Últimas audiencias contra el represor Gregorio Rafael Molina

Últimas audiencias contra el represor Gregorio Rafael Molina
En el marco del juicio al represor Gregorio Rafael Molina por delitos de lesa humanidad que tiene lugar en el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata, declaró Rodolfo Néstor Facio quien narró sus días de secuestro en el centro clandestino “ La Cueva ”. Por su parte, Luis Rafaghelli no concurrió a declarar por razones laborales.
Facio relató que el 12 de abril de 1977 a las 2 de la mañana, dos Falcon verde y un Chevy blanca frenaron en su casa y, luego, un grupo de militares lo redujeron violentamente, atándolo de pies y de manos para encerrarlo en el baúl del Chevy. Primero fue trasladado a la comisaría cuarta y de allí a la Base Aérea. Aclaró que antes de su secuestro, a la 1 de la mañana, se produjo otro operativo en su domicilio y se llevaron al primo de su esposa, Alberto Llansen, quien fue liberado a las pocas horas. Unos minutos después, se presentó nuevamente el mismo grupo de uniformados y se llevaron a su cuñado Rubén Darío Rodríguez, quien permanece desaparecido y finalmente, a las 2 de la mañana lo buscaron a él, relata la crónica de la Comisión del Juicio por la Verdad.

José Sosa, un íntimo amigo por aquel tiempo de Facio, fue el responsable – según la víctima- de la inteligencia del secuestro. Además, lo acusó de haber sido colaborador de los militares.

El relato de Facio continuó mientras Gregorio Molina, inmutable, manos al bolsillo y con chaleco antibalas, miraba a la pared.

Durante el tiempo que estuvo en la Cueva fue sometido durante 21 o 22 días de torturas a base de golpes y picana eléctrica. “Antes de acostarnos nos hacían un círculo con una tiza o algo similar, si la borrábamos nos torturaban”, explicó Facio y agregó: “Después del tercer día nos dieron mate cocido salado”. Pudo darse cuenta que estuvo detenido con 9 personas pero sólo reconoció a Ramón Fleitas, a quien conocía desde antes. También dijo que oyó a una mujer y que supo que estaba embarazada. Respecto de los represores dijo que sólo pudo reconocer al que comandó el operativo de su secuestro y luego, por su voz particular y cuyo acento era propio de las provincias del norte de nuestro país, a uno de los que lo torturaban.

Sobre el final de la audiencia se produjo un hecho llamativo. Rodolfo Facio, en reiteradas oportunidades, expresó que durante su cautiverio un militar de baja altura le gritaba y lo golpeaba. A raíz de esas declaraciones la fiscalía pidió que Facio y Molina se paren uno al lado del otro. Facio, rápidamente, expresó que aceptaba hacerlo pero la defensa de Gregorio Rafael Molina se negó

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