Las 96 horas en las que Mar del Plata se convirtió en una ciudad de riesgo

Las 96 horas en las que Mar del Plata se convirtió en una ciudad de riesgo

Guillermo Montenegro estaba preparado para escuchar el discurso del presidente Alberto Fernández en el que tenía previsto anunciar la nueva etapa del aislamiento.

Por: Mariano Suárez.

En el gobierno municipal había grandes expectativas: Mar del Plata hacía casi 15 días que no detectaba nuevos casos de coronavirus y se esperaba que el presidente hiciera mención a la buena situación que atravesaba la ciudad. Y por si fuera poco unos instantes antes de que Alberto iniciara su conferencia el infectólogo de la Clínica 25 de MayoGonzalo Corral, confirmaba que la única paciente infectada había recibido el alta. En 15 minutos, todo cambió.

Luego de que los medios celebraran la noticia de que Mar del Plata había quedado libre de coronavirus, el parte nocturno del municipio confirmó que una trabajadora de la salud había dado positivo de coronavirus. Esa noche comenzó un espiral de contagios entre mucamas, médicos, instrumentadores que no se detiene. Y las consecuencias todavía no están claras.

El gobierno municipal enfrenta su primer brote de coronavirus. Desde el viernes hasta el martes se detectaron 8 casos de coronavirus, todos ellos trabajadores de la salud. Estas infecciones abren tres escenarios epidemiológicos distintos sobre los que están analizando las autoridades.

El primero es el que surgió en la Clínica del Niño. Y es el que más asombra a las autoridades sanitarias. Evangelina, la mucama de 30 años que permanece aislada en el Hotel Regidor, fue el primer caso de este grupo. Rápidamente, comenzaron las tareas de investigación para rastrear el nexo epidemiológico (cómo se contagió) y se realizaron hisopados a sus compañeros de trabajo más cercanos y sus familiares.

La primera hipótesis que circuló es que Evangelina tenía una media hermana policía que había estado en Brasil. Y por ser personal de seguridad había logrado ingresar a Mar del Plata sin ser detectada como persona de riesgo. Ella rápidamente desmintió esa versión y en todo momento dijo no saber cómo se contagió.

El segundo test que se le realizó el sábado dio negativo, algo que trascendió inmediatamente y que este miércoles confirmó la propia secretaria de Salud Viviana Bernabei. Eso, sumado a que todo su entorno familiar y los primeros test realizados a sus compañeros de trabajo también dieron negativos, encarrilaba el caso hacia un “falso positivo”. Cuando la versión comenzaba a ganar fuerza, en la noche del domingo surgieron cuatro nuevos casos dentro de la clínica: otras dos mucamas, una instrumentadora quirúrgica y una cirujana que no habían sido considerados “contactos estrechos” de Evangelina, pero habían sido testeadas por precaución.

La situación pareció agravarse. La cantidad de contactos de los infectados se multiplicó y también la paranoia. Una de las infectadas, por caso, vive en el barrio Centenario y el despliegue de ambulancias, personal sanitario y desinfecciones hizo que muchos vecinos del complejo encendieran alarmas. Y los rumores se acrecientan rápido.

Las autoridades municipales buscaron llevar tranquilidad. “Todos los contactos familiares de todos el personal infectado de la Clínica del Niño dieron negativo”, aclararon este lunes a 0223.

Tanto las autoridades sanitarias como las de la propia clínica continuaron con los hisopados. Se hicieron más de 200 a contactos laborales y personales: todos dieron negativo. “Es muy extraño: son cinco infectados, ninguno contagió a ningún hijo, padre o pareja. Y ahora todos juntos dan negativo. La verdad no entendemos qué es lo que pasó”, reconoció una fuente municipal.

Más allá del informe que la Clínica del Niño realizó hoy, las autoridades municipales esperan que oficialmente se confirmen los dos negativos seguidos para considerarlos recuperados. La preocupación surge porque hasta el momento no encontraron el nexo epidemiológico de este caso: no saben quién contagió a quién ni dónde se contagió el primero. ¿La tranquilidad? Todo indica que no se extendió el virus más allá de ellos cinco.

El segundo foco es el de la Clínica Pueyrredon. El lunes se conoció que el obstetra Guillermo Cayrol dio positivo de coronavirus. La primera reacción fue buscar el nexo entre el personal sanitario de la Clínica del Niño y el obstetra. Hasta el momento, no lo encontraron. El martes, en el parte nocturno, se detectó el segundo caso de este foco: una obstetra de 48 años de contacto estrecho con Cayrol.

En este caso, tampoco hay nexo epidemiológico. Nuevamente, se había desplegado una teoría sobre el contacto de Cayrol con una médica de La Plata que presuntamente había dado positivo de Covid-19, pero se descartó en las últimas horas.

