Héctor Roquel, un candidato genuino, con votos propios, que podría ser un atractivo candidato a gobernador

Héctor Roquel, un candidato genuino, con votos propios, que podría ser un atractivo candidato a gobernador

¿Y si Héctor Roquel pidiera ir como candidato a gobernador por un sublema de FUPVM?. ¿Sería descabellado que Héctor Roquel, a la vista del caudal de votos que registró, vaya como opción a gobernador, compartiendo un sublema con Eduardo Costa?. El problema puede ser, precisamente, Eduardo Costa, quien no estaría muy contento de compartir la grilla con el ex intendente ¿Por qué?. Analicemos. 

El domingo Héctor Roquel (UCR) por “Cambiemos Santa Cruz”, sacó la nada despreciable cantidad de 48.773 votos. Sin embargo, este caudal de votos hay que ponerlos en un contexto y analizarlos de manera objetiva, para pensar que el ex intendente de Río Gallegos, es el mejor posicionado electoralmente de todos los candidatos que jugaron el domingo y dentro de su propio partido y alianza (Frente de Unión para Vivir Mejor) sin duda está próximo o al mismo pie de igualdad, que Eduardo Costa, quien en las últimas dos elecciones a gobernador anduvo bien, electoralmente, pero nunca le alcanzó para superar la unidad del PJ y el FPV.

Roquel/Máximo

Es cierto e innegable que mano a mano, Máximo superó a Roquel en el recuento de votos totales en la provincia, pues el hijo de la presidenta juntó la nada despreciable cantidad de 65.841 votos, una diferencia de 17.068 a favor sobre el Radical, pero aquí hay que analizar la forma en que se construyó la campaña y los votos.

Máximo utilizó todo el aparato del Estado nacional, los fondos, la estructura partidaria (FPV, La Cámpora, Kolina, etc), contó con el apoyo explícito de la madre, actos, entrega de obras y hasta referencias en las cadenas nacionales; contó con el apoyo en el territorio de la fórmula Scioli-Zannini, que lo lanzó en un acto en Río Gallegos, la militancia, el apoyo de Alicia, su tía, que trajo fondos de Nación y usufructuó el apoyo de los intendente K, entre ellos los más relevantes, Javier Belloni, de El Calafate, Matías Mazú, de Río Turbio, Teodoro Camino de Las Heras, José Córdoba de Caleta, Nelson Gleadel de San Julián, todos los concejales del FPV de cada una de esas localidades y apoyos colaterales del gobernador que expresó su apoyo a la candidatura de Máximo, los diputados kirchneristas como Bezzi, Gómez, Contreras, Álvarez, el Vicegobernador Fernando Cotillo, el intendente interino de Río Gallegos, Pablo Grasso y los senadores Pablo González y Esther Labado, entre otros.

Es decir, que con todo este impresionante aparato estatal, político y financiero, donde se pusieron millones de pesos en juego, solo le sirvieron al FPV para superar por algo más de 17 mil votos, a Roquel, quien desarrolló una campaña franciscana, recorriendo parte de la provincia en su auto particular, sin estructura y con el agravante de no estar apoyado materialmente por el candidato a Gobernador por UPVM, Eduardo Costa, que está abocado a su campaña unipersonal y es claro que no le brindó estructura, más allá de la mínima necesaria para su candidatura a diputado nacional.

El poder intacto

Visto de esta manera, Héctor Roquel posee un caudal de votos propios que lo hace un candidato sumamente atractivo para incluir dentro de las próximas elecciones como un sublema para sumar votos en octubre, ya que hasta el momento, solo irá Eduardo Costa a pelearle las elecciones a Peralta, Alicia y posiblemente Belloni, que son los sublemas que llevaría el FPV.

El Radicalismo ampliaría considerablemente la captación de votos, de jugar con un sublema en las elecciones a gobernador, pero el problema fundamental es qué piensa Costa y si estaría dispuesto a compartir con otro sublema, las elecciones a gobernador.

Las fuentes consultadas, descartan que, en un caso hipotético de que Roquel quiera ir con un sublema, Costa se lo permita. El empresario no querría correr el riesgo de tener que transformarse en aportante de votos al sublema de “Pirincho”, si acaso éste resulta concentrar la mayor cantidad de esa preferencia pública. Es decir, que de acuerdo a esta forma de concebir las candidaturas, el Radicalismo, privilegiaría la ambición política de su líder, sobre la posibilidad de ampliar la captación de votos que podría llevarlo a ganarle cómodamente al oficialismo. 

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