero carecen de una estrategia clara para hacerlo, y, aunque la tuvieran, quizá sea ya demasiado tarde. Los demócratas miran con perplejidad y cierto entusiasmo: es, en los papeles, el candidato más fácil de vencer en noviembre.

Todos se hacen la misma pregunta: ¿cómo puede haber llegado adonde llegó? Trump es una anomalía política. No tiene trayectoria o un manejo pulido de los temas, ha desparramado insultos, ha gastado poco en publicidad y, aun así, ha logrado algo que ningún otro candidato logró: ensamblar una coalición ganadora que reúne a todas las facciones del Partido Republicano, los conservadores, los moderados, o "conservadores progresistas", y los ultraconservadores, vinculados con el movimiento Tea Party.

Esa coalición le ha permitido dominar el inicio de las primarias y ser el gran favorito para el "supermartes" de mañana, y abrir un escenario urticante para el ala tradicional del Partido Republicano: obtener los 1237 delegados necesarios para capturar la nominación presidencial.

"Es el escenario más factible, aunque no le apuesto dinero", dijo a LA NACION Robert Shapiro, profesor de la Universidad Columbia. "Una vez que obtenga la mayoría, no se lo puede parar. Es el candidato", agregó.

Un último y desesperado intento por detener a Trump ha despuntado en las últimas semanas. Karl Rove, artífice de la campaña presidencial de George W. Bush, ha advertido que queda poco tiempo. Mitt Romney, el candidato presidencial de 2012, se puso al frente de la ofensiva: acusó a Trump en Twitter de esconder "una bomba" en su declaración impositiva. Trump respondió que Romney era "uno de los candidatos más tontos en la historia" de los republicanos.

Tan débil es la posición del establishment republicano este año que la mejor alternativa para entronar a un candidato ameno a su paladar es forzar una "convención dividida" en Cleveland, a fines de julio. Para ello, Trump no debe llegar al número mágico de 1237 delegados. Eso obligará a más de una ronda de votaciones, y le abriría la puerta al único aspirante capaz de destronar a Trump, Marco Rubio. Pero, para que eso ocurra, Rubio debe comenzar a ganar.

"Una vez que la carrera se convierte en una contienda entre dos hombres, existe una chance de que Rubio pueda alcanzar a Trump", pronosticó Shapiro. Rubio ha intentado "unir" al partido. Tiene una clara ventaja en cantidad de respaldos formales de figuras políticas, la llamada "primaria invisible", pero no ha ganado ninguna elección y tiene poco tiempo: debe imponerse sí o sí en Florida, su estado, el próximo 15 de marzo. Trump está casi 20 puntos arriba en el promedio de encuestas de RealClearPolitics.

Tanto o más inaudito, Trump ha comenzado a dividir al establishment. Ya obtuvo el respaldo formal de dos influyentes figuras: el gobernador de New Jersey, Chris Christie, y de Maine, Paul LePage. Fue un brutal golpe de efecto.

Su desapego por los modales políticos atrae a sus seguidores. Su coalición tiene un rasgo particular: ha reunido, sobre todo, a personas de menores ingresos, menos educadas -"amo a los menos educados", dijo Trump tras su victoria en Nevada-, más angustiadas por la economía y el terrorismo, y, sobre todo, más xenófobas que la gente que respalda a otros candidatos. Trump los ha seducido con una promesa: ganar. Punto.

Como el senador socialista Bernie Sanders, rival de Hillary Clinton en la interna demócrata, Trump se ha beneficiado por ser un outsider en un año en el que los norteamericanos están muy frustrados con Washington. Para Shapiro, el éxito de Trump radica en que los republicanos "están hartos de los políticos tradicionales y sus líderes" que no impidieron que el presidente, Barack Obama, hiciera todo lo que hizo, como la reforma de salud, o el avance del matrimonio gay. Además, indicó, sienten que la economía no está bien y que en la política exterior, como dice Trump, Estados Unidos "ya no gana".

Hay otras explicaciones para su ascenso: el sitio Politico publicó una investigación de un politólogo, Matthew MacWilliams, que justificó el respaldo a Trump en una inclinación hacia el autoritarismo; Quartz lo explicó con un fenómeno psicológico llamado "sesgo de prestigio".

Otro artículo de Quartz alertaba sobre el ascenso del magnate con un título sugestivo: "Donald Trump no es un chiste: una advertencia a los norteamericanos de una italiana que sobrevivió a Berlusconi".

Un tuit con cita de Mussolini

"Mejor vivir un día como león que 100 días como oveja": Donald Trump sorprendió ayer una vez más al citar en un tuit una frase del dictador italiano Benito Mussolini. "No pasa nada que sea Mussolini. Mussolini era Mussolini. Es una cita muy buena, muy interesante y la conocía." "Sé quién dijo la cita. ¿Qué diferencia supone eso? Que la dijera Mussolini u otra persona. Es, sin duda, una cita muy interesante", dijo Trump a la cadena NBC

Trump, en busca de delegados

82 Delegados de Trump

El magnate ya encabeza la disputa republicana al ganar tres de las cuatro elecciones celebradas hasta la fecha. Mañana podría ampliar esa ventaja

1237

Delegados para ganar

Para alcanzar esa cifra mágica, Trump podría sumar este martes 440 delegados (de los 595 en juego). Los 155 correspondientes a Texas irían para Ted Cruz

2472

total de delegados

La convención republicana se celebrará en julio en Cleveland (Ohio). Para entonces, Trump espera llegar a la cita con una mayoría de delegados

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