La evangelización de los temidos indios calchaquíes representa uno de los primeros antecedentes de la obra jesuita en Salta.
Seguros de luchar por el bien común y sobre todo convertir a los aborígenes al cristianismo, los jesuitas, dejaron huellas de su paso: las misiones.
Con el tiempo, ellas materializaron ciudades como San Carlos, Cachi, Molinos, entre otras.
Una labor de más de 400 años que llegará a su fin el próximo 29 de junio, cuando el último jesuita abandone la ciudad.
El encargado de cerrar la puerta a esta importante parte de la historia de la orden en Salta, es Vicente Capuano, párroco de la iglesia San José Obrero de nuestra ciudad.
Triste y sin estar completamente conforme con la decisión, el padre Vicente vive por estas horas una despedida que duele a propios y ajenos.
Sin final feliz pero conciente de que sus antecesores y especialmente el trabajo del padre José Lally y Juan Shack, dejan una comunidad formada, él no dudó en asegurar que la presencia de los jesuitas ha tenido un gran efecto en Salta. “Vivan lo que han aprendido”, dijo durante la charla que mantuvo con El Tribuno.
¿Esperaba ser el último jesuita en Salta?
Esta posibilidad estaba hablada hace mucho tiempo. Con la enfermedad del padre Juan (Shack) desde la Compañía siempre se preguntaron qué sucedería con Salta cuando él muriera. Es algo que se venía hablando desde hace diez años aproximadamente. En su momento nadie quiso mover a Juan porque él hizo toda su vida aquí y siguió hasta el final (falleció en agosto del 2013). Era una posibilidad porque no tenemos tanta gente y existen otras misiones tanto en Argentina como en Uruguay.
¿Está triste por irse de Salta?
Si, estoy triste, llevo mucho tiempo aquí. LLegué en el año 2000. En esa época estuvimos comenzando un colegio en barrio Solidaridad cuando no había nada, ni agua ni cloaca, nada. Era toda una aventura, luego trabajé en la UNSa y en la Universidad Católica como capellán y en esta última etapa estuve acompañando al padre Juan en la parroquia. Compartiendo los dolores y alegrías de mucha gente. Es fuerte todo eso
Su despedida también es la despedida de Salta de una orden muy especial...
La orden está en Salta desde sus inicios, cuando firmaron los documentos de la fundación de la ciudad. Los jesuitas estaban inclusive, antes de que fundaran la ciudad cuando la capital era La Caldera y estaban instalados allá. Ese lugar lleva el nombre del padre superior de los jesuitas en aquel entonces el padre Caldera. Se trata de una larga historia misionando en Salta. Por ejemplo hay varias instancias que la gente no sabe y que ahora son parte de fincas privadas con ruinas jesuitas que pocos conocen.
En esa historia la expulsión no quedó ajena...
Fuimos expulsados por el rey de España y volvimos con el gobierno de Rosas (Juan Manuel) después nos expulsaron de nuevo y luego más recientemente cuando nos expulsaron de la Universidad Católica.
Esta vez la ausencia no será precisamente por una expulsión...
No. Nadie nos expulsa y eso tiene que quedar claro. Mucha gente tiene la idea de que monseñor (Mario Cargnello) no nos quiere y nos está echando pero la verdad es que no tenemos gente y es una decisión de la Compañía de Jesús.
¿Pero es consciente que Salta se quedará sin jesuitas?
No estoy completamente conforme con la decisión. Entiendo perfectamente la falta de personas que tenemos pero yo pondría mas prioridad en Salta, que en otras misiones que llevamos adelante.
¿Por qué?
Porque hay posibilidades de hacer muchas cosas aquí, tanto litúrgica como religiosamente. En el campo intelectual y social también hay muchas cosas para hacer. Pero sé que tenemos otras misiones, como las de Misiones y Corrientes Lo que si es real es que yendonos de Salta, en el oeste del país sólo nos queda la misión en Mendoza.
¿Esto habla de una decadencia de la Orden?
Y si, se podría decir que tenemos una decadencia y esto viene por varios motivos. Hay varias teorías del porque no tenemos vocaciones, una de ellas puede ser el aspecto demográfico ya que existen zonas donde directamente no hay vocaciones. La falta de ellas no sólo es en nuestra orden o en lo religioso. Tenemos crisis de vocaciones de matrimonios también. La gente no está queriendo casarse o directamente no se casa, esa es una crisis también.
¿Y en lo estrictamente religioso a que se debe?
Por motivos del Concilio Vaticano II entraron muchos cambios en la iglesia. En general, las personas se resisten a los cambios y quieren algo más tradicional. La compañía de Jesús no es muy tradicional, quizás yo sea más tradicionalista pero la entidad en si no lo es tanto. Siempre está viendo cómo mejorar y cambiar y existe mucha gente que no tiene este tipo de vocación. Se sabe que las congregaciones más tradicionales son las que tienen más personas con la intención de dedicarse a la vida religiosa.
¿Esta carencia es algo que vienen experimentado hace tiempo?
Si, este declive viene desde hace 20 o 25 años .
Pero ahora es la orden del Papa, ¿eso no motiva lo suficiente?
(risas) No, si tendríamos vocaciones ahora no van a ser ordenados hasta dentro de 11 o 12 años. Seguramente no vamos a tener un repunte por otra década más.
¿Cree que eso se revertirá?
