El Correo Argentino preadjudicó la licitación y hay cinco ganadores. Boldt se queda con la porción más jugosa. Pese a la batalla mediática, Magnetto gana.
Por Bruno Correa
El gobierno de Javier Milei se encamina a lotear la impresión de la boleta única de papel para las elecciones de octubre. La licitación está a cargo del Correo Argentino y entró en su recta final. A pesar de la guerra mediática que libró el Presidente, el Grupo Clarín se llevaría una porción del millonario negocio.
Milei despotricó varias veces contra Clarín por algunas notas negativas contra su administración, como en verdad lo hace habitualmente contra cualquier publicación que no se alinea 100% con el relato libertario. Sin embargo, la metralla arreció luego de que el 24 de febrero Telecom informara la compra de la filial argentina de Telefónica por US$ 1.245 millones.
El grupo que comanda Héctor Magnetto controla Telecom, asociado al mexicano David Martínez. La respuesta del Gobierno fue instruir a la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia para que analizara la legalidad de la operación, debido a que una sola empresa controlará casi el 70% del mercado de la telefonía móvil. Esa pelea continúa, pero no significó un obstáculo para que el gigante fundado por Roberto Noble se quedara con parte del negocio de las boletas.
Los ganadores del negocio de la Boleta Única
El Correo Argentino preadjudicó, la semana pasada, la impresión de la boleta única a cinco firmas. La unión transitoria conformada por IPESA y el Grupo Boldt -dueña de los casinos de Melincué y Santa Fe- se llevará la porción más jugosa e imprimirá el 36% de las boletas. A su cargo tendrá la provisión de los distritos electorales más poblados: Córdoba, Santa Fe, Mendoza y la mitad de la provincia de Buenos Aires.
La otra mitad de la provincia de Buenos Aires quedó para Artes Gráficas del Litoral (AGL), la imprenta con sede en Sauce Viejo -aunque usará otra planta ubicada en el conurbano bonaerense- que pertenece en partes iguales al Grupo Clarín y al Diario El Litoral. AGL imprime los diarios Clarín y Olé para el interior y se quedará con el 26% del negocio. Además del 50% de la provisión bonaerense, también se encargará de Jujuy, Formosa, Catamarca y San Luis, aunque en estos últimos dos distritos todavía quedan detalles por resolver.
A Su Papel, la firma de Roberto Cadahia y Alberto Chobadindegui fundada en 1976 y radicada en Pilar, se le asignará el 15% de la impresión de la boleta única. Hay, además, otras dos firmas que aparecieron sobre la hora. Docuprint, una empresa con sede en Garín, se llevará el 14,5% de la torta. Kollor Press, la firma que supo imprimir El Cronista, Ámbito y las revistas de ofertas de Easy, Coto y Vea, con sede en Avellaneda, manejará el 8% de la impresión. Queda aún por adjudicar un 0,5% de la licitación.
Las razones del loteo
Desde antes de que se publicara el llamado a licitación, en la Casa Rosada reconocían que el negocio sería loteado. No es una tarea sencilla, ya que se trata de imprimir 55 millones de boletas para todo el país. Había dos razones operativas para elegir más de una imprenta. Por un lado, pocas firmas tienen los fierros para imprimir esa cantidad de boletas en soledad. El otro motivo apunta a que no se pusiera en jaque el proceso eleccionario en el caso de que alguna de las plantas impresoras sufriera algún imprevisto que le impidiera cumplir con su tarea.
El Correo convocó a una licitación secreta para contratar a la empresa que contará los votos en las elecciones nacionales de octubre.
En la previa, la discusión más importante fue definir el criterio para elegir a los ganadores. Se barajaron varios: elegir una imprenta por provincia, privilegiar a las de mayor capacidad de producción o darle ventaja a aquellas que podían probar experiencia a la hora de imprimir boletas únicas. Finalmente se terminó utilizando un mix de las últimas dos variables, algo que benefició principalmente a Boldt y a Clarín por su capacidad de producción y también porque ya han tenido a cargo la impresión de boletas para, por ejemplo, las elecciones de Santa Fe.
La firma que falta
Para que la preadjudicación sea definitiva aún falta un paso importante. El directorio del Correo Argentino, a cargo de la licitación, tiene que firmar la adjudicación. La empresa que el gobierno de Milei quiere privatizar está al frente del proceso porque fue incluida en el convenio de tercerización que tradicionalmente firma con la Dirección Nacional Electoral en cada año electoral. Allí también se incluyó la logística de las urnas y el escrutinio provisorio. Por esas tareas, el Correo Argentino pasó una factura multimillonaria.
Ese último paso no debería traer inconvenientes. El presidente del Correo Argentino es Camilo Baldini, un peronista que sobrevivió al cambio de gobierno y hoy reporta a Lisandro Catalán, vicejefe de Gabinete del Interior, de quien también depende la DINE. Contador, Baldini llegó al Correo de la mano de José Ottavis en 2012, durante la administración de Cristina Fernández de Kirchner. Fue eyectado durante la gestión Cambiemos y volvió en 2019 de la mano de Santiago Cafiero.
La derrota del peronismo en 2023 no amilanó a Baldini. Rápido de reflejos, el contador aprovechó la decisión del gobierno libertario de no designar personal en la mayoría de los cargos directivos de las empresas públicas y se quedó. Un par de meses después, convenció a la Casa Rosada de que lo ascendiera a presidente de la firma de logística cuando presentó un feroz plan de ajuste. Respaldo tiene: sobrevivió el año pasado a una bolilla negra de Karina Milei, que lo quiso fuera del Correo para que gente de su riñón controlara todo el proceso eleccionario.
Comentá la nota