¿Sabes quienes hacen posible el ciclo del reciclaje?

¿Sabes quienes hacen posible el ciclo del reciclaje?

Nadie mejor para explicar el proceso de reciclado de envases que sus propios protagonistas.

El reciclaje es un ciclo cuya imagen es para la gran mayoría de los ciudadanos la de los colores de los diferentes contenedores. Sin embargo, este proceso circular tiene etapas bien diferenciadas que involucra a un buen número de personas que contribuyen a que este ciclo no se detenga y a los que conviene ponerles cara.  Nos centramos en el proceso del contenedor amarillo.

La primera cara de ese ciclo, como no, es el ciudadano. Aquel que, tras usar un envase, decide conscientemente depositarlo en el contenedor amarillo y de esa forma posibilitar que este ciclo comience. Algo que cada vez se hace más ya que, en 2020, el reciclaje en el contenedor de envases de plástico, latas y briks creció un 8% a pesar de la pandemia, gracias a que cada ciudadano depositó 18,6 kilos de residuos en el contenedor amarillo. 

Una vez ese ciclo se ha activado gracias al ciudadano responsable, se pasa a la siguiente etapa, la de la recogida, cuando los camiones se encargan de llevar los residuos del contenedor amarillo a las distintas plantas de selección. Para ello se establecen rutas que, gracias a la digitalización creciente en el sector, están perfectamente medidas y sincronizadas. “Tenemos un algoritmo que nos indica el porcentaje de llenado del contenedor que hay en ese momento para que la ruta sea lo más eficiente posible”, explica Fidencio Prieto, encargado de ESMASA, empresa de servicios municipales de Alcorcón (Madrid). Para asegurar que no falla nada, cada camión lleva un móvil en el que se va marcando cada parte de la ruta que se recoge. 

Tras la recogida, el siguiente paso se encuentra en una de las 97 plantas disponibles en el país para que los envases sean separados según su tipo de material. Lo primero es realizar un triaje para eliminar los materiales más voluminosos, después toca separar y cada material cuenta con un separador específico que lo detecta. “Para el acero hay separadores magnéticos, separadores de inducción para el aluminio y separadores ópticos para los plásticos”, ejemplifica Ana Esteve, de la planta de envases de Ulea (Murcia) donde, en función de la época del año, recogen entre los 20.000 kilos en los meses de temporada baja a los 27.000 cuando los municipios costeros cercanos acogen mayor población. “Una vez separados, los acopiamos y se envían a recicladores que son los que se encargan de darles un nuevo uso a estos productos”, asegura Esteve. 

Esa es la etapa final, una de las 426 empresas recicladoras homologadas por Ecoembes se encarga de convertir en materia prima los envases que les llegan desde la planta de selección. Allí el primer paso de los recicladores consiste en purificar las llamadas balas de plástico, similares a las balas de heno pero hechas de envases, para eliminar cualquier resto que pueda haber y que no debería estar. “Lo que se hace tras purificar es reducir el tamaño, se tritura, luego se lava y se seca y se pasa a un proceso que se llama extrusión en el que se funde el plástico y se filtra para acabar de eliminar las impurezas más pequeñas. A partir de ahí tenemos un producto final que llamamos granza, unas pequeñas bolitas que sirven para hacer tuberías, bolsas de basura o perchas”, resume David Eslava, director de Eslava Plásticos, la empresa familiar en la que lleva trabajando más de 20 años, y protagonista del último paso de un ciclo que lleva nuevamente al ciudadano. 

Todas estas caras del reciclaje tienen muy claro la importancia de este proceso y la labor importantísima que llevan a cabo quienes reciclan. “Haciendo bien la separación en casa se facilita mucho el trabajo en las plantas de clasificación y además se permite recuperar una mayor cantidad de materiales”, puntualiza Esteve, que trabaja cada día como parte de este proceso circular y que observa los avances de la concienciación. 

Y para aquellos que insisten en que luego se mezcla todo en el camión o que no existe tal proceso, Eslava lo tiene muy claro: “A esos yo les diría que vengan a ver la planta de reciclado. Las empresas de reciclado de plástico se pueden ver, se pueden visitar, se pueden tocar y llevan 40 años trabajando”. 

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