Vecinos se quejan por un basural a cielo abierto, aguas servidas, arroyos contaminados y animales muertos

Vecinos se quejan por un basural a cielo abierto, aguas servidas, arroyos contaminados y animales muertos

Protestaron cansados de no recibir soluciones. El propio personal de la Municipalidad tira basura en el predio clausurado.

En San Francisco del Monte de Oro los vecinos en adyacencias a lo que era la fábrica de la localidad, dieron a conocer el problema que no solo afecta el medio ambiente, sino también a la salud de quienes habitan en la zona.

Años atrás, se clausuró el basural que tenía el pueblo. Sin embargo, vecinos y el propio personal de la Municipalidad siguen yendo a arrojar los residuos a cielo abierto en un tractor y prenden fuego, lo que está legalmente prohibido. Los bomberos tienen que asistir cuando se hace insostenible el foco ígneo.

A 100 metros del lugar, el Gobierno construyó viviendas sociales donde vecinos deben convivir con olores nauseabundos.

A un kilómetro, se encuentran los piletones que contienen los desechos cloacales. Están construidos en desnivel hacia arriba por lo que necesitan de bombas que den fuerza al agua para que suba.

Al realizar mucha potencia en los motores, las bombas se funden y provocan que las aguas servidas lleguen a los campos cercanos y a la ruta de tierra que va en dirección a Pozo del Molle.

También se explotan los caños por donde se dirigen los desechos cloacales. “Son los blancos que se usan en las cañerías de las viviendas. Para esta obra deberían ser de otro material y más reforzados”, manifestó Isabel Mirabal, vecina de la zona a El Chorrillero.

Comentó que su papá hace un par de años estaba en tratamiento de diálisis y la fuerte contaminación ambiental incidió de manera importante en su salud y luego perdió la vida.

Dijo que nunca tuvieron respuestas de la Municipalidad de San Francisco ni de Medio Ambiente provincial por el grave problema que tienen. Enfrente de su casa también tiran basura. En su momento les habían asegurado que solo serían ramas, pero arrojan todo tipo de residuos.

Los docentes rurales todos los días deben pasar por la ruta que posee tramos con aguas servidas.

Hace aproximadamente dos años se robaron cuatro paneles de tela olímpica que encierran los piletones de las cloacas y al quedar el lugar abierto, animales van a beber el agua contaminada.

Aldana Enriz, es otra vecina que en diálogo con El Chorrillero aseguró que continúa viendo a empleados municipales tirar residuos en el basural a cielo abierto clausurado. Su familia posee un campo en la zona y las aguas servidas de los piletones cloacales han llegado a un arroyo y vertiente que tienen en el lugar.

Animales se han muerto por beber de esa agua servida. Mirabal, por su parte, ratificó que por la contaminación perdió cerca de 30 cabras.

La situación es insostenible. Los vecinos que son propietarios de las viviendas sociales construidas a 100 metros del basural a cielo abierto expusieron que se deben acostumbrar porque no les queda otra.

Mientras, el intendente Jeremías Vivas hace oídos sordos y no brinda respuestas a un problema que viene de hace años y que no solo limita la vida de quienes viven en al zona, sino que representa un problema para su salud y riesgos ambientales.

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