El precandidato que no habla, porque el resto lo hace por él

El precandidato que no habla, porque el resto lo hace por él

“Esto no es una carrera de velocidad, sino de resistencia”, la frase -de autor desconocido- es escuchada cada tanto al gobernador Sergio Urribarri para aludir a la arena política y sus designios. Quien pareciera haber asimilado la metáfora es su hijo Mauro Urribarri, a quien propios y extraños señalan como potencial sucesor de Gustavo Bordet en la intendencia de Concordia.

Por Horacio Osorio

A excepción del aludido y algún otro precandidato "tapado" del denominado arco opositor, la mayoría de los aspirantes en acceder a los cargos electivos en Concordia -y más allá también- ya han hecho conocer sus apetencias de manera taxativa.

En lo que respecta al oficialismo, lo perecedero del compromiso de no distraerse con proyectos personales que lleven a un descuido del “Sueño Entrerriano”, confirmó que -en política- el amor eterno puede durar menos que un rato.

La particularidad de manejar ansias estaría -aparentemente- dada por Urribarri (Hijo), ya que no es necesario ser muy perspicaz para concluir que, desde hace un tiempo a esta parte, el Secretario de la Cámara de Senadores se ha convertido en una especie de imán que -tras ganarse fama de gestor- atrae todo tipo de reclamos particulares, problemas institucionales, rencillas internas del PJ, eventos como la fiesta del estudiantes o el carnaval, puentes dinamitados entre funcionarios, reactivación de obras demoradas y otros etcéteras.

Esta multiplicación de funciones, su explotado carisma (a esta altura ya debe tener el récord local en solicitud de fotos) y la delegación de tareas estratégicas (como la Coordinación de Campaña en las legislativas del 2013) le hizo ganar -y capitalizar- una popularidad que pasado el tiempo lo erige como el referente al que (salvo Ángel Giano) ningún hombre del oficialismo querría desafiar en las urnas.

Puntualmente esto último no es una elucubración antojadiza, son las admisiones expresadas de forma más o menos textual (de manera pública y/o privada) que formularon la gran mayoría de los  aspirantes al codiciando sillón de Zorraquín.

Claro que no todas son flores, ese mismo crecimiento y protagonismo le han hecho ganar algunos dardos por parte de sectores que -por el momento- están dentro del Frente de la Victoria en la capital del citrus.

De esas trincheras díscolas surgieron acusaciones tales como que: Mauro Urribarri es demasiado joven, que su único mérito es ser hijo del gobernador, que no tendría experiencia para gestionar, que su precandidatura "no prendería" y que hasta sería motivo de fractura en el PJ, etc., etc.

En rigor, muchas de esas críticas son anhelos interesados que el contexto de estos días pareciera empeñarse en desmoronar. Quien suscribe, tuvo que escuchar el disgusto de un precandidato a intendente de la oposición diagnosticando que la ciudad de Concordia “no tiene arreglo”, sustentando ese fallo con el resultado de un sondeo de intensión de voto encargado hace cerca de dos meses y donde “el gurí te encabeza las encuestas y ni siquiera lanzó campaña”, afirmó -indignado- el hombre con varias elecciones.

Mientras todo esto sucede a su alrededor, Urribarri (hijo) juega a hacerse el desentendido y responde de manera políticamente correcta cada vez que algún periodista le pregunta sobre su futuro político, ocupando así los -hasta ahora- pocos espacios mediáticos que parece pretender, diferenciándose en esto también con algunos de sus pares.

Tampoco se le puede ubicar en el conjunto de dirigentes que denodadamente buscan ser alcanzados por los flashes que apuntan al gobernador, que casualmente es su padre. Es mas, prácticamente no hay registro fotográficos de actos -salvo en la Asamblea Legislativa - donde Mauro aparezca deliberadamente al lado del mandatario provincial. Incluso ha llegado a responder que "con un Urribarri alcanza"‎, cuando rechazó alguna silla que el protocolo le había colocado cerca del gobernador en Concordia.

En concreto, mientras otros dirigentes apuran sus movimientos -aún a riesgo de salirse del circuito- Mauro Urribarri los observa y repite para si…. “esto no es una carrera de velocidad, sino de resistencia”.

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