¿Esto significa que hay transmisión comunitaria? Viviana Bernabei dejó en claro que todavía no están dadas las condiciones para confirmarlo. Por ahora, las autoridades siguen rastreando algún nexo que permita explicar cómo se contagiaron los dos médicos.

Los dos casos de la Clínica Pueyrredon también causaron alarma en la región. Cayrol vive en Mar Chiquita, que desde la recuperación de un marplatense que había vuelto de España no tenía casos de coronavirus. La obstetra había trabajado el fin de semana en el Hospital de Mar de Ajó, mientras que una de esas compañeras trabaja, a su vez, en Dolores. “El trabajo que hacen los epidemiólogos para detectar los nexos es increíble. Comienzan a seguir una pista, hacen entrevistas y cuando descartan tienen que arrancar de nuevo”, explicaron.

El último foco es el del médico Gustavo Baikauskas, que vive en Mar del Plata junto a su esposa y su hija, pero trabaja en un hospital de la Ciudad de Buenos Aires y otro de Florencio Varela. En este caso, el nexo está claro: viene de lugares de alta circulación viral.   

La situación de este médico desató este miércoles un intenso debate en la reunión de gabinete: el modo en el que se traslada el personal esencial entre ciudad y ciudad sin mayores controles. A tal punto, que la secretaria de Salud dijo que trabajarán en un protocolo especial para hacer más rigurosos los controles.

Actualmente, el personal de salud y los policías que ingresan a la ciudad exhiben su permiso, se les toma la fiebre y siguen. Ese fue el caso de Baiskauskas, que el viernes llegó a Mar del Plata. En una entrevista con Telediario explicó que lo detuvieron en el control, lo escoltaron hasta uno de los hoteles hasta que luego de algunas horas lo dejaron ir a su casa con su familia, debido a que no tenía síntomas.

El funcionario del Ministerio de Seguridad de la Provincia, Rodolfo “Manino” Iriart, viene apuntando esta situación y este miércoles le apuntó directamente al médico que habló de “desconcierto” en el retén. “Además de ‘chapeador’ es irresponsable y mentiroso”, fustigó el funcionario provincial.

En el municipio analizan alternativas, aunque admiten que no será sencillo regular esta situación. El decreto presidencial declara servicios esenciales, entre otros, la salud  y la educación y es muy normal que haya trabajadores que se movilicen de una ciudad a otra. “Vamos a buscar que la persona que trabaje en una localidad se quede en esa localidad, sin que estén entrando y saliendo”, reconocieron.

En este caso puntual, la tranquilidad que tienen es que el médico infectado solo tuvo contacto con su esposa y su hija y, por ahora, ninguna tiene síntomas.

Por si la situación no fuera compleja, el brote de Covid-19 coincidió con la prueba piloto que el municipio implementó para la apertura de comercios el último fin de semana. Desde lo sanitario es un error vincular una situación con otra. Pero la imagen que quedó después del desborde que se vivió el domingo tarde en Güemes y la seguidilla de casos positivos provocó un combo que rompió con el clima de tranquilidad y superación que parecía reinar en Mar del Plata. ¿Acaso sirva para que la gente tome consciencia de que lo peor todavía no llegó?

Montenegro calificó como positiva la prueba piloto y circunscribió el conflicto solo a la calle Güemes y al domingo, entre las 15 y las 17, cuando mucha gente aprovechó el sol para salir a caminar y tomar helado con los chicos. Esas imágenes (las que más trascendieron, obviamente) merecieron el reproche del propio gobernador Axel Kicillof y de su jefe de Gabinete Carlos Bianco.

Desde el municipio prefirieron no darle mayor trascendencia a los dichos. Sin embargo, a diferencia de otras veces, no desacreditaron la pelea. “Fue una chicana. Mientras decían eso, nos firmaban otras autorizaciones para el retorno de la actividad”, sostuvo un funcionario cercano a Montenegro.

Durante 57 días, desde el 12 de marzo que se detectó el primer caso de coronavirus en Mar del Plata hasta el último viernes, Mar del Plata fue un ejemplo en materia sanitaria, con pocos casos, amplio cumplimiento de la cuarentena y protocolos modelo en muchas actividades.  En 96 horas, desde el viernes hasta el martes, el panorama cambió. Las autoridades no lo toman como una derrota, ni un fracaso. Siempre fue una posibilidad, casi una certeza. Y así lo deslizó un hombre clave en el gabinete municipal: “Iba a pasar, lo irreal era tener solo un caso en una ciudad de casi un millón de habitantes. Ahora hay que demostrar que estamos preparados”.

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