Gastón Escobar había sido absuelto por el homicidio del taxista Jorge Barrenechea. Pero Casación revocó el fallo y lo condenó a perpetua.
Gastón Rodríguez
El 14 de julio, la Cámara de Casación Bonaerense sentenció que Gastón Alberto Escobar no era inocente. En su fallo, los jueces anularon las absoluciones –y con ellas las libertades– resueltas en primera instancia de los dos acusados de asesinar a balazos al joven taxista Jorge Barrenechea en los primeros momentos del año 2000, condenándolos a la pena de reclusión perpetua.
El otro imputado y apuntado como el instigador del crimen, Miguel Ángel Calabrese, cayó en agosto, cuando fue detenido mientras viajaba en un micro de larga distancia con destino a su casa de San Clemente.
Escobar, sin embargo, extendió su condición de fugado hasta el mediodía del lunes, cuando, de manera voluntaria y escoltado por su abogado, se entregó en la comisaría de Ranchos, cabecera del partido de General Paz.
Desde su casa de La Plata, Cristina Coronel, madre de la víctima, intenta explicar sus sensaciones: "Estoy contenta porque esperé 12 años para que los asesinos de mi hijo paguen por lo que hicieron, pero también tengo miedo de que la justicia los vuelva a dejar libres."
Barrenechea salió de su casa de La Plata por última vez el primero de enero de 2000 cerca de las 20:15 y se subió al Renault 9 taxi que alquilaba para trabajarlo de noche. Se sabe que en algún momento de la madrugada subió a dos personas y que en el camino recibió tres disparos –dos en la cabeza y el restante en el tórax– de una pistola calibre 22 que resultaron fatales. El cuerpo fue arrojado después desde el puente conocido como Caída del Agua, en las inmediaciones de Ranchos. La policía encontró el cadáver al día siguiente.
La causa por el crimen de Barrenechea tuvo dos juicios. En agosto de 2003, Rubén Llanos, detenido pocos meses después del hecho, fue acusado de ser el autor material de un plan perverso. La hipótesis era que Calabrese, dueño del taxi que manejaba la víctima, le había pagado a Llanos y al ex policía Escobar para que se hicieran pasar por pasajeros y ejecutaran al chófer en venganza por una presunta relación amorosa entre su esposa y su empleado.
Sin embargo, uno de los testigos clave no pudo identificar a Llanos en rueda de reconocimiento y los jueces del Tribunal Oral Nº 1 absolvieron al acusado por falta de pruebas.
Dos años después llegó el turno del juzgamiento de Escobar y Calabrese. Esta vez la estrategia de la defensa fue "ensuciar" a la víctima. El jefe de Barrenechea lo acusó de haber transportado estupefacientes el mismo día en que lo mataron. También contó que hacía viajes de larga distancia a pesar de que los tenía prohibido, que adulteraba la ticketera y hasta lo involucró en el homicidio de un empresario de La Plata ocurrido cuando el chófer aún vivía. Los jueces del Tribunal Oral Nº2 entendieron que la relación entre la esposa del acusado y la víctima no pudo ser probada –por lo tanto tampoco el móvil– y que la testigo sobre la que la fiscalía había fundado toda su acusación "odiaba" al ex policía Escobar. El fallo de nuevo fue absolutorio.
El caso llegó a Casación luego de que la fiscalía presentara un planteo, al que también se sumó el abogado de los familiares de la víctima, que siempre respaldaron la teoría del crimen por encargo.
A contramano de lo resuelto anteriormente, el tribunal consideró a Escobar "organizador y partícipe necesario" y a Calabrese "instigador" del crimen, tal como lo había planteado en primera instancia el fiscal de instrucción Carlos Gómez.
Cristina, sin embargo, prefiere obviar los reproches y apenas si ofrece un consejo.
"Los jueces –dice la mujer– tienen que escuchar a las madres, porque es muy difícil que nosotras nos equivoquemos." «
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