Salir de un momento complicado

Salir de un momento complicado
La derrota ante Banfield, las lesiones, los penales malogrados, y las cuestiones internas, más alejamientos de directivos, mandan al diván a Patronato. Momento de autocrítica. Sin ella, no se podrá reencauzar el proyecto que se inició con el equipo en el Argentino B y con la idea de llegar a Primera A en un tiempo
Las estadísticas de Patronato abruman en este pasaje del certamen. Si bien desde el mismo inicio de campeonato y aún en la era Diego Osella nunca se pudo despegar de la irregularidad, la situación actual lo muestra padeciendo un sinnúmero de dificultades. Nunca el Rojinegro sufrió como ahora la seguidilla de lesiones y será tarea del cuerpo técnico y médico analizar qué pasa. La cuestión puede pasar desde una preparación física no acorde al campeonato que se disputa hasta el hecho que muchos jugadores, sin continuidad, cada vez que vuelven, sienten el rigor de la pretemporada. Puede que algunos elementos también sientan no jugar en posiciones habituales. Además hoy el profesionalismo exige cuidados fuera de la cancha, buena alimentación y preparación adecuada. ¿Se cumple?

La campaña se está tornando una pesadilla. No hay disfrute. No disfrutan los jugadores ni tampoco quienes siguen al equipo. Y tiene todos los síntomas de equipo que pelea por los últimos puestos. Expulsiones, definiciones erráticas, peleas entre compañeros (Brum-Rossi tras el segundo penal marrado ante Banfield) y un vestuario que se divide por tres según los mentideros. Los de acá, los de allá y los que están ganándose un lugar en el plantel. Y en la cancha también. El lunes el equipo pasó de un buen planteo táctico, a cometer errores infantiles en defensa y a descontrolarse en un partido que parecía controlado amén del complicado rival.

Mientras ello ocurre la dirigencia, por primera vez, asiste a alejamientos de hombres en sus filas y por cuestiones ajenas a la entidad. La política juega su rol y algunos quieren sacar partido. Lo cierto es que se está perdiendo la unidad siempre pregonada.

Allí radica otro problema. Al no existir una sana oposición y la participación del socio, todo se resuelve entre los que se sujetaron a los sillones de la comisión directiva. El problema, cuando varios integrantes del oficialismo abandonan el barco. Pero tampoco existen otros movimientos de personas que al menos se acerquen para consultar cuestiones inherentes a la entidad. Solamente se expresan en las redes sociales.

Y tarde o temprano ese rumbo termina resquebrajando lo muy bueno hecho en otros momentos. Seguramente los detalles negativos tapan algunos aspectos positivos. Por ejemplo la tarea en las inferiores de AFA. Con pocos recursos y mucha capacidad desde los cuerpos técnicos se lleva adelante una tarea que seguramente dará rédito en tanto y en cuanto los valores empiecen a ser promocionados. Matías Almeyda, el DT de Banfield, hizo debutar en el caliente partido del lunes en el Grella a un pibe de 17 años. Sangre nueva. La propia evolución del fútbol determina que el recambio tiene que existir. Con sabiduría y paciencia se puede salir de la situación actual que aún no es tan incómoda. Indudablemente el piso de los 50 puntos será clave para el futuro. Y en el futuro no se deberían repetir errores actuales. Traer jugadores en cantidad y caros vaya uno a saber negocio para quién será. Pero tarde o temprano será una complicación deportiva y económica. También se deberá reclamar mayor capacidad dirigencial. Muchos de ellos parecían, el lunes, hinchas vociferando por tal o cual jugador. Su calma, es la calma del proceso. Sin inteligencia y liderazgo será difícil apuntar a objetivos mayores.

Este presente inquietante necesita de respuestas positivas. De la dirigencia, del cuerpo técnico y de los jugadores. Los dirigentes porque son los responsables y deben pensar como tal, como dirigentes. Del cuerpo técnico, porque debe tomar decisiones en bien del equipo y no por cuestiones personales o afinidad con jugadores. La personalidad se debe imponer: el DT debe designar quien patea penales por ejemplo. La pelea de potrero del lunes entre Brum y Rossi para el remate que luego taparía Gaspar Servio habla de ello.

Además no se entiende porqué buenos jugadores pasan tanto tiempo sin jugar y luego lo sufren con lesiones cuando vuelven. Inexplicable la pobre realidad de algunos jugadores con mucha chapa. Aquellos que además fueron nuevamente convocados a pesar de la mala campaña de la temporada anterior. Un poco de luz e inteligencia. Lo que sí o sí necesita Patronato para salir adelante.

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