El Parque Pereyra Iraola con basurales y señales de abandono

El Parque Pereyra Iraola con basurales y señales de abandono

En el acceso al principal espacio verde de la Región es evidente el deterioro y la falta de mantenimiento

Habitualmente confinados a la cara sur del Parque Pereyra, a la vera de cortadas que se internan en la espesura desde la Ruta 2, los basurales ya llegaron a la portada del principal pulmón ambiental, recreativo y productivo de la Región. Junto al camino Centenario, entre la rotonda de Alpargatas y el arco de Villa Elisa, la acumulación de residuos es apenas una de las manifestaciones del abandono en que esa zona se hunde, con más prisa que pausa.

Semáforos que no funcionan, luminarias rotas o desvencijadas y matorrales que crecen sin freno completan el preocupante panorama en el sector que entre sus hitos principales incluye el arco que da la bienvenida al Parque, el Molino Holandés y el cruce de los caminos Centenario y Belgrano, dos enlaces viales hoy carentes de señalización, demarcación e iluminación acordes con su jerarquía.

El deterioro se revela en los poco más de siete kilómetros que median entre la rotonda que distribuye el tránsito entre los ejes Autopista-Ruta 2 y Centenario-Calchaquí y la llegada a Villa Elisa, pero es particularmente evidente en el tramo cercano a la localidad de J.M.Gutiérrez.

Allí, entre pastizales cada vez más exuberantes, los microbasurales aparecen por todas partes: en las banquinas, en cada una de las calles que se interna en los espacios verdes, y notablemente junto a las paradas de colectivos.

Además, los semáforos funcionan a medias -hay varios equipos apagados-; un fuerte porcentaje de las luminarias, ennegrecidas y sostenidas por columnas oxidadas, está fuera de servicio; no se advierten en el asfalto líneas de separación de carriles o frenado; los guard-rails están vencidos y oxidados.

Es un paisaje librado a su suerte, o peor aún, a la agresión de los desaprensivos; carteles colocados por algunos vecinos suplican en vano que no se arrojen residuos desde el centro de varios de los basurales.

A todo esto, las ferias y mercados informales que copan el lugar durante los fines de semana y feriados añaden una cuota extra de desorden.

ORBITA PROVINCIAL

Este sector se halla, como la mayor parte del Pereyra Iraola, en jurisdicción del municipio de Berazategui. Sin embargo, dentro del predio, uno de cuyos sectores fue reconocido y declarado “Reserva de Biosfera” por la UNESCO, mandan el ministerio de Asuntos Agrarios bonaerense y el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible; los caminos como el Centenario y el Belgrano, dependen a su turno de la dirección de Vialidad de la Provincia.

En Asuntos Agrarios aseguran que la gestión cotidiana del parque se realiza a partir del trabajo coordinado de todas las reparticiones y estamentos mencionados. Y subrayan la importancia de la conciencia ciudadana para preservarlo, “porque mientras algunos vecinos se preocupan y lo cuidan, otros lo usan como vertedero de toda clase de desechos”.

REcreativo y productivo

El Parque Pereyra Iraola abarca 10.248 hectáreas, la amplísima mayoría en el territorio de Berazategui, y porciones marginales en los distritos de Florencio Varela, Ensenada y La Plata.

Creado en 1949 como Parque de los Derechos de la Ancianidad por el gobierno de Juan Perón, que expropió las tierras a la familia Pereyra Iraola, es uno de los espacios con mayor biodiversidad de la Provincia: allí coexisten más de 132 especies forestales introducidas y autóctonas.

Además de unas 800 hectáreas de la ex estancia Santa Rosa, entre los caminos Belgrano y Centenario, que fueron destinadas al uso público, más de mil hectáreas son explotadas por un centenar y medio de quinteros para cultivar frutas y hortalizas.

En diferentes sectores, hay centros de investigación de la Universidad y organismos oficiales como el Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR) o la Estación de Cría de Animales Silvestres (ECAS). La s “zonas núcleo” de la Reserva de Biosfera, están situadas en los sectores que van desde la Autopista Balbín hacia la ribera del Río de La Plata.

A inicios de este año, durante la “temporada alta” del Parque -coincidente con las vacaciones de verano-, la mayoría de las recurrentes quejas de los visitantes apuntaron a la pobre condición de transitabilidad de los caminos internos y al deterioro del mobiliario, juegos infantiles, bancos, mesas y cestos de basura.

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