Diputados del PJ, entre la desidia y los rumores de ruptura

El peronismo cambió ayer de jefe en la Cámara de Diputados pero esto prácticamente no le interesó a nadie. Los hermanos Félix pusieron a otra persona y siguen controlando la bancada, en medio del desinterés de sus integrantes. ¿Se aproxima un quiebre?

Un peronismo mendocino que sigue en crisis y en el que han surgido rumores de ruptura, redujo ayer a una anécdota irrelevante el cambio de jefe en el bloque de diputados de cara al inicio de sesiones ordinarias del 1 de mayo.

 

 

 

Sorpresivamente, la conductora, Silvia Ramos, decidió dar un paso al costado. La legisladora de San Rafael se cansó de lidiar con las tensiones entre los intendentes propios y sus compañeros de bloque, que ven dos realidades diferentes. 

Temió incluso que este protagonismo improductivo le jugara en contra a nivel personal: una hija suya es empleada del bloque del PJ y se preocupó ante una eventual denuncia de nepotismo.

 

 

 

Notificó de su decisión de dejar la presidencia a sus jefes políticos, los hermanos Félix, quienes acordaron el fin de semana el nombre del sucesor. No tenían mucho para elegir. Integración tiene cuatro diputados en total y sólo tres son de San Rafael: Ramos, Javier Molina y Javier Cofano, quien resultó elegido.

 

 

 

Así fue que en silencio, sin reclamos por parte de nadie en la bancada peronismo, Cofano, un ex secretario de Hacienda de San Rafael con perfil más técnico que político, fue aceptado por sus pares como jefe legislativo.

 

 

 

Con cualquier otro legislador hubiera pasado lo mismo. No hubo polémica ni pujas, porque no hay hambre. Porque la conducción del principal bloque opositor legislativo hoy no le interesa a nadie en el peronismo de Mendoza.

 

 

 

Liderar un bloque disgregado, fragmentado, perteneciente a un partido con las heridas de la derrota electoral todavía abiertas y sin destino ni líderes que le muestren el camino, no es una zanahoria para ningún diputado. Es más bien, un problema.

 

 

 

Conducir una bancada que los intendentes fuertes del justicialismo y el gobernador Alfredo Cornejo manejan con el control remoto desde afuera de la Legislatura, tampoco seduce.

 

 

 

Adónde va el PJ de Mendoza, no se sabe. Apenas dos dirigentes demuestran cierto interés por dirigirlo. Adolfo Bermejo y Omar Félix luchan por generar mística entre los afiliados, pero no logran mucha convocatoria y varios los critican.

 

 

 

Hay agobio moral en el peronismo, además. Los allanamientos de la Justicia a las propiedades de Lázaro Báez los golpea fuerte. "Vivimos una situación mediática muy dura", dicen algunos diputados del PJ. "Qué querés que hagamos si hasta tenemos un intendente preso", se lamentan otros, pensando en Sergio Salgado.

 

 

 

Este panorama desolador para el PJ ha provocado que, en la Legislatura, sus dirigentes se ocupen apenas de mantener cierto equilibrio de poder interno.

 

 

 

Los azules siguen conduciendo el bloque de senadores, los hermanos Félix mantienen la jefatura en Diputados y para kirchneristas puros y ciurquistas han quedado un par de puestos simbólicos en ambas cámaras, como para que figuren nada más.

 

 

 

Fuera de estos repartos de escaso valor, hay quienes dicen que el peronismo mendocino se encamina inevitablemente a una división interna, que se reflejará en los bloques legislativos más cerca del año electoral. Pero para eso todavía falta una eternidad.

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