Con caballos o perros, los pacientes realizan tratamientos muchos más amenos y divertidos que en el consultorio.Las obras sociales cubre n algunos tratamientos y otros tienen precios accesibles. También hay sistemas de becas.
Algunos subían haciendole frente al miedo y otros con alegría. Cada uno con su instructor, realizaban distintas actividades sobre el animal: cantaban canciones que los obligaban a moverse, levantar los brazos y a perderle el miedo a estar arriba del equino.
“Ninguna actividad de las que realizan son porque sí. Todas tienen un fin terapéutico, aunque a simple vista perezcan un juego. Es que de eso se trata, de que los chicos aprendan jugando”, dijo la psicóloga de Equinoterapia del Azul, Mónica Campodónico.
Las personas que sufren alguna discapacidad, tanto física, como mental además de tener que cargar con la enfermedad, se pasean de médico en médico realizando los tratamientos que necesitan.
La ventaja que ofrece una terapia de este tipo es que la persona se divierte, juega, se despeja y -mientras tanto- realiza actividades que le sirven para su salud. “Todo lo hacen sin darse cuenta. Movidos por el entusiasmo que les causa la actividad es que se logran los avances”, explicó Elena Cataldi, presidenta de la Fundación Equinoterapia del Azul.
El tratamiento
Este tipo de tratamientos son complementarios a los de consultorio y sirven para cualquier tipo de patologías.
El animal (caballo o perro) es utilizado por el o los terapeutas como una herramienta. Según la variedad disciplinaria de profesionales con que cuente el equipo, serán las patologías que se pueden tratar.
El vínculo, la comunicación, la autoestima, el habla, sumar, restar, ubicación de tiempo y espacio, aprender los colores, autocontrol, ejercitar la musculatura corporal, son algunas de las cosas que se trabajan con esta terapia.
Todo el tratamiento se realiza a través del vínculo del paciente con el animal. “Se coloca a la persona en el lugar del poder: pueden darles de comer, cepillarlos, colocar la montura. Así se trabaja aspectos conductuales como la autonomía, la seguridad y la autoestima. El paciente se va dando cuenta de la cantidad de cosas que puede hacer”, dijo Campodónico.
Desde el Centro de Zooterapia, donde los perros son los que ayudan a superar las dificultades de los chicos con discapacidades, trabajan desde las potencialidades del niño, no las dificultades. “Tratamos de que a través del animal aprendan a sumar, restar, hablar. Los perros son de diferentes tamaños y colores y se aprende a través de ellos”, dijo Rosana Fernández, psicóloga y directora del Centro de Zooterapia.
Equinoterapia
Una de las ventajas que tiene la equinoterapia es el trabajo con personas con discapacidad motriz; la principal herramienta es el movimiento tridimensional del lomo del caballo, que ayuda a las personas, sobre todo a las que no caminan. “El caballo cuando camina produce un movimiento tridimensional, es un movimiento en tres planos, el mismo que produce la pelvis humana cuando camina. Una persona que anduvo toda su vida en una silla de ruedas, nunca experimentó esa sensación. Sirve para el control del tronco y cabeza de la persona y el fortalecimiento muscular. Lo motriz se trabaja todo el tiempo”, explicó Campodónico.
La equinoterapia tiene algunas contraindicaciones relativas y otras absolutas, una de ellas es la que se da en algunos niños con síndrome de down, que se llama luxación atlantoaxial.
La elección
En cuanto a los caballos, tienen diferente morfología y tipos de andar, no importa demasiado la raza sino el carácter del animal, el paso y el tamaño. Según estas características el caballo sirve para diferentes cosas.
En el caso de los perros, todas las razas pueden ser usadas para la zooterapia, pero los golden y los labradores son ideales por su carácter. Por otro lado, se utilizan las hembras más que los machos, porque las primeras tienen instinto maternal y un carácter más estable.
El entrenamiento de los animales para la tarea
Para la misión que deben desarrollar, los perros reciben un entrenamiento de obediencia básica y eso es suficiente para que comiencen con el trabajo con los chicos.
Por el contrario, los caballos necesitan un entrenamiento mayor. Con ellos se realiza un minucioso proceso de desensibilización.
