El Día de la Unidad estuvo muy dividido

El Día de la Unidad estuvo muy dividido

La canciller alemana pidió afrontar los problemas con diálogo y respeto, en medio de la rechifla y los insultos de neonazis y miembros de partidos de la ultraderecha, en un acto en Dresden.

La canciller alemana, Angela Merkel, reconoció ayer en un acto en Dresden que Alemania se enfrenta a “nuevos problemas” a 26 años de la reunificación del país y pidió afrontarlos con diálogo y respeto mutuo, en medio de abucheos e insultos de miembros de la ultraderecha y neonazis, que portaban pancartas con leyendas contrarias a la mandataria.

“Tras 26 años de reunificación, el Día de la Unidad es para la inmensa mayoría de los alemanes y para mí un día de alegría y de gratitud”, dijo Merkel en el día en que Alemania celebra el fin de su partición por parte de las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial, en zonas bajo control occidental y control soviético. “Hay nuevos problemas y yo, personalmente, deseo que solucionemos estos problemas juntos, desde el respeto mutuo y la aceptación de que partimos de opiniones políticas diferentes”, señaló la gobernante, que está en el poder desde 2005 y que según la prensa quiere aspirar a un cuarto mandato.

El llamado al diálogo de la canciller se vio irónicamente opacado por insultos y abucheos que le propinaron miembros del grupo xenófobo Pegida tanto a ella como a los políticos y representantes públicos.

Así, en medio de la lluvia y el frío, el pedido de diálogo quedó atravesado por los gritos de consignas y palabras como “traidores”, “Merkel debe irse” o “¡Fuera!”. A priori, lo ocurrido, podría parecer un hecho aislado, dado que sólo unos centenares de ciudadanos secundaron la protesta. Sin embargo, constituye toda una muestra de la creciente polarización de la sociedad alemana, de la que también dan cuenta las urnas.

Fue el presidente del Parlamento, Norbert Lammer, quien cruzó in situ a los manifestantes. “Aquellos que silban y gritan y llevan su furia a la calle sin riesgo alguno olvidaron la situación en que estaban los manifestantes que impulsaron la reunificación”, dijo y remarcó: “Vivimos en condiciones por las que nos envidia todo el mundo y ahora tenemos retos que resolver y podemos resolver si queremos hacerlo”.

Desde el gobierno regional de Sajonia, estado federado cuya capital es Dresden, lamentaron el episodio vía Twitter: “Nos entristecen y nos avergüenzan la falta de respeto y el odio de esta gentuza durante las hasta ahora pacíficas celebraciones del Día de la Unidad Alemana”.

Entre quienes insultaron estaba Lutz Bachmann, el fundador de Pegida, un grupo antiislam que desde el año pasado organizó manifestaciones todas las semanas en varias ciudades para protestar contra la inmigración.

Otro de los datos que trascendieron es que al finalizar los actos, miles de personas respondieron a la llamada de Pegida y se reunieron en las proximidades de la estación central de trenes de Dresden, entre ellos numerosos neonazis. Uno de los carteles que se leyeron ayer condensaban parte del pensamiento de estas agrupaciones: “Señora Merkel, dimita con la cabeza alta antes de que se la envíe definitivamente al desierto a contar granos de arena”.

En medio de una avanzada de la derecha alemana en las urnas y con una férrea Merkel que sigue apostando a una política de puertas abiertas a la inmigración –Alemania fue el país europeo que más refugiados recibió–, el acto se llevó adelante con un fuerte dispositivo de seguridad.

El pasado lunes se registraron en Dresden dos explosiones, una de ellas en la puerta de una mezquita y la otra en un centro de convenciones, y el último jueves encontraron una bomba falsa.

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