Preocupa el alto índice de suicidios de jóvenes en la Puna jujeña

Preocupa el alto índice de suicidios de jóvenes en la Puna jujeña
El 10 de septiembre es el “Día Mundial para la Prevención del Suicidio”, se fomentan en todo el mundo compromisos y medidas prácticas para prevenir los suicidios. Cada día hay en promedio de casi 3.000 personas que ponen fin a su vida, y al menos 20 personas intentan suicidarse por cada una que lo consigue.
Revertir la problemática del suicidio en la Puna requiere de parte de la comunidad y sus instituciones, además de un fortalecimiento en las normas de cohesión y pertenencia social. Pero también una búsqueda de condiciones de vida más prósperas y dignas, que permitan estimular la esperanza en los jóvenes.

En lo que va del mes dos nuevos suicidios que involucraron a personas entre los 17 y 21 años se sumaron a la alarmante estadística que tiene nuestra provincia. Sobre detalles en cuanto a los hechos no tiene razón de ser, cuesta encontrar el compromiso poblacional y de las autoridades sobre el flagelo en la región.

La policausalidad de la problemática no permite hacer generalizaciones, el suicidio responde a una diversidad de factores complejos. Uno de ellos es la dramática realidad social, que queda sobre la superficie, como cuando se mezcla agua con aceite, también la falta de diálogo es notoria, particularmente las ciudades más representativas de la Puna como La Quiaca y Abra Pampa no cuentan con centros o especialistas donde los jóvenes puedan hablar o dar a conocer miedos y debilidades, sus frustraciones, buscando estimular sus capacidades de autosuperación.

La respuesta puede estar en comprometerse con el tema, donde juegan un rol trascendental las instituciones y los espacios de cohesión social. Hay otra sensación que ha quedado suspendida en la opinión pública puneña, la falta de esperanza, es sabido que la esperanza no se hereda, ni se inventa, tampoco se obtiene haciendo trámites. Es una construcción individual y cotidiana sobre la que se sustentan los proyectos sociales, políticos e institucionales de toda comunidad.

Por otra parte hoy la escuela y los docentes se enfrentan a la problemática y les plantea complicaciones lógicas, al no estar preparados para la identificación de acciones o datos de la ideación del suicidio, que los adolescentes, muestran o manifiestan con sus elocuentes silencios u otras actitudes. Vivimos momentos y épocas de incertidumbre y falsas promesas para una gran parte de la población adolescente, al ser la escuela el lugar donde los jóvenes pasan gran parte de sus horas, el docente es una pieza clave en la identificación de indicadores de conductas que pueden, en algunos casos, si no se las identifica a tiempo, terminar con sus vidas. Encontrar un punto medio para comenzar a hablar de la realización personal de los jóvenes en estas áridas tierras es difícil, especialmente cuando las condiciones materiales de existencia no son las adecuadas, por ejemplo la falta de trabajo, es en ese momento de vulnerabilidad cuando se desvanecen las razones para vivir, propiciar alternativas en las nuevas generaciones es el desafío urgente de las comunidades puneñas.

“En la actualidad, el suicidio es una de las principales causas de muerte, especialmente entre los adolescentes, y su tasa supera la de homicidios en la Argentina, siendo la provincia de Jujuy quien tristemente está entre las zonas más críticas del país y la región donde la cantidad de casos es alarmante es la Puna jujeña”. Así lo sostiene el doctor Héctor Basile, miembro de la Red Mundial de Suicidólogos.

Apoyo familiar

La familia es una herramienta importantísima para hacerle frente a la idea suicida, a una persona con un buen núcleo familiar difícilmente le pasará por la mente la idea de quitarse la vida, independientemente del problema que tenga, el diálogo continuo es muy importante, aseguran los especialistas.

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