¿Quién nos cuida?

¿Quién nos cuida?

Por Enrique Mendiberri

 

Mientras la ciudad estaba a la expectativa de un resultado que ilumine un poco las esperanzas de vivir seguros tras la fuga de cinco peligrosos delincuentes, de los cuales cuatro aún brillan por su ausencia, un nuevo golpe vuelve a mojar las orejas de la policía.

Y, en este caso, a pesar de haber encontrado casi todo lo robado (no por mérito de una investigación, sino por voluntad de los ladrones que lo abandonaron a poco de sacarlo), mientras falta el arma de mayor poder de fuego de las que había depositadas, como así también una de las escopetas similar a las halladas en las inmediaciones, como hace nueve años el daño vuelve a hacer mella en lo institucional. 

Porque a la existencia de una fuerza que ya está bastante castigada por el Covid-19, sin vacunados y con más de 25 policías aislados, entre ellos un jefe de seccional en terapia intensiva (Nelson Aguirre Reta) en estado crítico o una Oficina de Drogas Ilícitas sin personal que dé abasto en un pueblo con cada vez más kioscos de cocaína y marihuana, donde los uniformados que se acercan a los sospechosos son castigados con violencia como vimos el pasado jueves, sólo por mencionar algunas variables del déficit de seguridad; ahora se suma otro ejemplo de desidia similar al que se pudo constatar en la Comisaría el pasado 6 de mayo, cuando nadie vio ni escuchó cómo se les escapaban cinco de los siete presos que había en el lugar. 

Si después de todo eso, vemos con no poca sorpresa que, además, el encargado de custodiar el ya precario espacio elegido en una zona marginal de la ciudad para guardar nada menos que armas, no se encontraba en su puesto de guardia, sin nadie que pueda explicar su ausencia, la pregunta que resulta del análisis es tan sencilla como inevitable: ¿Quién nos cuida?         

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