Un verano de fines de semana

En las playas de la región, la temporada 2012/2013 no será recordada como una de las más exitosas, sino por una notable concentración de la afluencia durante los días sábados y domingos. Operadores y funcionarios atribuyen lo sucedido a la falta de dinero y a la disparidad climática, pero sobre todo a la influencia del calendario de feriados en la forma en que las familias organizan sus vacaciones.
El turismo de fines de semana --ya sea los denominados "largos" o los convencionales-- llegó para quedarse. Esa es una de las conclusiones que dejó la temporada de verano 2012/2013, en especial en los destinos de la región que se encuentran sobre la costa atlántica, y una premisa que seguramente deberá ser tenida en cuenta de aquí en más.

Tanto empresarios del sector como funcionarios ensayan distintas conjeturas sobre los motivos de lo sucedido. Algunos hablan de la falta de dinero y otros culpan al clima (muy dispar, sobre todo durante enero), pero la opinión más coincidente es que los turistas ya no gastan sus 15 días de vacaciones en un solo lugar, sino que los fragmentan y empalman con feriados largos, a fin de realizar escapadas a distintos destinos durante el año.

Este verano, como nunca, los turistas apostaron a las estadías cortas, de no más allá de tres o cuatro días. La prueba más contundente es que en varios destinos de la región se llegó al pico máximo de ocupación durante el fin de semana largo de carnavales, que se extendió del 9 al 12 de este mes. Nadie podría haber imaginado, hace algunos años, que a mediados de febrero se daría un nivel de afluencia superior al de cualquier jornada de enero.

"Es obvio que hay una modalidad que está cambiando --reflexionó ayer el secretario de Turismo de Monte Hermoso, Hernán Arranz--. Por eso ya no podemos analizar el éxito o el fracaso de una temporada turística tomando como base lo que ocurrió en enero y febrero; con tantos fines de semana largo en el año, el análisis debe ser más integral".

"En nuestro caso --continuó--, para determinar si una temporada fue buena o no para los operadores turísticos y comerciantes, hay que analizar qué ocurrió entre la Fiesta de la Primavera, a fines de septiembre de cada año, y el feriado de Semana Santa del año siguiente".

Arranz reconoció que Monte Hermoso sufrió en enero la misma caída de afluencia que padecieron otros destinos de la costa atlántica, aunque --remarcó-- "eso fue compensado por los niveles de ocupación que tuvimos en los fines de semana largo previos".

"En cuanto a febrero, por ahora es un mes exitoso", añadió".

Arranz sostuvo que es prioritario adaptarse cada vez más a un turista cuyos recesos "ya no son uno o dos en el año, sino cuatro o más, y de no más de 7 días de extensión en el mejor de los casos".

"Gracias a esta modalidad, muchos de los comerciantes de Monte ha comenzado a trabajar a un buen ritmo en septiembre; para ellos, el balance es muy positivo. La situación es distinta entre quienes siguen abriendo sus negocios a mitad de diciembre o el 1 de enero", señaló.

Arranz también dijo que esta nueva modalidad turística aún debe ser comprendida por algunos propietarios de inmuebles que "aspiran a amortizar sus inversiones en un mes".

"Algunos se pasaron un poco con los valores que fijaron para los alquileres", se lamentó.

"Después varios de ellos se acomodaron a un turista que cada día utiliza más medios para buscar precio, pero otros no. Estos últimos no lograron alquilar sus propiedades, y por eso dicen que la temporada fue mala", señaló.

"Hay que entender que Monte cambió. Antes había mucha demanda y una oferta deficiente; hoy, en cambio, la oferta creció exponencialmente y hay alternativas de todo tipo, pero también una mayor competencia".

Turistas más gasoleros en Marisol

* En este balneario de Coronel Dorrego, la temporada también cerrará con la certeza de que alojadores y comerciantes deberán adaptarse, en lo sucesivo, a una afluencia turística concentrada alrededor de los fines de semana.

* Al promediar la primera quincena de enero se pudo advertir que las expectativas que se habían creado en los últimos meses de 2012, en cuanto a la afluencia de turistas y su propensión al gasto, resultaron erróneas. Para colmo, el clima no acompañó en absoluto.

* Durante la segunda quincena, si bien el tiempo promedio de permanencia en la villa no superó los cinco días, el flujo turístico creció sensiblemente, lo que mejoró los ánimos.

* Luego llegó la sorpresa de la temporada: febrero, con una afluencia impensada de turistas, sobre todo durante el feriado de carnaval. No obstante, no alcanzó para compensar la desilusión que produjo el regular enero.

"Levantada final" en Necochea

El mejor fin de semana del verano --el feriado largo de carnaval-- contribuyó a morigerar los efectos negativos que venía arrojando la temporada turística, pero no resultó suficiente para neutralizar el pobre nivel que caracterizó al segmento estival.

"Una temporada anémica", "peor que el año pasado", "no dejó nada", son los conceptos que se escuchan entre hoteleros e inmobiliarios de esta villa balnearia, aún sorprendidos de que enero haya transcurrido sin pena ni gloria.

Según las opiniones generalizadas, las bajas temperaturas del primer mes del año resultaron un factor gravitante. A esto se sumó el hecho de que los turistas mostraron una escasa propensión al gasto. El resultado fue un enero parecido al del año 2002, en plena crisis económica.

"Quedaron muchas propiedades sin alquilar y se pudo palpar que la gente no vino", graficó el presidente del Colegio de Martilleros de Necochea, Oscar Luis Pérez, quien reconoció el "repunte" de febrero, en base al buen clima y al fin de semana largo de carnaval.

El directivo señaló que el cuadro tarifario no fue un condicionante, ya que la ciudad exhibió los precios más bajos de la costa atlántica. A modo de ejemplo, dijo que una familia tipo podía alquilar un departamento frente al mar por 400 pesos diarios.

Desde su punto de vista, van quedando en el recuerdo aquellas "épocas doradas" en las que los veraneantes venían por un mes completo o por una quincena, ya que se profundizó el hábito de los turistas por tomar vacaciones por pocos días.

"Cuatro o cinco días fue el período más pedido por los turistas, pero incluso hubo gente que quería un departamento por dos o tres días. Muchas veces recibieron un no como respuesta, porque no queremos que las inmobiliarias se transformen en hoteles", expresó Pérez.

En los cámpings, como el Miguel Lillo o las cabañas Del Río Quequén, también se advirtió una merma en el flujo de turistas de enero y una mayor afluencia este mes.

La Asociación de Balnearios alertó sobre la preocupante situación cuando no había terminado enero. Sus directivos incluso pidieron a las autoridades municipales que se considere la posibilidad de dejarles abonar el canon en cuotas, debido a la crítica realidad del sector.

"El mal tiempo nos perjudicó notoriamente en enero. En febrero levantamos, pero la mayor parte de los clientes fueron de Necochea", se expresó desde la entidad.

Ahora se vislumbra el remanso de marzo y se enciende una tenue luz de esperanza para Semana Santa y el feriado del 2 de abril, cuando se darán seis días no laborables seguidos.

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