Cuando atendíamos un negocio de quiosco en la Galería Casablanca del Balneario Las Grutas, los sabíamos vencer bien fresquitos, teniendo gran demanda entre turistas y residentes.

Venían en un atractivo sachet con la estampa de manzanas y en dos gustos: verdes y coloradas. Un verdadero néctar que sí, calmaba la sed de veras y eran muy saludables.

Según una nota periodística Jugos Cipolletti “fue el producto estrella de Industrias Cipolletti, una empresa cuyo socio mayorista fue Gasparri Hermanos. La calidad de los jugos de manzana verde y roja recogió el reconocimiento nacional durante las épocas del 80 y el 90”.

Así fue que en 1944, Peñaflor, que ya era dueño de Cepita, pagó aproximadamente 1,5 millones de dólares para quedarse con jugos Cipolletti. Luego de lo cual la presencia del producto en las góndolas fue disminuyendo hasta casi desaparecer”.

“La venta se realizó después de que algunos, pusiera en venta los jugos para concentrarse en sus vinos Trapiche, Santa Ana y Michel Torino. Es así que Coca Cola de Argentina decidió reforzar su presencia  en la categoría de jugos, en la que solo tenía un 5% de participación, tratándose nuestros tradicionales jugos Cipolletti la primera adquisición de marcas que Coca Cola realiza en nuestro país”.

Ocasionalmente, podemos ver en las redes con cierta nostalgia, entre las cosas del ayer las fotos de los envases de las jugos Cipolletti y como el gusto de las magdalenas en el famoso libro “En busca del tiempo perdido”, de Marcel Proust, me trae a esos años en que los sabíamos consumir con deleite. Ahora todo es saborizado y pura azúcar y química. ¡Qué lástima!!!

Texto: Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta (Río Negro)