El tatuaje sale del underground y ya es de consumo masivo

El tatuaje sale del underground y ya es de consumo masivo

El Tattoo Show, que arrancó ayer en La Rural, es el evento más importante del país. Finaliza mañana. Artistas distribuidos en más de 220 stands esperan a más de 20 mil personas. "Ahora queda bien", dicen. La moda de los diseños de inspiración oriental y la rivalidad con Brasil.

El evento más importante de tatuadores  y tatuados de nuestro país arrancó ayer y estará hasta mañana en La Rural. Tattoo Show se organiza por primera vez en Palermo,  aunque esta es su 11ª edición. Las otras diez se habían hecho en el hotel recuperado Bauen. "Nos vinimos a La Rural porque la última vez juntamos más de 20 mil personas y este año nos iba a quedar chico", dice La Moro, coordinadora histórica de este evento que organiza desde siempre uno de los popes argentinos en la materia, Diego Staropoli, dueño del estudio Mandinga Tattoo, donde se tatúan las estrellas del rock local.

"Estamos en una etapa de transición –explica Guillermo Caldentey, uno de los primeros tatuadores del país, amigo de Staropoli y cuyas empresas, Cancerbero Tattoo y Corazón Salvaje son el principal sponsor de este evento–. Hasta hace poco, estábamos en el underground, éramos muy pocos, y ahora ya se convirtió en un movimiento masivo." Por un lado, el prejuicio con que se veía a las personas tatuadas una década atrás fue desapareciendo. Por otro lado, también sucede que el sector de los tatuadores se fue profesionalizando y que los instrumentos para tatuar son cada vez más sofisticados y permiten cosas que antes no se lograban ni con todo el arte del mundo.

"Antes me miraban como el renegado de la sociedad,  parecía que tatuaje usaba sólo el que salía de la cárcel y ahora queda bien, me invitan a convenciones en todo el mundo", dice Alberto "El Mago" Fornell, clásico habitante de la calle Lavalle, con toda la cabeza tatuada desde principios de los años noventa. "Yo fui de los primeros en tatuarse la cara, pero porque hacía magia en los circos. Ahora hace años que ten go mi comercio, Tatuajes de Otro Planeta."

Las entradas para este evento que convoca multitudes de brazos, piernas y nucas tatuadas, cuestan 100 pesos y en ese costo está incluida la asistencia a los recitales: Hugo Lobo, Naty Combo, Nagual, Virna Lisi y Salta la Banca son algunas de las bandas que se presentan en vivo en el fondo del amplio salón. Pero sin duda las máximas atracciones del evento son los tatuadores internacionales. Los integrantes de los programas de TV Ink Master y Tattoo Nightmares están en los stands trabajando sobre la piel de los fans que ven cumplido su sueño: "No lo puedo creer –dice Leticia, de 23 años–, yo los veo siempre en la tele y soñaba con tatuarme con ellos y ahora lo voy a hacer." Para que las estrellas pongan las tintas sobre su piel, Leticia tiene que pagar 150 dólares la hora en un trabajo que no puede durar menos de tres horas. Ser estrella tiene sus réditos, cualquiera sea el rubro.

Hugo es dueño del local Neder Fade. Su hija Abril, de 4 años, está sentada sobre el mostrador del stand con la cara pintada de colores con tinta lavable. Hugo cuenta que Argentina está "bastante bien" en materia de calidad de sus tatuadores a nivel Latinoamérica. "La rivalidad es con Brasil, una vez más –se ríe–. Por el momento somos los segundos de la región porque ellos desplegaron mucha técnica, pero de a poco los vamos alcanzando, acá hay cada vez mas nivel." A su lado, su hijo Kevin de 13 está esperando el momento de empezar a trabajar con su padre. "Me gustaría trabajar de tatuador, ya hice varios tatuajes, el primero a los ocho años", dice. "Lo que más me piden son cosas comerciales –dice Hugo–. Si una famosa se hace una cruz, van todos a hacerse la cruz. Esos detalles chiquitos, el símbolo, a eso llamamos comercial, porque a los tatuadores lo que nos gusta hacer es más artístico, un diseño que pensamos en conjunto con el cliente y que es único, que habla de él y lo hace sentir bien." Esta tensión entre lo comercial y lo artístico que se repite en tantos otros rubros es uno de los ejes que importan a todos: los tatuadores y los tatuados. "A mí me encantaría hacerme algo artístico, tipo toda la pierna, pero tengo miedo de no conseguir laburo, por eso me hice algo comercial, un par de tribales en los brazos", dice Rudy, de Avellaneda.  

