Pese a las declaraciones públicas a favor de las exportaciones, la realidad se impone, por lo que el Gobierno ya definió que la reactivación de la economía será a través el mercado interno.

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Tras el arreglo con los bonistas privados, ahora todas las fichas están puestas en una negociación exitosa con el FMI, mientras en despachos oficiales delinean los programas e incentivos que estarán disponibles en la pospandemia para dinamizar la economía.

La vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca-Bocco, viene dando pistas sobre el sendero que recorre el Gobierno, con una batería de medidas en dos frentes, medidas coyunturales para la pospandemia, y otras a mediano y largo plazo, para transformar la estructura productiva del país.

En declaraciones radiales Todesca-Bocco valoró haber alcanzado el acuerdo por la deuda y aclaró que "nos permite focalizar recursos para darle un impulso a la economía".

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Una vez más, habrá medidas para recuperar el consumo interno pero el Gobierno también hará sintonía fina para seleccionar sectores y diseñar políticas específicas para cada uno.

El objetivo hoy es promover "aquellos sectores que generen mayor cantidad de trabajo y que traccionen menor cantidad de importaciones, porque necesitamos recomponer nuestro nivel de reservas", señaló la funcionaria. La restricción externa, está en el centro de la escena y el Gobierno lo sabe.

Así, va quedando de lado la idea de crecer en base a exportaciones, por varias razones. Hoy rige un tipo de cambio de equilibrio con la mayoría de los países, y no hay margen para una devaluación competitiva en un contexto de inflación.

Además, por la pandemia el comercio mundial caerá este año entre 15% y 30% según estimaciones de la (OMC), mientras China e India tendrán exceso de producción, inundando los mercados.

En cuanto a exportaciones industriales, el mayor destino es Brasil, con fuerte caída en la demanda pero también una "devaluación del 30% del real, que hace que tengamos atraso cambiario con Brasil", indicó Lorenzo Sigaut Gravina, director de Ecolatina.

A su vez, promover exportaciones industriales obliga a importar insumos y bienes intermedios, que requieren dólares. De nuevo, la restricción externa. Queda el agro, como siempre, y en parte la industria de alimentos y bebidas. "Sin el agro la salida es imposible, con el agro solo no alcanza", sintetizó Sigaut Gravina.

En esta clave hay que leer las señales del Gobierno, de acercamiento hacia el campo a través del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), y anuncios e incentivos para la construcción. La ejecución de obras públicas nacionales, el plan de reactivación de viviendas (20.000 en todo país),y el nuevo ProCreAr son algunos indicios.

"La velocidad de recuperación de la actividad sectorial dependerá mucho de la evolución de la pandemia, y éste es el mayor interrogante hoy", señaló Iván Szczech, titular de la Cámara de la Construcción. Esta industria hoy opera al 40/50%, sin embargo, "levantada la cuarentena la recuperación será casi inmediata", apuntó.

Analistas coinciden en que la construcción se ajusta casi a la perfección al esquema oficial. Es un sector mano de obra intensivo, genera empleo muy rápido y el 90% de sus insumos son de producción nacional