Más sospechas de que el fuego pudo ser intencional

Más sospechas de que el fuego pudo ser intencional
El secretario de Seguridad, Sergio Berni, dijo que no hay que descartar un sabotaje y recordó otros incendios de la empresa Iron Mountain. Uno de los abogados también le apuntó al fuego provocado.
Pasó una semana y los bomberos todavía están peleando con el fuego. Y mientras las llamas se reavivan, se calientan las sospechas. El secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, deslizó ayer la posibilidad de que el incendio de Barracas, que se cobró la vida de siete bomberos y dos rescatistas, haya sido intencional.

“Uno tiene que ser muy prudente, no se puede confirmar nada. Pero no podemos descartar un sabotaje sobre todo en una empresa que está sospechada de sufrir un incendio de estas características y además el caso está sospechado por el propio jefe de bomberos de Nueva Jersey de haber sido intencional”, aseguró Berni, quien agregó que existen “ grabaciones comprometedoras ”, aunque no dio más precisiones.

La referencia a los antecedentes se debe a que la empresa Iron Mountain ya sufrió siete incidentes, incluido el de Azara 1245. Los tres primeros ocurrieron en 1997 precisamente en Nueva Jersey, en apenas 12 días. Luego, el 11 de julio de 2006, tuvieron otro caso en Ottawa, Canadá, aunque en ese caso funcionaron los sistemas antiincendio. Pero al día siguiente se prendió fuego un depósito de archivos en Londres, que quedó totalmente destruido. El último incidente había sido el 4 de noviembre de 2011 en la ciudad italiana de Aprilia. Salvo en el caso de Canadá, en todos los otros hubo sospechas de incendios intencionales.

La empresa aseguró siempre que en todos sus galpones cuenta con rociadores de agua y otros sistemas de prevención. Además, tenía la habilitación del Gobierno porteño, que en las cuatro inspecciones que le realizó no encontró irregularidades, aunque la última fue en junio de 2012.

Sin embargo, cinco empleados de la firma que estaban en el galpón de Barracas cuando se desataron las llamas confirmaron que las alarmas sonoras anduvieron pero no así los sprinklers o rociadores. De la investigación también surgió que una de las cisternas que debía abastecer a esos aspersores estaba vacía, y que el otro tanque no tenía suficiente agua.

Berni no fue el único que dejó entrever la posibilidad de un incendio intencional. Miguel Arceo Ageo, abogado de la familia de Pedro Barico, uno de los rescatistas de Defensa Civil que murió en el incendio, afirmó ayer que “el fuego tuvo que haber sido provocado”, y agregó: “Se necesitó una temperatura de 400 grados por más de 15 minutos para fundir el metal. Es un elemento que nos da una idea de la magnitud del siniestro y de que pudo haber sido intencional. Estas empresas no son inexpertas, las que almacenan papel tienen que tener un control estricto en la prevención del fuego. Las fallas que hubo serían una negligencia grave, difícil en una empresa norteamericana, lo que hace pensar en la participación de un tercero”.

Por lo pronto, la empresa no hizo pública hasta ahora ninguna explicación, aunque sí aseguró que sigue trabajando en colaboración con la Justicia a la vez que inició una investigación propia.

Mientras tanto, la causa que lleva adelante la fiscal Marcela Sánchez sigue su rumbo. Ayer le tomó declaración a Maximiliano Merele, agente de la comisaría N° 30 que fue uno de los primeros en llegar al galpón, y también al bombero voluntario Antonio Sette y al principal Daniel Díaz, quien estuvo internado tras el derrumbe.

De todas formas, las hipótesis recién podrán evaluar en profundidad cuando estén los resultados de las pericias. El problema es que los bomberos todavía no pudieron terminar de apagar las llamas. Según explicó Berni, aún quedan focos de fuego bajo los hierros retorcidos, y recién se podrán terminar de controlar cuando avance la remoción de escombros.

En tanto, la empresa EASA, accionista de Edenor, confirmó ayer que Iron Mountain le archivaba documentación, y que un 15% de esos papeles estaba en el depósito incendiado, aunque no se sabe aún si se dañaron. Firmas como IRSA, MasterCard, Telefónica y hasta la Policía Federal eran algunos de los 39 clientes de la empresa.

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