Hay 220 stands, 20 más que la vez pasada. Hay concursos con categorías específicas como Tribal, New School, Black & Grey, Realismo, Oriental o Puntillismo. Hay por los pasillos de la Expo gente con el pantalón arremangado, la pierna recién tatuada. Hay chicos sin remera, con el plástico pegado al cuerpo protegiendo un ave fénix o un dragón recién salido del horno. Hay muchos músculos, porque un brazo flaquito mal puede exhibir un Tigre de Bengala. Hay chistes internos ("¿Cómo se llama el vehículo en que viajan los tatuadores? Se llama tatoo carreta") Y hay muchos culos, muchas tetas, muchas piernas, muchos pelos de colores. Porque el mundo del tatoo es un mundo exhibicionista. Hay, también, mucha calavera con sombrero de flores, muchas espadas y mucho fuego. La mayor parte del tiempo suena por los parlantes rock duro. Hay muchas, muchísimas remeras de Black Sabbath, de Iron Maiden y de Slipknot. Porque el mundo del Tattoo no admite demasiados Princes o Madonnas.

"Algo que piden mucho ahora y que marca bastante esta época –dice Hugo, de Neder Fade– es el tatuaje Oriental, porque con un Oriental podés tapar cualquier tatoo viejo.

–¿Y por qué alguien querría tapar un tatoo viejo?

–Porque diez años atrás había unos tatuadores malísimos, que hacían desastres, y hoy eso se puede solucionar.

Todo un signo de los tiempos.  «

 

 

 

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concursos se realizan en los tres días. Hoy, por ejemplo, hay en estilo oriental, realismo y puntillismo, entre otros. Mañana, mejor espalda, full color, piercing y revelación.

 

 

 

Diseñador y fabricante de máquinas de tatuajes

Guillermo Caldentey está al frente del local de Cacerbero, el primero, el que se choca cada persona que ingresa a la expo. “Vengo a trabajar por el tatuaje  a la par de Diego, después de 20 años de hacer tatuajes”. Su local empezó como una casa de tatuajes y hoy es una distribuidora mayorista de equipamiento para tatuadores. Tiene, además, dos comercios: Totem y Corazón Salvaje. Y es, a su vez, diseñador y  fabricante de máquinas de tatuajes.

Como síntoma de la maduración de este mercado, Guillermo menciona las habilitaciones: la ley 1897 sancionada en 2013  establece normas sanitarias básicas para la práctica del tatuaje y perforaciones en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires.

“Diego pensó los contenidos de esa ley y la administración pública se basó en sus ideas para mejorar el panorama”, dice.

En el mostrador de su stand, pueden verse miles de tintas de todos colores y muchos libros. “Los tatuadores no leen mucho, pero se llevan los libros de arte, hay mucho material sobre diseños tribales, sobre los maoríes o tibetanos”.  Una cosa que está pasando cada vez más, dice, es que hay muchos egresados de escuelas de arte. “Nosotros, los primeros tatuadores no teníamos formación artística, yo empecé a dibujar directamente en la piel”. Otro síntoma de maduración.

“A partir de hoy, cambia todo, porque estamos trabajando en La Rural, estamos jugando en un mercado masivo, que salió del under, aunque, si me preguntás, yo extraño la época en que éramos unos pocos locos que andábamos con los dibujos en el cuerpo”, dice, añorando los viejos tiempos.

 

 

 

 

Staropoli, el cacique de la tribu

Cada tribu tiene sus caciques. En el caso del mundo del tatoo, el número uno indiscutido es Diego Staropoli, organizador y alma máter del Tatto Show.

Aunque la lista de sus clientes incluye nombres como Caramelito Carrizo, Dyango o Julián Weich, Diego es conocido como el "tatuador de los rockeros". En su local Mandinga Tattoo de Villa Lugano (donde nació y sigue viviendo) se tatuaron y formaron bandas enteras como La Renga y Callejeros, y son habitués Los Fabulosos Cadillacs, Los Auténticos Decadentes, Dancing Mood o Las Pastillas del Abuelo.

Mandinga Tatto tiene, además, una impronta solidaria: una vez al mes, se llevan o envían provisiones para unas siete escuelas rurales de Santa Fe y Jujuy.

Parte de las ganancias del evento y las ganancias totales de Cazador de Sueños, el libro de Diego de reciente aparición, son para financiar esa causa. En las páginas de ese libro, el autor vuelca miles de anécdotas que recopiló en su larga relación con los músicos más importantes de la escena rockera nacional.

 

 

 

De la televisión

Este año el Tattoo Show cuenta con invitados famosos de los reality show Inkmaster y Tattoo nightmares Miami.

Estará abierto hoy y mañana, de 12 a 23 en el salón Ocre de La Rural. Más info: <http://www.tattooshow.com.ar>. La entrada cuesta $ 100.

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