Los planes de Felizia y una rueda empantanada en Chubut

Los planes de Felizia y una rueda empantanada en Chubut

El nuevo Presidente del Consorcio todavía no reunió al Directorio pero trabaja para cumplir dos de sus objetivos centrales. Retiro de buques inactivos y dragado. La temporada de langostino en aguas nacionales se puso en marcha pero las dudas de Chubut complican el panorama

 

Por Roberto Garrone

 

En un contexto de pandemia, precios bajos y una demanda externa que desde Unión Europea y Asia no se recupera tras el paso del virus, a 10 días de la línea que marca la mitad del año, el puerto de Mar del Plata exhibe un nivel de desembarques pesqueros superiores a los mostrados el año pasado y los inmediatos anteriores.

De las 347 mil toneladas de productos pesqueros que se llevan descargadas en todos los puertos marítimos hasta el pasado 18 de junio, Mar del Plata recibió 193.763 toneladas, Casi 6 de cada 10 kilos de productos de origen marino entero que llegó a un puerto lo recibieron estibadores marplatenses en los muelles interiores.

Muelles que intentarán ser liberados de chatarra flotante ahora con el plan B del Consorcio Portuario. El nuevo presidente, Gabriel Felizia, impulsa retirar una docena de barcos de áreas operativas, que hoy ocupan un 30% del total disponible, y hundirlos en el parque submarino Cristo Rey ubicado en la zona de la Restinga, a un par de millas de distancia del Faro Punta Mogotes.

La batalla naval para hundir parte de la flota inactiva ya comenzó en el muelle 3. Se encarga Astillero de Angelis. Uno de sus socios es buzo y tienen experiencia en el rubro. El Consorcio debería mirar con más atención la extracción de residuos peligrosos.

En principio del “Harengus”, que Baldino ya mandó a alivianar para el hundimiento entre las piedras de la restinga. El descontrol de Lusejo en muelle 2 fue posible porque Merlini y los Bomberos de Prefectura miraron para otro lado. Ahora son sus tiempos.

Liberar los muelles de chatarra flotante, dragar para mantener operativos el canal principal,  secundario y el área de maniobra. y construir dos muelles adicionales en inmediaciones del espigón 7, perpendiculares a la Escollera Sur.

Esos son los tres objetivos principales que Felizia ha transmitido a interlocutores diversos con los que se ha reunido en este tiempo. Esta semana estarán los resultados de la batimetría y se sabrá cuántos metros cúbicos hay que dragar. Quién hará el trabajo y si todos los fondos saldrán del plazo fijo que dejó la gestión anterior son dos cuestiones que se irán dilucidando en las próximas semanas.

La idea es dragar este año y para eso es necesario el aval ambiental de la provincia y redactar los pliegos de licitación nacional e internacional. Qué dirá la OPDS de los barros del área de giro. Refularlos y tratarlos en el predio de los silos como se hizo en el 2017 o depositarlos mar adentro, como se hizo en 2018.

La gestión de Felizia casi cumple 2 meses de marcha sin grandes conflictos. Será por eso que todavía no reunió al Directorio, el mismo que se mantiene de la gestión pasada. Ni siquiera por zoom. Eso sí, ya fue designado Gonzalo Chaet Secretario Ejecutivo del cuerpo y el Presidente dijo que publicarán las Acta, algo que Merlini nunca quiso mostrar.

El éxito de los desembarques se respalda por la abundante temporada de calamar. El milagro más necesario y menos pensado que le regaló un movimiento adicional al puerto que ya lleva 60 días. Van 146 mil toneladas. Un 50% más que el año pasado. En Mar del Plata ya se descargaron 90 mil y cuando termine la zafra bien puede triplicar las descargas. Habían sido 34 mil el año pasado.

 

El panorama en las plantas de reproceso en tierra es diferente. La inactividad se verá resentida en estos días que muchos barcos fresqueros que aportaron calamar y merluza fresca migraron al sur para pescar langostino.

En la reunión de delegados del jueves en el SOIP hubo muchos lamentos. Un 30% de las empresas comenzará a pagar garantizado, el básico que marca el convenio, un número que queda lejos del salario engordado por días de producción y horas extras.

La apertura del langostino en aguas nacionales casi que fue una decisión exclusiva para la flota fresquera. Los congeladores tangoneros de cámaras patagónicas siguen enfrascados en una puja salarial con los gremios marítimos.

Y los puertos de Chubut no dejan zarpar a la flota que no tenga testeados a sus tripulantes a partir del foco de covid-19 que se originó en un buque costero que pescaba en Comodoro Rivadavia. Al punto que algunos barcos que participaron de la prospección decidieron venir a Mar del Plata para descargar e hisopar a los tripulantes. Esas millas náuticas de más es menos engorroso que esperar por estudios en Madryn.

La pesca patagónica siempre miró desde un altar lo que hacía la industria local, con su fama de precarización laboral en tierra y permisos de pesca truchos que arrastran Moscuzza, Solimeno y Valastro, cuanto todavía era local. Ahora es de Iberconsa, una empresa española que al poco tiempo compró un fondo de inversión de Estados Unidos.

Pero en los últimos días pareció darse vuelta la taba y fue el puerto local el que pudo mostrar protocolos sanitarios acordados y mejorados con los sindicatos de mar y autoridades portuarias que le permitieron a la pesca transitar sin grandes contratiempos.

Al cierre de esta columna en Chubut habían regresado los problemas. No dejaban que ingresen barcos completos de langostino a descargar en sus puertos provinciales, Madryn y Camarones, principalmente. Buques con tripulantes testeados que salieron de Mar del Plata y que no se bajarían del barco para evitar cualquier riesgo.

Palos en la rueda con un perjudicado directo: los barcos marplatenses, sus tripulaciones, que cumplieron con todos los protocolos antes de zarpar, y cientos de trabajadores patagónicos fundamentalmente, que no tendrán materia prima fresca para hacer cola en bloque.

Ojalá Chubut replique los protocolos que se siguieron en Mar del Plata cuando ocurrió el caso del “Sirocco” y el “Atlantic Surf”, donde se intervino puntualmente en ambos buques y el resto de la actividad continúo su desarrollo normal dentro de un esquema preventivo para evitar contagios.

Como actividad esencial la pesca debería poder trabajar con certezas de continuidad en la patagonia, y no ser frenada por presiones incompatibles al esfuerzo que aportan empresas y trabajadores marítimos para que la rueda siga girando.

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