Un preso burló a los guardias y se escapó del penal de Ezeiza

Un preso burló a los guardias y se escapó del penal de Ezeiza
Se cree que Juan Carlos Ayala luego huyó por una ventana del Salón de Usos Múltiples y saltó los alambrados perimetrales. El SPF separó de sus cargos a los agentes a cargo del pabellón.
El tipo es alto, flaco, tiene los ojos claros y el pelo rubio bien corto. Risa fácil, manos grandes, y un secreto que muchos hasta matarían por descifrar. No es "carteludo" y, si bien carga con una causa pesada, no goza de confianza entre sus pares. Nada raro, porque en el hampa pocos son lo que dicen ser. Hasta el martes a la noche, Juan Carlos Ayala, que no pasa los 25 años y tiene raíces guaraníes, dormía en la celda 6 del pabellón E del Complejo Penitenciario Federal Nº 1 de Ezeiza. Hoy, nadie sabe dónde está ni como logró evadirse de una cárcel que de máxima seguridad sólo conserva la calificación.

Ayala se crió en Wilde, Avellaneda, y estaba detenido en Ezeiza por participar de un secuestro extorsivo. En las últimas horas del martes desapareció sin dejar rastros y los guardias del pabellón recién se dieron cuenta ayer, en el recuento de rutina que suelen hacer con parsimonia y desdén.

Pocos saben cómo un hombre de casi dos metros de altura pudo escabullirse de una celda pequeña, como si se lo hubiera tragado la noche. Los agentes de Inteligencia del Servicio Penitenciario Federal trabajaban ayer en el lugar y manejaban vagos indicios de cómo se habría interpretado la fuga.

"Es una vergüenza. La verdad, que otra cosa no se puede decir de cómo se maneja la seguridad de este complejo. En los últimos tiempos volvió gente que no debería haber regresado a la función. No se les puede ir un tipo así, sin que sepan siquiera por donde se les fue", se quejó un oficial penitenciario que estuvo en el lugar.

El enojo de la fuente tiene sus buenos fundamentos. Hace tan sólo seis meses, fueron 13 los internos que se fugaron del mismo complejo, aunque en esa ocasión los detenidos escaparon del Modulo 3, lo que provocó la renuncia de Víctor Hortel, entonces director nacional del SPF (ver recuadro).

El anhelo de libertad es el nervio que los muros, los golpes y ningún juez, por más justo que sea, pueden aplacar. Es el fuego que mantiene vivos a los hombres en la tumba. Un deseo que debe aprender a ser paciente y a cultivar el silencio. Porque para que un plan tenga buenos resultados entre rejas, un tipo debe saber callar, porque ahí, en la mudez disciplinada, está la llave que lo que devolverá a las calles. Pese a la irreverencia propia de la juventud, Ayala aprendió rápido a moverse entre peces gordos y a estudiar los movimientos de las guardias, seguro que algún día, o alguna noche, la oportunidad para escapar iba a presentarse.

En este sentido, una fuente del SPF le confirmó a Tiempo Argentino que la técnica elegida por Ayala para salirse del encierro habría sido bien simple. "Esperó que llegue la guardia que menos controlaba y dejó dos frazadas y una almohada en la cama de la celda simulando que él estaba ahí. El celador pasó a cerrar la puerta y pensó que el preso estaba durmiendo", detalló el vocero, que agregó que, en realidad, el prófugo habría escapado desde una ventana del Salón de Usos Múltiples (SUM). "Saltó el muro, caminó pegado para que desde las garitas de seguridad no lo descubrieran, y después saltó un alambre de más de cuatro metros de altura. Para no cortarse con las púas, seguro se llevo algo para enrollar", añadió la fuente.

Por el caso, el director nacional del SPF, Emiliano Blanco, ordenó que los agentes del sector fueran separados de sus cargos y puestos a disposición del juzgado federal de Lomas de Zamora, a cargo de Alberto Santamarina. «

Todavía quedan tres prófugos

Los presos que el 19 de agosto del año pasado se fugaron del Módulo 3 de Ezeiza fueron 13. Los recapturados son Jonathan Páez, Luis Alberto López, Luciano Javier Campo, José Armando Durán, Leonardo Antonio Salto, Cristian David Espínola Cristaldo, Claudio Marcelo Ortiz, Alberto Manuel Freijo y Marcos Ezequiel Sánchez. Por su parte, Martín Espiasse, Thiago Ximenez y Mario Bagnera permanecen prófugos. El restante, Renato Dutra Pereira, fue asesinado el mes pasado por la policía brasileña en Foz de Iguazú, en un tiroteo posterior al asalto a un blindado del que se habían llevado más de 300 mil reales.

El escape de Ezeiza, el más espectacular de la historia carcelaria argentina, provocó la renuncia del entonces director nacional del SPF, Víctor Hortel, que abandonó el cargo cuando se descubrió que los presos habían huído por un túnel cavado desde la celda 22, donde estaba alojado Dutra.

Para la justicia, los ideólogos de la fuga fueron los brasileños y Bagnera, el ladrón de blindados que los recibió en el pabellón B del módulo. Otro que participó activamente fue Espiasse, que también tenía experiencia en fugas y en matar policías.

Las investigadores están convencidos de que para escapar los presos contaron con los planos del lugar, comprados a un agente. Además sabían que los sensores de los alambrados periféricos no funcionaban. Y que el día de la fuga, Hortel estaría festejando su cumpleaños, ajeno a la novedad que lo dejaría sin trabajo.

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