Tierra del Fuego aparece como la provincia más grande en los “nuevos” mapas de la Argentina

Tierra del Fuego aparece como la provincia más grande en los “nuevos” mapas de la Argentina

Los nuevos mapas geográficos del país, dispuestos por ley 26.651, generaron rechazo y polémica en el ambiente académico ya que muestra en la misma escala a todas las provincias y al territorio antártico, lo que genera confusión en los alumnos. En los nuevos mapas, Tierra del Fuego aparece como la provincia más grande. Son resistidos por el status jurídico de la Antártida.

Varios académicos expusieron sus posturas frente al asunto, ya que el viejo mapa sigue siendo el elegido por estudiantes y docentes. María Di Nápoli, jefa de producto de la editorial Ángel Estrada y dueña de las marcas Rivadavia y Laprida, explicó que de los cinco millones de mapas de la Argentina que ellos producen, el convencional se vende 50 veces más que el nuevo.

Varios profesores de la materia geografía citados rechazaron el mapa bicontinental que distribuye el Ministerio de Educación, donde la Argentina se ve chica. "A veces, en el programa vienen temas que dejan ver que el que lo hizo no está en el aula. Hoy los chicos vienen con una baja capacidad de abstracción, y eso que estoy en una escuela de ingresos medios-altos", sostuvo una docente.

En 2010, el Congreso sancionó la ley que obliga a todas las escuelas a usar el mapa que muestra el territorio antártico en la misma escala que el resto del país, mientras que en los planos convencionales se la suele colocar a un costado y en escala menor.

El meollo de la controversia gira en torno al estatus jurídico del territorio antártico.

En 1959, los doce países que hacían investigaciones científicas en el continente blanco y sus alrededores firmaron el Tratado Antártico, por el cual acordaron suspender los reclamos de cada país. El territorio reclamado por la Argentina, que fue uno de los firmantes originales del pacto que hoy agrupa a 50 miembros, coincide parcialmente con los reclamos de Gran Bretaña y Chile. Pero ninguno de ellos, ni de los otros cuatro países con reclamos (Noruega, Australia, Nueva Zelanda y Francia), incluyen la Antártida en su mapa oficial.

A pesar de que en los sitios web de sus entes antárticos oficiales se presenta un mapa de la Antártida con todos los reclamos territoriales, algunos no respetan el espíritu del tratado. Entre las prioridades mencionadas en la página oficial del gobierno británico figura "promover la soberanía del Reino Unido sobre el territorio antártico británico", además de conservar el medio ambiente del continente. Junto a Dinamarca, los Países Bajos y Francia, el Reino Unido integra la Asociación de Países y Territorios de Ultramar de la Unión Europea (OCTA, en inglés). Tanto el Estado francés como el británico incluyen su reclamo antártico dentro de los territorios protegidos por esta comisión.

En la Argentina, la postura que defiende la inclusión del territorio antártico bajo la soberanía argentina encontró varios detractores. La historiadora Hilda Sábato y el geógrafo Carlos Reboratti, que enseñan juntos en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, son dos de los mayores críticos de la obligatoriedad del mapa bicontinental.

Tras la sanción de la ley, Sábato criticó la norma en un artículo periodístico. "Es la reiteración de una ideología que asocia la identidad nacional con el territorio, que se reivindica como eternamente propio y siempre sujeto a amenazas exteriores -escribió-. Ideología de larga trayectoria en la Argentina, alimentada por la influencia de los militares en la construcción de un nacionalismo excluyente y agresivo, que arraigó hondo en nuestro país a lo largo de todo el siglo XX."

Hoy, su esposo, Carlos Reboratti, investigador principal del Conicet en el Instituto de Geografía de la UBA, insiste en los cuestionamientos. "El problema es que en el fondo se enseña una mentira. Una mentira basada en un nacionalismo infantil, que inventó un problema donde no lo existía", critica.

Címbaro tiene la postura contraria. "La construcción de los mapas es construcción de soberanía. No se puede defender lo que no se conoce", manifiesta.

Desde la otra vereda, Reboratti es categórico y desestima la validez del argumento estratégico: "El caso de la Antártida no puede equipararse al de las Malvinas. La Argentina nunca ejerció soberanía en la Antártida". Además, Reboratti apunta a una de las principales críticas que recibió el nuevo mapa. "No es nada práctico; en vez de agregarle una línea de texto que diera cuenta del cambio de escala, redujeron el mapa a la mitad y ahora a Tucumán lo vemos con lupa", señala.

Graciela Cacace, profesora y licenciada en Geografía, lo dice sin vueltas: "La cartografía siempre tuvo un fin geopolítico, transmite imaginarios, entra en el inconsciente de la gente". La investigadora entiende que muchos países hacen su propia utilización de la cartografía y destaca: "Se instala en el imaginario de la gente. El mapa despierta controversia porque se pone el foco en la Antártida, algo que no es sino un deseo", explica.

Florencia, santafecina (prefiere no revelar su apellido), ejerce el profesorado de Geografía desde 2007. Ella enseña el mapa bicontinental pero de manera crítica. "La Antártida es un territorio sobre el que no ejercemos soberanía, como en Malvinas. Intento transmitirles a mis alumnos cómo se puede construir una ideología a través de un mapa. Se busca transmitir una idea nacionalista", dice.

Reconoce que su posición es polémica, pero reivindica la importancia de abrir las mentes de los estudiantes, de darles la posibilidad de elegir, y no sólo adoptar "lo que les inculcaron los mapas y los carteles". "Lo de la Antártida pueden entenderlo, pero cuando hablo de las Malvinas, se emocionan, se enojan. Tienen una herida abierta", relata.

Por el contrario, Eliana Hoyos, profesora de Geografía en Neuquén desde hace 23 años, cree que es positivo incluir a la Antártida en el mapa y el territorio que le correspondería a la Argentina. "Me permite enseñar que la Antártida es la reserva de agua dulce más importante del planeta, un lugar para conocer y respetar, un equilibrio perfecto donde los argentinos tienen que estar para conocerlo, pero no para ocuparlo".

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