Los trapitos se adueñaron del estacionamiento en la zona turística

Los trapitos se adueñaron del estacionamiento en la zona turística

Hace tiempo que estos cobradores ilegales de estacionamiento se instalaron en cercanías de la plaza Belgrano. Actúan ante la indiferencia del gobierno municipal y la Policía. Inventan el valor y dan bonos apócrifos.

Lo que tiempo atrás se leía y observaba como una problemática ajena a la ciudad de Luján, hoy se instaló con fuerza. Toda la zona turística, con límites difusos que semana a semana se extienden hacia el microcentro de la ciudad, está controlada por cobradores informales de estacionamiento, más conocidos como trapitos.

En la mayoría de los casos portan chalecos refractarios verdes o naranjas y se instalan en las calles más cercanas a la Basílica, con particular presencia en 9 de Julio, Francia, Rivadavia y todas las arterias que desembocan en la plaza Belgrano o las adyacencias de la avenida Nuestra Señora de Luján.

Los días de semana, los trapitos mantienen una especie de "guardia mínima" y vigilan apenas algunas calles lindantes con los sitios más concurridos por los turistas. Sin embargo, los sábados, domingos y feriados, el ejército de trapitos crecen en cantidad de soldados y suele haber calles con dos sujetos abordando a cada auto que estaciona.

Hay un puñado de datos que no pueden soslayarse. Por un lado, que en todos los casos presentan credenciales truchas y entregan a los conductores un talón que dice: "Estacionamiento. Bienvenidos a Luján", con un dibujo del símbolo de estacionamiento y una pequeña representación de la Basílica. Debajo, los espacios con las siguientes inscripciones: "Patente", "Día de Entrada", "Por hora", "Hora de entrada", "Total", "Estadía", y nuevamente "Total". Allí los trapitos suelen registrar la patente del coche que estacionó y la fecha. El resto dependerá de la negociación que logren con el conductor.

En tal sentido, los precios que establecen los trapitos que se adueñaron de las calles de la zona turística dependen de infinidad de factores. El valor, principalmente, lo terminará estableciendo la cantidad de visitantes que registre la ciudad; el modelo del auto que se estaciona; la disponibilidad de espacios en la zona; la realización de algún evento puntual que incremente la cantidad de gente en la plaza Belgrano o sus alrededores. Los días de semana, los trapitos encaran a los conductores con el siguiente verso: "Esto es así. Te doy el bono y son 20 pesos. Te quedás hasta la hora que quieras. Nosotros estamos hasta tarde". Los fines de semana los 20 pesos trepan a 40 o 50 pesos o directamente acuerden valores por hora.

Recientemente, un periodista de este medio estacionó sobre Lavalle, a escasos metros de la plaza Belgrano, un martes. Un trapito se acercó para cobrar "20 pesitos". Cuando el periodista le explicó que no estaba amparado para realizar ese cobro, el sujeto respondió: "Sí, te entiendo. Cuando volvés me das lo que puedas. No hay drama".

ÁREAS EN PUGNA

Todo lo que sucede alrededor de los trapitos es ilegal. Por ende, a riesgo de dejar el auto a merced del humor de la persona que no recibió el dinero que pidió, el conductor puede negarse a pagar por el bonito de estacionamiento apócrifo. Sin embargo, la actitud de estas personas y la escasez de agentes policiales invitan a los conductores a no arriesgarse.

La zona en la que operan está contemplada como espacio de estacionamiento medido fijado por la Municipalidad de Luján, con sectores en los que históricamente han recaudado instituciones como la Cooperadora del Hospital Municipal, el Sindicato de Trabajadores Municipales y años atrás COPROTUR (Comisión de Promoción Turística). Sin embargo, nadie desde la Municipalidad se encarga de vigilar o hacer cumplir las reglamentaciones. Y no deja de sorprender la pasividad de los agentes policiales que solo observan las transacciones de los cobradores con sus clientes.

Casualmente, los dos funcionarios que tenían competencia directa sobre lo que sucede en la zona turística con los trapitos días atrás fueron alejados de sus cargos: por un lado, quien era el secretario de Producción, Turismo y Cultura, Luis Zanazzi; por otro, el subsecretario de Control Urbano (dentro de ese organismo está la Dirección de Tránsito), Gustavo Marrone.

Consultado sobre esta problemática y ya fuera de la función pública, Marrone destacó que "toda el área está bajo la modalidad de estacionamiento medido. Con lo cual, lo primero y básico que había que hacer y que se puede hacer es sembrar de carteles todas las calles con los detalles del estacionamiento medido".

"Con eso a la vista el conductor tiene el pretexto perfecto para decirle al trapito: "Yo no le pago a usted porque tengo que pagar el estacionamiento medido". Porque además el tema del trapito es meramente voluntario entre el conductor y quien va a cobrarle", consideró el ex subsecretario.

Marrone admitió que "es cierto que como primer acercamiento los trapitos te tiran un precio fijo. No dicen que es a voluntad. Además no dan un recibo que tenga sustento y por eso queda en el aire la cuestión legal". Con todo, agregó: "Existe la cuestión intimidatoria para dejar flotando que si después encontrás el auto con algún rayón o algo, no es por culpa de él".

Para el ex funcionario de Control Urbano "si llenás la zona de carteles de estacionamiento medido tenés la causa para decirle que no al trapito. Se le explica que si uno no paga lo que corresponde, queda expuesto a recibir una multa y me lleva el auto la grúa".

"La otra pata es la intervención de la Policía –dijo Marrone-. Siempre consideré que debían actuar un poco más con la cuestión. Se necesita una actitud más activa porque en definitiva se está ante una práctica que no está autorizada. Está implícita una actividad comercial que no está legislada ni nada, no paga tributos, no rinde cuentas".

Entre otras falencias, los trapitos se instalan en la grieta de competencias de las diferentes áreas del gobierno local. Queda claro cuando Marrone, hoy, admite que "ese tema siempre se trabajó desde la Secretaría de Turismo y Control Urbano no tuvo jamás demasiada injerencia directa o indirecta. Cuando dejé de ser funcionario, hace algunas semanas, tenía conocimiento de que los carteles para poner en toda la zona turística estaban listos para ser colocados, pero eso no se hizo".

"Sé que los carteles están hechos porque se me había pedido colaboración, a través de los muchachos de señalización vial, para aportar sus conocimientos para la colocación en la vía pública", explicó. Mientras eso se concrete, los trapitos siguen ganando la calle y cobrando lo que se les antoja a los visitantes en una ciudad turística.

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Son los carteles comprados y listos para ser colocados en la zona turística, indicando el estacionamiento medido. Apenas se pusieron 4 sobre avenida Nuestra Señora de Luján, donde el cobro lo realiza la Cooperadora del Hospital.

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