No, porque tomar una decisión de vocación no es algo emocional, algo que puede ser puramente basado desde las emociones. No es que ahora la gente dice "ahhh ... tenemos un Papa argentino, me hago sacerdote'..
¿Tiene contacto con el Papa Francisco? ¿El sabe que se va la orden de Salta?
No, no tengo contacto y si , estoy seguro que está al tanto.
No debe estar contento...
Hay varias personas de Salta que ya le escribieron cartas pero no creo que el Papa vaya a meterse en una decisión que ya estaba bastante pensada por los superiores de la congregación. Puede hacer un llamado pero no va a meterse, creo. Pero el Papa Francisco hace lo que quiere (risas) capaz que ahora llama y me dice "no vas a ninguna parte' eso puede ser, pero lo dudo porque no es una decisión que tomaron fácilmente, nadie quiere hacerlo.
En los últimos años, la presencia de la Orden en Salta estaba relacionada a Norte América...
Era un caso especial. Los padres José Lally y Juan Shack, ambos norteamericanos, habían llegado a la Universidad Católica. Después que los jesuitas fuimos expulsados de la Universidad, (eso fue hace mucho tiempo, no tiene nada que ver con alguien que vive ahora) (risas), el padre Juan y José quedaron libres para misionar y así centraron su labor en departamentos como Molinos y Anta.
¿Se puede decir que en la actualidad hay pocos sacerdotes que quieren tener olor a oveja?
No necesariamente, porque en general, la gente cuida sus parroquias y hay muchos pastores que son tradicionalistas y están al lado del pueblo también. Lo que pasa es que se tiene que tomar la decisión de compromiso. No es fácil ser jesuita.
¿ Y qué es ser jesuita?
Si a uno no le gusta estudiar, no puede ser jesuita. Si no tiene un compromiso de pensar, analizar, reflexionar y tiene miedo de mirarse a uno mismo y mirar sus propios pecados, difícilmente podrá vivir como jesuita.
Grandes desafíos...
En realidad son desafíos que tienen todos los sacerdotes. Cada vocación tiene sus propios desafíos y dificultades. Nosotros compartimos el sentido del tener que estudiar, comprometernos a tener olor a oveja, vivir la castidad, hay muchas cosas, no es fácil.
Existe la idea que el sacerdote jesuita es más trabajador y tiene mayor contacto con la gente...
No creo que sea verdad, hay mucha gente que trabaja. Por ejemplo ¿Hay una Orden en Salta que trabaje más que el padre (Pablo) Pagano?
Hay muchos otros curas que también trabajan y que la gente no ve. Así que no estoy seguro que seamos nosotros los que trabajamos más. Que trabajamos es verdad, debemos hacerlo, Dios trabaja (risas).
De acuerdo a los años vividos aquí ¿cómo analizaría la situación social de la provincia?
El problema social del país y precisamente de Salta es un problema de macroeconomía. No hay trabajo porque han metido la pata en la macro economia del país. Sino miramos ésto con claridad, no vamos a entender porqué los jóvenes no tienen esperanzas, y lo real es que no tienen esperanzas porque no tienen trabajo y no tienen trabajo porque este gobierno se equivocó y ha tomado malas decisiones.
¿Una falta de compromiso?
No digo que haya necesidades sociales que no atendieron, lo hicieron pero lo hicieron mal. Por medio de punteros políticos repartiendo trabajo y ya conocemos esa historia. Con ayudas que en realidad tienen consecuencias imprevistas. Ayudar a la gente sin exigir trabajo es fomentar la vagancia. Pagar a los chicos por ir al colegio y prohibir a los jóvenes trabajar.
¿Porque esta prohibido que un chico de 13, 14 o 15 años trabaje? Yo trabajaba a los 13 años. Eso es algo que debemos hacer, debemos también estudiar. No se pueden solucionar problemas locales si existe un gobierno nacional que hace líos con la economía. Existen problemas nacionales, constitucionales y económicos que no se pueden postergar.
¿Cual sería el mensaje que le gustaría que los salteños recuerden?
Que están formados.. padre Juan y padre José los dejaron formados. La presencia de los jesuitas ha tenido un efecto. Ahora tienen que vivir y experimentar lo que han aprendido. Hay que rezar mucho, y formarnos intelectualmente. No podemos quedarnos con la educación de la confirmación o de la primera comunión., eso no es suficiente para responder las inquietudes y preguntas de un mundo moderno. Tenemos que tener fe de adultos y para ello hace falta formarse o la fe quedará débil.
Desde Estados Unidos
Durante las últimas décadas, la presencia jesuita estuvo relacionada a sacerdotes provenientes de Estados Unidos. Fue el caso del padre José Lally y Juan Shack (Wisconsin). El último jesuita en Salta, el padre Vicente Capuano no es la excepción. Nacido en Pennsylvania, el párroco tuvo el llamado vocacional cuando se desempañaba como entrenador de básquet en la universidad del lugar. “Trabajé diez años de entrenador de básquet cuando tuve el llamado y decidí ordenarme en la Compañía de Jesús porque quería misionar por el mundo, ayudando en los lugares con mayores necesidades”, explicó el padre Vicente quien se ordenó como jesuita en 1998 y hoy tiene 60 años.
Datos
Actualmente la Compañía de Jesús en Argentina cuenta con alrededor de 150 sacerdotes. La Orden posee en nuestro país misiones en provincias como Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Misiones , Corrientes, Chaco y Mendoza. Además de Salta que funcionará hasta el próximo 29 de junio.
Comentá la nota