Romero: “Vamos a ganar el municipio”

Escribe LUCIANO CANAPARO -- Al mejor estilo Adelina D’Alessio de Viola (Ucede), en aquel recordado debate televisivo de los 90 con la trotskista Silvia Díaz (MAS), el diputado nacional Oscar Romero sentenció su posición con un lacónico “romerismo, las pelotas”. Lejos de sentirse el salvador y unificador del peronismo doméstico, el hombre fuerte del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata), se muestra como un militante raso que agrupa un abanico inexpugnable de personajes.

Al mejor estilo Adelina D’Alessio de Viola (Ucede), en aquel recordado debate televisivo de los 90 con la trotskista Silvia Díaz (MAS), el diputado nacional Oscar Romero sentenció su posición con un lacónico “romerismo, las pelotas”.

Lejos de sentirse el salvador y unificador del peronismo doméstico, el hombre fuerte del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata), se muestra como un militante raso que agrupa un abanico inexpugnable de personajes.

Con el mismo empeño que sacó a relucir en su viaje a China buscando inversiones para el país, cocina chorizos a la pomarola para sus compañeros de causa, y se sienta en la Cámara de Diputados a defender el proyecto que traslada al Estado la administración del sistema ferroviario; en el medio, recibe a dos empresarios asiáticos con intenciones de radicar una fábrica de autos en Junín, mientras afina junto a su equipo el último tramo de la campaña electoral prePASO para pelear en octubre un sillón que al peronismo se le niega desde hace 32 años.

Ese es Oscar Romero, a quien muchos critican por su ortodoxia, un abogado de perfil bajo que supo ganarse un lugar en el complejo esquema justicialista a fuerza de tesón y vocación.

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