“Vienen chicos en sillas de ruedas, andadores o con bastones y, para los animales, no es muy común ver este tipo de aparatos, por eso hay que familiarizarlo y nunca olvidarse de que trabajamos con seres vivos y que tienen reacciones, por lo que hay que tomar recaudos para que no se asusten”, dijo, en diálogo con El Tribuno, Elena Cataldi.
En el caso de los perros “se utilizan varios, para rotarlos y evitar de esta manera el estrés del animal. En general responden bien”, dijo Rosana Fernández, psicóloga y directora del Centro de Zooterapia.
Las ventajas
“Yo le veo muchas ventajas, es una terapia complementaria, no alternativa. No hay que dejar de lado la terapia de consultorio”, dijo Campodónico.
Por su parte, Fernández aseguró que se logran avances increíbles y rápidos con este tipo de tratamientos. Según las especialistas, este ambiente le permite al terapeuta disfrazar los objetivos que tiene para con el paciente. “Por ejemplo, si yo sé que un chico tiene problemas con la movilidad de los miembros superiores, en un consultorio, el profesional no tiene muchos recursos para que el chico se mueva; pero en equinoterapia, el chico cepilla el caballo, lo ensilla, desata nudos de una piola atada a un árbol o realiza juegos de armar y desarmar montado al animal. De este modo realiza los movimientos sin darse cuenta de que lo está haciendo. Porque él solo piensa que se está divirtiendo”, señaló Cataldi.
La autoestima es un aspecto que se mejora mucho a través de estas terapias: “Imaginen lo que significa para un chico que siempre estuvo en silla de ruedas mirar todo desde arriba, sentir el caminar del caballo y poder manejarlo”.
“Estos chicos en la casa son siempre los que, en comparación con los hermanos, no pueden hacer muchas cosas. Venir acá y poder montar a caballo es muy importante. A veces hacemos actividades con los hermanos que los llevan a pasear”, finalizó Mónica”.
Diferentes tratamientos
Hay mucha diferencia en el trabajo que se realiza con caballos y el que tiene que ver con perros.
La primera gran diferencia es que al caballo se lo monta y al perro no. Sin embargo, este último es mucho más familiar y de fácil interpretación.
Con el caballo no se tiene tanto trato, por eso hay que observarlos más para poder conocerlos y crear empatía. El perro, en cambio, es más avasallador, salta, te busca, te lame y mueve la cola.
El caballo es diferente, uno se tiene que acercar y brindarle confianza al animal. El control en la relación con el equino es fundamental ya que estos son muy perceptivos ante todo tipo de reacciones.
Muy distintos
Los dos animales son muy buenos para trabajar las discapacidades, pero también muy distintos.
El caballo requiere un trabajo de autocontrol por parte del paciente para entablar relaciones, que siempre está filtrado por el terapeuta. Con el perro no se necesita tanto, surge más natural e involuntario.
La cobertura de las obras sociales
No todas las obras sociales cubren las sesiones de equinoterapia, pero algunas sí lo hacen. Por ley deberían hacerse cargo del tratamiento para quienes tienen el carnet de discapacidad, pero eso no sucede. En los casos en que las personas no tengan obra social o no les cubra, la Fundación de Equinoterapia del Azul les cobra una cuota inferior a lo que debería salir cada sesión.
“A las obras sociales les acercamos el presupuesto de lo que estipula la ley por sesión en consultorio, pero a los particulares les cobramos menos”, dijo Cataldi.
También la fundación otorga becas para quienes no puedan pagar y buscan padrinos que quieran hacerse cargo de la cuota de algunos de los chicos.
En el caso de la zooterapia, es cubierta por todas las obras sociales porque es más accesible.
Mascotas en casa
Las dos instituciones consultadas por El Tribuno recomiendan la tenencia de animales domésticos, siempre y cuando, sea de manera responsable y muy pensada.
Hay que elegir bien el animal, teniendo en cuenta el espacio con que se cuenta y se debe cuidarlo como corresponde.
Los caballos no son recomendables para tener en una casa, aunque se tenga el espacio, porque requieren de cuidados especiales.
Perros, gatos, peces, cobayos, etc, son ideales para la familia y, si bien no se puede hablar de zooterapia en esos casos porque no hay ningún profesional para que realice la terapia, ayudan a la familia a mejorar la calidad de vida: relajan, divierten y mantienen activos a los pacientes.
Según los especialistas consultados, los perros son las mejores mascotas ya que exigen mayor interacción y el vinculo se enriquece desde muchas dimensiones.
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